'Nice To Know You' me recuerda cuando me tocó un taxista: ¿Qué canción relacionas con una historia terrible?
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Música

'Nice To Know You' me recuerda cuando me tocó un taxista: ¿Qué canción relacionas con una historia terrible?

La música también funciona como soundtrack de momentos horribles.

La música puede hacernos recordar los momentos más bellos de nuestros días o sobrellevar las cosas más culeras que nos pasan. Sirve como una especie de fotografía para nuestras vivencias más dulces y como el soundtrack para las situaciones más extrañas de nuestras vidas. La música que escuchamos dice mucho más de nosotros que cualquier biografía de Instagram o Twitter.

Pero también funciona para mal. Hay canciones que asociamos a momentos —o personas— muy desagradables y hasta las vetamos de nuestros audífonos. Recuerdo vívidamente mi primer beso, en el asiento trasero del auto de un amigo. El reproductor tenía un disco de Ricky Martin y sonaba "Fiebre de noche, nieve de día" a todo volumen. Tenía catorce años, la chava que me gustaba estaba encima de mí, y sus brackets se entrelazaban con mis dientes, lengua, saliva y besos torpes. Era como si estuviese mordiendo una lata abierta, rota, y cada vez que mis labios tocaban los suyos más bien se encontraban con unos dientes metálicos que arruinaron toda la experiencia.

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Ahora, cada vez que escucho esa canción del bueno de Ricky Martin en cualquier lugar, recuerdo cómo mi boca y lengua se cortaban por los brackets de mi compañera. Lastimosamente, "Fuego de noche y nieve de día" murió para mí. Le pregunté a varias personas qué canciones los llevan a terribles momentos de su vida, esto es lo que respondieron:

NICE TO KNOW YOU - INCUBUS

Esta canción me recuerda a su concierto de 2013 en la Arena Ciudad de México. Fue horrible pero inolvidable. Todo empezó mal, los boletos los compró la mamá de mi mejor amiga y como buena mamá, compró los peores. En palco, lejísimos del escenario. En fin, no sabíamos bien dónde quedaba la Arena Ciudad de México. Sorpresa: está en una zona bien culera. Nos fuimos en metro con una chela en la mano y unos ácidos bien guardados. Ya íbamos tarde así que se nos ocurrió comernos los ajos antes de llegar, en el metro. Saqué los ajos y en un frenón de esos casuales en esta ciudad, se me cayó uno. Ahí me tienes, agachada entre todas las patitas de la gente bonita, buscando algo diminuto. No lo encontré, obvio. Al final, cada quien se comió una mitad. Llegamos al concierto corriendo y buscando la entrada al palco.

No nos importó ver a Brandon Boyd del tamaño de una pinche hormiga; estábamos felices. Lo peor fue al salir. Nos regresamos bien puestas a nuestros rumbos, en metro otra vez, como a las 11PM. Y obvio la queríamos seguir, así que se nos atravesó la Pulquería de los Insurgentes y decidimos entrar a echarnos unos tragos. Entre bailes y shots de mezcal nos dieron como las cuatro de la madrugada y ya nos estaban corriendo. Al salir, ya bien pedas, se nos ocurrió parar un taxi de la calle, y nos subimos. Sólo recuerdo cuatro escenas. Corte uno: el conductor nos pregunta a dónde y le decimos. Corte dos: mi amiga se queda dormida, mientras yo voy entre dormida y despierta. Corte tres: la mano del conductor trata de meterse entre mis piernas por debajo de mi falda. Corte cuatro: se despierta mi amiga, se da cuenta de lo que pasa y empieza a vomitar el taxi y a pedirle al conductor que se detenga. Prácticamente mi mejor amiga me salvó de un cerdo. Aunque Incubus no tiene la culpa de nada, ahora cada que escucho "Nice To Know You" me lleva a cuando casi me violan. —Daniela, 26.

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3BALLMTY - INTÉNTALO FT. EL BEBETO, AMÉRICA SIERRA

Quizás sea difícil asociar un mal recuerdo a un ritmo tan popular como fue el de "Inténtalo", único éxito (hasta donde yo sé) de 3BallMTY. Cada vez que lo escucho me resulta imposible no pensar en la imagen de un crush que tuve a los 21 años. Ahora creo que todo estaba destinado al fracaso: nos conocimos en un after de Zona Rosa, me desmayé mientras intentábamos tener sexo en el cuarto oscuro y gasté el poco dinero que tenía en tachas apócrifas.

