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El número para creer o no creer

¿Quién le teme a una vagina en el arte?

Una artista desafía las leyes japonesas contra la obscenidad.

Rokudenashiko y su disfraz de Manko-chan. (Manko-chan es "cuca pequeña" en japonés). Foto por Nobutaka Shirahama.

Este artículo hace parte de la edición de octubre de VICE.

Me reuní con la artista Megumi Igarashi, más conocida como Rokudenashiko, afuera de un imponente almacén de arte y artesanías en Shibuya, Tokio, un día de primavera. Era la última semana de la temporada de flores de cerezo, y los árboles, aferrados a sus últimos pétalos pálidos, decoraban las calles. Cuando me saludó, tenía un moño enorme en el pelo y llevaba puesto un vestido rosado de un tono un poco más fuerte que el de las flores, estampado con dibujos de perros y gatos. Sólo menciono su pinta porque al verla jamás hubiera pensado que se trataba de alguien que estuvo arrestada dos veces por distribuir material obsceno.

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De cierta manera, ese es todo el punto de su obra. Rokudenashiko (que significa "niño bastardo") quiere normalizar la vagina en la sociedad japonesa creando obras de arte que la representan en diferentes medios. Al hacerlo, ha tenido que enfrentar obstáculos desalentadores. En julio pasado fue arrestada por difundir folletos con instrucciones para imprimir sus genitales en 3D.

Su arresto fue anulado y la soltaron cinco días después, pero a principios de diciembre la detuvieron otra vez por exhibir material obsceno. El día después de Navidad la dejaron en libertad bajo fianza. Se declaró no culpable y actualmente enfrenta lento juicio.

Antes de su arresto, Rokudenashiko creó obras de arte de muchas formas centradas en la vagina. La mayoría de ellas con moldes basados en su anatomía. Durante la redada en su estudio el año pasado, la policía confiscó la mayoría de sus piezas; sin embargo, registros fotográficos de estas abundan en su página web. Hay un candelabro con forma de vagina; varios accesorios, incluyendo collares y estuches de iPhone, y docenas de dioramas diminutos construidos sobre moldes de vaginas. Rokudenashiko le llama a estas piezas "deco-man". "Man" es una abreviación de manko, que significa "cuca" o "coño". Los "deco-man" exponen escenas "cósmicas" (astronautas en un aterrizaje en la Luna), idílicas (un festival de verano con mujeres en kimono) o incluso políticas (la zona de limpieza del desastre de Fukushima).

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Decidimos reunirnos en el almacén de arte y artesanías porque teníamos que escoger los materiales que necesitábamos para hacer nuestro propio "deco-man" para un documental que estábamos filmando. Tal vez con la intención de cuidarse mientras el juicio está en curso, Rokudenashiko sugirió que construyera sola el deco-man, y yo, feliz de tener una oportunidad para ejercitar mi creatividad, acepté hacerlo bajo sus instrucciones. El trabajo de Rokudenashiko se ha politizado por las circunstancias de su arresto. Pero después de verla en la tienda, comprometida, agarrando de los estantes pequeños surfistas, varias tonalidades de pintura azul y escarcha —planeamos hacer un paisaje marino con sirenas— quedé impactada con lo graciosa y despreocupada que es.

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El interés de Rokudenashiko de hacer arte con su vagina comenzó como una especie de broma. "Pensé que era divertido decorar el molde de mi vagina y convertirlo en un diorama", escribió en una publicación en un blog antes de suarresto. "Quedé muy sorprendida de que la gente se enojara al ver mis obras o al oírme decir manko". Con tanta gente incapaz de tomárselo en chiste, sintió que no tenía otra opción distinta a ponerse seria. Pero tampoco tan seria: su meta no es ser escandalosa, controversial o contestataria; es hacer del manko algo "casual y popular". "Tratan la vagina como si fuera una cosa clandestina y secreta", me dijo, "así que quiero industrializarla y producirla en masa". El aspecto más subversivo de su arte es lo tierno y juguetón que es.

Después de que le confiscaran todas sus obras de arte vaginal, lo único que quedó en su galería fueron las numerosas representaciones que ha hecho de Manko-chan, un personaje adorable con forma de vagina. Manko-chan, que es "cuca pequeña" en japonés, tiene ojos chiquitos y redondos, una larga melena de labios vaginales y una boca con dientes que está siempre abierta. Arriba, en la cabeza, tiene un clítoris dorado. Rokudenashiko la ha inmortalizado en manga, en estatuas pequeñas y como animal de peluche. También hizo un disfraz de Manko-chan, al que le puso un ventilador adentro por si la persona que lo usa comienza a sentir mucho calor.

