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El número de la corona y el cetro

El sexo (sólo) vende (sexo)

Tal vez el mejor truco del libro de un publicista sigue siendo el menos utilizado: la honestidad.

Esta historia hace parte de la edición de diciembre de VICE.

Un estudio de la Universidad Estatal de Ohio publicado en octubre concluyó algo que podría estar enloqueciendo a los creativos de hoy. Resulta que la máxima "El sexo vende", que por mucho tiempo se sostuvo en una industria obsesionada con vendernos nuestros instintos más básicos, podría necesitar su propio rebranding.

El estudio de Robert B. Lull y Brad J. Bushman, titulado "¿El sexo y la violencia venden?", que se basó en 53 experimentos e incluyó un total de 8489 participantes, sugiere, por ejemplo, que las marcas deberían reconsiderar poner sus logos sobre chicas en bikini. En lugar de eso, "los publicistas deberían tener en cuenta los efectos del contenido de los medios, el contenido del anuncio, la intensidad del contenido y la congruencia para diseñar y publicar anuncios más eficaces".

Parece un consejo razonable, hasta que uno prende el televisor y se da cuenta de que sólo unos pocos anunciantes lo tienen en cuenta. "A medida que la intensidad del contenido sexual del anuncio aumentó, la recordación, las actitudes y la intención de compra disminuyeron", dijeron los investigadores mientras explicaban el abismo que existe entre ver tetas y leer los logotipos que están pegados en las camisetas a la altura de las tetas.

Los anuncios violentos tuvieron un efecto negativo sobre la intención de compra y, aunque Lull y Bushman no han investigado a fondo los efectos de la colocación de productos, el estudio encontró que el Hyundai verde menta en el sucio mundo de The Walking Dead podría ser simplemente una distracción.

Los investigadores hicieron una advertencia sobre "la congruencia programa/anuncio". Concluyeron que a pesar de que no hay "ningún efecto generalizado de los anuncios sexuales o violentos en la intención de compra", esta fue significativamente más favorable cuando "los medios eran congruentes".

En cuanto a la publicidad encubierta, quizá los anunciantes descubrirán algún día que los consumidores no se dejan engañar tan fácilmente como para comprar algo poco sexy y no violento que les venden en formas violentas y sexuales. Tal vez el mejor truco del libro de un publicista sigue siendo el menos utilizado: la honestidad.