Durante una de nuestras charlas en messenger me recomendó con mucha insistencia el éxito tribal del que hablo arriba. Esa misma semana nos vimos para ir a un bar, donde además de tener que aguantar las groserías de sus amigos zonarroseros, me puse la peda de mi vida. Además, me tocó pagar el taxi hasta su casa.

Cuando finalmente llegamos al departamento —bien calladitos para no despertar a toda la familia que ahí vivía—, intentamos retomar el asunto que dejamos pendiente en el cuarto oscuro tiempo antes. Para mi muy mala suerte, el alcohol aflojó algo más que mi lengua, así que a mitad de nuestro encuentro mi esfínter decidió que era momento de relajarse: una explosión de mierda cubrió la escena. Afortunadamente el alcohol en mi sangre era tanto que la vergüenza jamás llegó. Sí, el güey jamás volvió a buscarme, pero definitivamente nunca va a olvidarme, de eso estoy seguro. —Adán, 27.

MIEDO - MARÍA DANIELA Y SU SONIDO LASSER

Este track sin duda es sinónimo de una de las peores pedas que me he metido en la vida. Todavía en la preparatoria, mis amigos y yo decidimos lanzarnos a una fiesta casera, pero antes de llegar nos juntamos a precopear. Ya entonados y con los ánimos hasta el tope, fuimos a un Oxxo para abastecernos de provisiones. Como en la juventud uno es pobre y aguantador, compramos unas pachitas de Anís del Mono y unos senzaos y cada quien se armó su fatídico coctel. Cuando terminamos con éstos, regresamos a la tienda y nos armamos con Tonayán y sobres de Tang para preparar las aguas locas.

Un par de vasos después yo estaba dando tumbos y tuve que ir a descansar a un cuarto. Todo empezó a dar vueltas y el mareo fue inevitable, así que el resto de la noche me la pasé vomitando en el piso del cuarto. Recuerdo que de fondo se escuchaba “Miedo”, de María Daniela y su Sonido Lasser, que además de taladrar tu cerebro con su melodía pegajosa, tiene una de las letras más pendejas que existen. En la fiesta sonó unas cinco o seis veces y yo en mi delirio etílico la sentí como un castigo por haber tentado al destino con una noche de anís y licor barato de agave. Sobra decir que jamás podré escuchar esa canción de nuevo. —Álvaro, 31.

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7 NOTAS 7 COLORES - CON ESOS OJITOS

Crecí con Adrián Barba, un artista de Tijuana. Adrián se quitó la vida en enero del 2015 tras meses de sufrir delirio de persecución, ocasionado por abuso de metanfetaminas y otras sustancias. El Barba fue la primera persona no mayor en irse de mi vida de forma tan repentina y dramática, por lo que su muerte fue especialmente dolorosa. Me regaló mi primer perro, me presentó ideas y teorías que hasta la fecha tengo presentes y me enseñó cuales son los límites de mi mente. Cuando me enteré de su muerte puse algunas de sus canciones favoritas, y esto ayudó un poco. No fue hasta un año después que bailando en una fiesta con una una amiga que teníamos en común sonó "Con esos ojitos", de 7 Notas 7 Colores, un grupo que él me presentó años antes. "Esta rola me recuerda al Barba", escuché decir a alguien en la fiesta. "Con esos ojitos vengo despacito, bien cerdos; aquí terminan vuestras aventuras". Me caí al piso por el llanto. —Joey, 29

NEVER BE YOURS - KALI UCHIS

Mi historia es sobre la rola que me recuerda al único maldito que me ha puesto el cuerno en toda mi vida y me hizo tener un malviaje personal por cinco años. Este güey me confesó que estuvo enamorado de mí desde que me conoció, entonces salí un par de veces con él porque me caía bien aunque no me atraía para nada. Era un tipo con apariencia inocente, un poco nerd y músico. Era algo extraño, parecía que estaba repitiendo su etapa darks de la adolescencia. En una ocasión me confesó que era bisexual y que le gustaba el sadomasoquismo.