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Diorama de un campo de golf hecho sobre un molde de la vagina de Rokudenashiko. Foto: cortesía de la artista.

Mientras reuníamos los materiales en la galería, la amiga de Rokudenashiko llegó con bandas de yeso. Poco a poco comencé a darme cuenta de que ellas esperaban que yo hiciera el molde de mi vagina. Tuvimos un debate, en japonés, sobre si necesitaría depilarme el vello púbico. Después de deliberarlo brevemente a través de un traductor, decidí echarme para atrás, pues no estaba lo suficientemente tranquila como para dejar un modelo de mis genitales en YouTube. Rokudenashiko fue cálida y lo comprendió, pero quedó un poco decepcionada.

Su indiferencia con el deco-man fue lo que le ocasionó los primeros problemas con la ley. El año pasado, comenzó a sentir que el tamaño minúsculo de cada molde de vagina le estaba afectando la visión, así que decidió crear algo más grande. Tras debatirse entre una "puerta vagina" y un "carro vagina", finalmente decidió hacer un "bote vagina", un kayak con una vulva en la cabina (me dijo que se sintió especialmente atraída por el paralelo entre el mar y la sexualidad femenina). Los bote vagina son caros, así que recaudó fondos a través de una campaña de crowdfunding. Los partidarios entusiastas contribuyeron y emprendió su primera travesía la primavera pasada.

Una de las recompensas que les ofreció a los donantes fueron datos de impresión 3D que le permitirían a cualquiera imprimir un molde de su vagina en casa. "No pensé que estuviera haciendo algo malo, algo por lo que iba a terminar arrestada", dijo. Sin embargo, para la policía, enviar la información constituyó una distribución ilegal de materiales obscenos. Después de que treinta personas recibieran los datos de impresión 3D, 10 oficiales llegaron al apartamento de Rokudenashiko y se la llevaron esposada.

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La imagen de Japón como un país en el que abunda la censura podría parecer un poco incongruente. Actualmente el país disfruta de la reputación de un lugar que celebra los extremos sexuales (el porno de tentáculos y el bukkake vienen a la mente de inmediato). También tiene una tradición sustancial y significativa de arte erótico, en la que resaltan las elegantes impresiones shunga extremadamente gráficas del periodo Edo (1603-1868). Finalmente, un número de festivales tradicionales de esa era que representan actividades y símbolos sexuales sobreviven hoy de alguna manera. El festival de Steel Phallus, en Kawasaki, que incluye una procesión larga y ruidosa centrada en tres estatuas de pene enormes, es quizás el más conocido.

Pero con el código penal de Japón —escrito en 1907 durante la era Meiji, cuando Japón estaba tratando de conectarse con Occidente fomentando el comercio y adoptando aspectos de su cultura— mucha de la permisividad del país retrocedió. Las leyes restrictivas sobre la obscenidad en el código fueron introducidas, en parte, para mostrar que Japón estaba en línea con el mundo occidental y su tradición de la prudencia postvictoriana. La "Ley de la Obscenidad", como suele llamársele a las regulaciones sobre el tema, es extremadamente estricta y completamente confusa.

Mientras castiga duramente la "distribución de material obsceno" con hasta dos años de prisión, la ley carece de una definición de lo que constituye obscenidad. Eso se deja a la interpretación de los jueces quienes, en los últimos 50 años, han resuelto que la representación de los genitales en cualquier medio es ilegal.

Rokudenashiko no es la primera artista que arrestan bajo las leyes draconianas de Japón, tampoco es la única que se ha sorprendido al ser arrestada. Como la académica Amanda Dobbins escribió en 2008: "Muchos directores, autores y artistas han llegado ante los tribunales japoneses (por violar la ley de obscenidad) y han salido sin tener una idea clara de lo que hicieron mal". Pero Rokudenashiko cree que su experiencia es de alguna manera singular. "Soy probablemente la primera mujer en ser arrestada en Japón por usar su propia vagina como expresión", me dijo. "También soy la primera persona en poner en duda que eso esté mal".

Según su abogado, es factible que su caso se extienda un año o más. A pesar de su prolongada batalla legal y la intimidación de la policía que le ha tocado enfrentar, se rehúsa a ceder. "Soy una mujer sola, socialmente vulnerable. Creo que la policía asumió que arrestándome a mí y llevándome a la cárcel, pediría disculpas", dijo suavemente poniéndose un Manko-chan de peluche sobre las piernas. "Pero definitivamente pelearé por mi inocencia".