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Fotos cortesía Nike
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Las colombianas que crean comunidad a través del arte y el deporte

Cantantes, bailarinas y futbolistas de todo el país demuestran que talento y poder femenino hay de sobra en Colombia. Todas ellas son ejemplo e inspiración para otras mujeres.

Este contenido fue co-creado con Nike.

En una tarde soleada de diciembre en Bogotá se reunió un grupo de mujeres a hablar de lo que las inspira, de cómo ellas inspiran a otras a lograr su máximo potencial y cómo pueden convertirse todas en una sola fuerza de cambio y poder creativo.

La idea de ese encuentro de raperas, bailarinas, diseñadoras y futbolistas era preguntarles qué era para ellas una comunidad, qué significa esta palabra en la vida de las mujeres. Y todas esperaban escuchar a Sophy G y Clemencia Vargas, dos importantes bailarinas colombianas.

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En ese ambiente relajado, estas mujeres llegaban con sus tenis, su ropa holgada y con la actitud de desparpajada de quien quiere comerse al mundo. Algunas no se conocían, pero había algo en común entre todas: eran fuertes, imponentes. Luego de unos minutos de charla esas desconocidas se contaban entre ellas sus historias, compartían su música, sus pasos de baile como si fueran amigas de toda vida. Se había creado una pequeña comunidad de apoyo y solidaridad femenina.

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La primera en hablar fue Sophy G, la bailarina que alcanzó la fama mundial en 2017 luego de romperla con sus pasos de baile en el video de la canción Mi gente de J Balvin. En ese momento ella apenas tenía 11 años. Para Sophy su comunidad son sus padres, entrenadores y amigos. “Ellos son el apoyo que me ha permitido lograr todo lo que he hecho como bailarina, me retan incluso para que haga cosas ni siquiera sabía que podía hacer”.

Al ser tan joven y talentosa no es raro que a ella la busquen para animar a otras chicas a lograr sus objetivos, incluso cuando les dicen que no son capaces. “Una vez en una academia una niña se me acercó y me dijo: Sophy, mis amigas me dicen que yo no puedo bailar. Yo le respondí: si dicen eso demuéstrales lo contrario, tú tienes algo que ellas no tienen, muéstrales ese algo especial que es solo tuyo. Esa es la manera en la puedo inspirar a otras mujeres, mostrándoles que no se trata de copiar a nadie, la idea es tener un toque que las identifique”.

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Clemencia Vargas vivió 16 años en Estados Unidos y cuando regresó a Colombia creó la fundación Vive Bailando que promueve la transformación social y el empoderamiento de comunidades vulnerables a través del baile. “Cuando uno baila no importa la edad, la estatura, la raza o el género”, dice. Por eso asegura que bailar es una herramienta poderosa para crear comunidad.

Además de la danza, en la fundación Vive Bailando tienen un proyecto educativo en el que enseñan liderazgo, trabajo en equipo, autonomía y emprendimiento a través de programas sociales. Actualmente se han beneficiado cinco mil jóvenes en casi 20 municipios del país.

Sophy G y Clemencia Vargas habían llegado para inspirar. Eran las bailarinas conocidas, las famosas, pero entre las artistas que habían ido a escucharlas abundaban las historias de perseverancia y resiliencia.

Lía Samantha, diseñadora: Estudié diseño de moda, pero no me gradué. Como tantos colombianos me tocó decidir entre seguir estudiando o trabajar. Yo escogí trabajar, pero en función de mi propia marca de ropa y aquí está el resultado. Esta fuerza viene de mi familia donde las mujeres somos las que siempre hemos mandado la parada. Somos mujeres tremendas, nos apoyamos y damos ejemplo. Si una mujer escucha su corazón no importa las condiciones en las que esté puede lograr lo que sea.

A mi hija la educo así, con el ejemplo. Hace poco ella estaba en la ducha bañándose y empezó a hacer sonidos con la boca y me dijo: ‘estoy haciendo beat box, mami, porque cuando sea grande quiero ser rapera’ ¡Yo también soy una de las primeras raperas de este país y que mi hija me diga eso es maravilloso!

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Nathy Rodríguez, bailarina y creadora de la academia de baile Deep Glame: Yo bailo unos tipos de danza muy fuertes que se llaman Krump y Poppin que suelen bailar más los hombres. Siempre que iba a un evento era la única mujer, entonces empecé a enseñarles a las chicas que podemos ser fuertes e imponentes sin perder nuestra feminidad. Yo soy de Soacha, allá la gente no tiene mucha esperanza de crecer y menos con el arte, pero a través de mi experiencia también les he mostrado que si confían en su talento y en su cuerpo pueden vivir del baile como yo lo he logrado.

Entre mis alumnas hay una chica que tiene un complejo con su cuerpo porque tiene sobrepeso. Entró a la academia y al principio no tenía mucha fe, solo bailaba porque quería bajar de peso. Ella empezó a subir el nivel y hoy es una bailarina increíble, es de las mejores de nuestro equipo. Su historia es una inspiración porque ella pasó de no tener confianza a bailar y romperla más que nosotros.

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Delfina Dib, rapera argentina: La mejor manera de inspirar a otros es siendo uno mismo. Uno no compite con los demás y creo que esa es una manera muy sana de demostrar que se puede: haciendo, trayendo los sueños al mundo material. La manera en la que yo puedo influenciar a los demás es con mi música y con mi historia de vida, ser una argentina que vive en otro país impulsada por la pasión. No tengo límites ni fronteras, cuando quiero algo lo hago.

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En el día a día tengo la percepción de que somos menos chicas cantantes de rap, pero no quiere decir que seamos menos en realidad, sino que debe haber una mayor visibilidad. El talento está, pero no se le da el lugar que realmente se merece. Tengo la sensación de que los hombres tienden como a avanzar en manada y a las mujeres nos cuesta más pero cuando una mujer tiene fuerza es insuperable. Me pasa mucho que las chicas me contactan por Instagram y me dicen que gracias a mi música han superado una etapa difícil, o que estaban viendo todo negro, escucharon mi disco y de repente vieron una luz. Poder impactar en la vida de otros con tu música es re importante.

María Paula Rodríguez Anzola, futbolista y estudiante de Comunicación Social y Periodismo: Nosotras a veces nos sentimos aisladas del movimiento feminista por jugar fútbol. La gente cree que somos las machorras, nos tratan como si fuéramos hombres. Yo uso pestañas postizas todo el tiempo porque me permite estar linda en cualquier parte y eso a una de mis entrenadoras le parecía raro.

En nuestro equipo nos pintamos los labios de rojo como hizo Marta, la jugadora de la selección femenina de Brasil en el mundial, porque somos mujeres, queremos vernos lindas en la calle, en los entrenamientos y en la cancha. Eso no nos hace menos competitivas. Yo creo que la mejor forma de hacer parte del movimiento es hacer pasarelas de moda en las que también estemos las futbolistas.

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Luego de conversar estas mujeres terminaron tomándose fotos posando desafiantes y fuertes frente a la cámara. Tras escena las que se estaban arreglando y las que ya habían posado intercambiaban números de teléfono y empezaban a seguirse en Instagram. Ya estaban planeando proyectos conjuntos, esa no iba a ser la última vez que se encontrarían.