El caso es que en una cita intentó estúpidamente ponerme celosa con cualquier pendeja, y pues como yo no tengo tiempo para eso, lo dejé en el lugar solo y me fui a otra fiesta. Se arrepintió mucho, cuando lo volví a ver me rogó por mucho rato. No le hice caso, y empezó a salir con la que en ese entonces era mi mejor amiga. Yo no sabía, pero un día mi amiga me dejó de hablar de la nada y obligó a este maldito a hablarme por teléfono para pedirme disculpas falsas. Me dejó en claro que iba a andar con ella y que ya no podía hablarme más, aunque me seguía tirando la onda cada vez que se peleaba con ella. Entraron en una relación super tóxica, incluso se peleaban a golpes. Un par de años después, coincidió que cuando yo terminé una relación que tenía, él también había terminado con mi ex mejor amiga. Me lo encontré en una fiesta, y me pidió perdón por haber sido un imbécil. Empezamos a salir y me contó sobre su infernal relación con mi ex mejor amiga. Yo ni siquiera quería tener novio, pero él me rogaba mucho y esto me daba mucho repele.

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Todo cambió cuando tuvimos sexo; lo hacía muy bien, así que accedí a andar con él. Era 2013, y me enseñó la rola de "Never Be Yours" de Kali Uchis, esa joya que no sale en el Spotify y sólo la encuentras en Youtube. Me gustaba un buen porque aparte nadie conocía en ese entonces a Kali Uchis, y pues literal yo siempre pensaba "I'll Never Be Yours" en relación a ese güey. El caso es que en ese mismo año me enamoré mucho de él porque tenía una idea errónea de quién era. Después entendí que era un psicópata carismático. Me manipulaba mentalmente con sus mentiras. Todo el mundo pensaba que yo sería la que le pondría el cuerno, la cabrona que abusaba de su amor. Lo daba todo por él. Era muy bueno mintiendo y haciéndome creer que era el amor de su vida.

Siempre he tenido un imán para que la verdad llegue a mí sin siquiera buscarla. Y así pasó con el cuernote que me puso este güey. Un día no me contestaba el teléfono, los mensajes ni nada. Era sospechoso, pues él era muy celoso y siempre me tenía muy bien checada. Entonces decidí irme en mi vocho a buscarlo a su casa. Toqué y toqué, parecía que no había nadie, y justo cuando ya me iba, me abrió la puerta. Estaba crudo, me dijo que tenía un muy fuerte dolor de estómago. Entonces me sentí mal y le pregunté varias veces si necesitaba algo. Me quedé con él en su cama. Él dormía profundamente (el tipo era incapaz de despertarse ni con los ruidos más fuertes) mientras yo leía sus mangas de Death Note. Empezó a vibrar insistentemente su celular; intenté despertarlo porque pensé que podía ser algo urgente. Yo no revisaba nunca su celular por respeto, a pesar de que él sí revisaba el mío. Agarré su teléfono y me encerré en el baño. Ahí empecé a leer los mensajes de la chava más puta de mi ciudad preguntándole que cómo se sentía después del día anterior y que estaba muy apenada con él (a quién le llamaba amor). Le dije, haciéndome pasar por él: "Estoy muy crudo y no recuerdo qué pasó ayer". "¿Cómo que no te acuerdas amor? Estábamos cogiendo y llegó mi mamá a la casa, nos cachó y te corrió. Por eso estoy muy apenada contigo", le dijo la chava.

Se me bajó todo el azúcar. El novio que supuestamente jamás me iba a poner el cuerno, justo me lo había puesto la noche anterior con la más puta de la ciudad. Empecé a revisar conversaciones con otras chavas, ¡y resultó que se la pasaba coqueteando con todas! Me enfurecí, fui a su cuarto, agarré todas mis cosas y le grité que era un cabrón pendejo. Se enojó un chingo, hasta que le reclamé por esos mensajes y le dije que no me viera la cara de pendeja. ¡Lo negó todo el tiempo! Al recoger mis fotos, discos y películas; encontré una carta de ella. La leí. Llevaban tiempo saliendo, incluso salían desde antes de que él anduviera conmigo, y ella estaba perdidamente enamorada de él. Ya no había forma de negarlo más. Me fui.

A la fecha me sigue diciendo lo mucho que se arrepiente de haberme puesto el cuerno, que me extraña y que no se ha vuelto a enamorar de nadie como de mí. ¡Pendejo! Ojalá le hubiera aplicado el "Never Be Yours" de Kali Uchis para nunca andar con él. —Cinthia, 27.

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