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Alberto Pradilla: De Misrata a Manresa

¿Llevan casco todos los reporteros de guerra? ¿Siguen contando batallitas desde un dominical 20 años más tarde? Pues Alberto Pradilla (Iruñea, 1983) va a fregados de estos a menudo y, aunque ni lo parezca ni se lo reconozcan, es un tío muy serio.

¿Llevan casco todos los reporteros de guerra? ¿Siguen contando batallitas desde un dominical 20 años más tarde? Pues Alberto Pradilla (Iruñea, 1983) va a fregados de estos a menudo y, aunque ni lo parezca ni se lo reconozcan, es un tío muy serio. Hemos charlado con él recién llegado de Libia pero sólo un ratito, que el pobre anda petado de curro con las elecciones municipales del domingo que viene.

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Vice: ¿Cómo es que te fuiste a Libia?

Alberto Pradilla: Estaba trabajando en Túnez y se me calentó el morro cuando me acerqué a Rasjdir [frontera de Libia], por donde estaban escapando los exiliados africanos. Viendo que la revuelta en Libia estaba degenerando en una guerra civil me compré un billete para el Cairo y a la semana estaba ya en Bengasi [capital de la Libia bajo control rebelde].

Claro, se cruza la frontera desde Egipto, ¿no?

A los periodistas acreditados en Trípoli creo que Gadafi les acaba de dar puerta, pero a los rebeldes les interesa la atención internacional y todo son facilidades. Cruzas la frontera desde Egipto sin visado; se preocupan por tu alojamiento, transporte, traductores.

¿Quiénes son los rebeldes?

Gente que estaba harta de un tipo como Gadafi, que lleva más de cuarenta años fosilizado en el poder. Por un lado están los shebabs, los chavales que salieron a manifestarse el 17 de febrero pidiendo reformas y a quienes respondieron a tiros. Al final acabaron asaltando las comisarías y se convirtieron en milicianos. Por otra parte está la “legión extranjera”, libios que han estudiado en el extranjero y que han copado la élite del Consejo Nacional de Transición junto con ex miembros del régimen.

¿Y se llevan bien entre ellos?

A mí me da que hay varias agendas distintas que será difícil armonizar. Como siempre, acabarán perdiendo los pobres, los miserables que se lo están jugando todo en las calles.

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¿Pero no dicen también que hay mucho “barbudo” entre los rebeldes?

Sí y no. Creo que los medios occidentales se han empeñado en hablar de al-Qaeda, algo que, curiosamente, también decía Gadafi. No podemos olvidar que Libia es un país muy tradicional en el que la religión sigue teniendo un papel muy importante, por eso hay “barbudos”, algunos de los cuales son veteranos de las guerras de Irak y Afganistán. Las diferencias en el frente son abismales entre estos últimos, bien entrenados y con mucha experiencia, y los shebabs que son más bien una banda que pega gritos y sale corriendo cuando cae el primer petardo.

En la tele siempre les vemos gritando “Ala-u-akhbar” (“Alá es grande”)…

Es que eso vale para todo; para avanzar, para retroceder… es una putada porque nunca sabes lo que está pasando. Después de mi experiencia en el frente libio para mí significa “marrón”.

¿Cómo es el frente libio?

El frente este, el de Ajdabiya y Brega, es una carretera por el desierto a través de la que avanzas cruzando checkpoints gestionados por los rebeldes. Al principio era muy fácil llegar porque podías saltar a cualquier pick-up de los rebeldes, hablar con ellos… tenía la sensación de estar en una especie de “parque temático”, había que esforzarse para que no saliera otro periodista en la foto. En cualquier caso, la gente se está empezando a ir y los rebeldes son cada vez más discretos con su funcionamiento, lo cual tampoco me extraña porque aquello no deja de ser una guerra.

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Hablando de “parques temáticos”, me consta que en Bengasi ha llegado a haber casi más periodistas que rebeldes, ¿no es así?

Es que tenemos todos los ingredientes de una guerra muy mediática: Gadafi es el malo de Mortadelo y Filemón y los rebeldes parecen la cuadrilla de Mad Max. Además, es la única de las recientes revueltas árabes que ha terminado en guerra civil. Y también hay petróleo, una intervención extranjera… vamos, que no falta de nada. En cuanto a los periodistas, estábamos unos cuantos, muchos de ellos colegas como Unai Aranzadi, Mikel Ayestaran, Manu Brabo

Grandes “muyaidines” de la prensa bélica de por aquí.

Pues sí, pero al pobre Manu le pillaron los gadafistas y lleva en la cárcel desde el cinco de abril. Manu es un poco el culpable de mi viaje a Libia. Al principio le estuve persiguiendo por Túnez con una botella de ron que terminó bebiéndose el gran Santiago Alba Rico, quien me acogió en su casa en Túnez. En Libia volví a perseguir a Manu con una botella de ginebra, y ésta si que nos la pudimos beber juntos antes de que le pillaran.

¿Cómo fue?

El frente cambia constantemente. Al ser fotógrafo, Manu se acerca mucho más que nosotros los “plumillas”, los que escribimos. Manu hizo auténticos fotones en el frente pero los está pagando caro.

De todas formas, tú tampoco eres de los que te quedas en el hotel. Después del frente oriental te fuiste a Misrata, una de las mayores ratoneras hoy en día…

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Así es. Lo que convierte a Misrata en esa ratonera que mencionas es que se trata de un enclave rebelde pero en el oeste del país. O lo que es lo mismo, una ciudad completamente rodeada y asediada por los gadafistas.

¿La “Numancia” Libia?

Exacto. Sólo se puede llegar por mar así que me casqué cuatro días en el puerto de Bengasi esperando a un barco que me llevara. Al final, pude saltar a uno que llevaba medicinas, granadas y munición que ocultaban entre cientos de kilos de cebollas y patatas. Fueron 40 horas de travesía en un barco lleno de veteranos de Irak y Afganistán, “capitanes” de pateras a Lampedusa, expertos en explosivos… Lo mejor de cada jaima, vamos.

¿Cómo recuerdas la llegada a Misrata?

Muy chungo. Todavía no habíamos llegado a puerto pero ya oíamos el ruido de los pepinos de Gadafi; “boum, bouuuum…”

¿Qué te pasa por la cabeza en esos momentos?

“¡Mekagüenmiputavida, pero qué coño hago yo aquí!”

Ya, claro…

Menos mal que, una vez allí, los rebeldes lo tienen todo bastante organizado. Me recogieron en el puerto y me llevaron a un gimnasio donde dormíamos unos 25 periodistas. Si tenías suerte, a las mañanas un misrateño te recogía en su coche para ver el panorama y hacer entrevistas. A la tarde te ibas recogiendo porque los bombardeos solían empezar a eso de la una. Luego paraban para comer y volvían a empezar después de la siesta. Es curioso porque la guerra de Misrata tiene horario de tarde-noche.

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¿No fue en Misrata donde mataron a Chris Hondros y Tim Hetherington?

Sí, pero no llegué a conocerles porque los mataron justo el día que llegaba yo.

Muy tranquilizador…

Ya ves. Aquel primer día fue muy heavy. Los rebeldes organizaron una especie de rueda de prensa a la que sólo acudimos tres periodistas. Llegamos derrapando con una pick-up artillada cubriéndonos y unos tipos disparándonos desde un edificio. Yo no dejaba de preguntarme si no habría un sitio más seguro para hacer la puta comparecencia, pero los rebeldes se habían empeñado porque aquel era el único lugar donde podríamos tener traducción simultanea. Una vez en la sala no dejábamos de oír los pepinos y las balas silbando justo afuera, hasta que un señor barbudo entra y dice que la sala no es segura, que nos teníamos que largar.

Con el rabo entre las piernas

Y la cabeza entre las rodillas por los putos francotiradores.

¿No coincidiste con Alberto Arce en Misrata?

Alberto llegó en un barco desde Malta junto con Ricardo García justo el día en el que me marchaba yo.

“Unos vienen y otros se van”…

Pues sí. Y Alberto no paraba de decirme que le esperara, que me traía una botella de patxaran. Pero ni por esas. Había ido a Misrata para un día y me pasé cinco. Necesitaba una ducha, dormir… etc.

Yo pensaba que los reporteros de guerra iban siempre con casco y chaleco antibalas pero en las fotos parece que estés de San Fermines. No me cuadra.

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Es que la mayoría de los freelance somos pobres.

Joder, pero habrás hecho pasta con todo este material, ¿no?

Me han pagado entre 50 y 100 euros por página (texto y fotos) pero, al menos, esta vez no he palmado pasta en este viaje, que es de lo que dudosamente presumimos en el PFF, Plataforma de Freelances Fracasados, que comparto con otros compañeros.

Vamos, que no te llega ni para terapias contra el estrés post-traumático…

No digo que las condiciones no sean mejorables pero estoy contento. Esta es una profesión que hemos elegido nosotros mismos; hacemos lo que nos gusta, y eso es más de lo que mucha gente puede decir. Tengo 28 años y acabo de llegar de una de las guerras más interesantes en estos momentos. No me quejo.

¿Cómo va a acabar esta guerra?

Pues no lo sé porque ninguno de los tres actores (Gobierno, rebeldes y OTAN) tienen clara su agenda a corto plazo. Los rebeldes no contemplan otra opción que la salida de Gadafi pero son muy inferiores en número. De no ser por la OTAN, Gadafi se los habría merendado a todos hace tiempo. A Gadafi se le fue la mano reprimiendo unas protestas que lo único que pedían era más libertad. Por último, la OTAN ha metido el morro sin saber muy bien para qué. Sabemos que en Libia hay petróleo pero Europa ya lo tenía antes de que empezara todo. ¿Cuáles son los intereses reales de Francia? ¿Y los de Qatar? Se nos escapan muchas cosas…

Cambiando de guerra, publicaste tu primer libro el año pasado, ¿no es así?

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Cierto. Se titula “El Judío Errado” y gira en torno al conflicto palestino.

Cuéntanos.

La mayoría estamos de acuerdo en que la causa principal del conflicto en Palestina es el establecimiento de un Estado antidemocrático, racista y colonial como Israel, pero pocas veces nos paramos a analizar cómo es realmente ese Estado. Hay mucha gente que lo ha dado todo por ayudar a los palestinos, incluso la vida, como Vittorio Arrigoni. Pero también están los otros, los del “orientalismo progre”, que se creen que por ponerse un pañuelo al cuello se pueden permitir el lujo de decir a los palestinos qué es lo que tienen que hacer, cómo tienen que luchar… Yo he preferido hablar con los opresores y hacer una radiografía del Estado judío desde dentro. Y eso es mi libro.

Yo lo he leído y me ha gustado.

Gracias. Oye, te tengo que dejar que tengo una entrevista con un candidato al Ayuntamiento de Manresa.

¡Suerte!

Gracias.

KARLOS ZURUTUZA

FOTOS CEDIDAS POR ALBERTO PRADILLA