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Identidad

¿Cuándo tendrán las lesbianas su momento ‘Moonlight’?

A Hollywood todavía le queda mucho por delante en lo que a representación de las lesbianas se refiere.
Ilustración de Lia Kantrowitz

Horas después de que Moonlight fuera galardonada con el Óscar a la mejor película, el sitio web de GLAAD publicó un triunfante titular: " Moonlight, el primer filme LGBTQ en ganar el Óscar a la mejor película". Una vez más, la victoria de una de las letras de nuestra sigla se interpreta como un triunfo generalizado en todos los rincones de la diáspora queer. Quizá ese principio pueda aplicarse en las batallas judiciales, pero en este caso surge la duda de si el éxito de Moonlight, una película sobre hombres gais, contribuye de algún modo a dar visibilidad a las producciones sobre lesbianas. Porque si nos paramos a analizarlo, no existe ningún género de "cine LGBTQ". Cada uno de los subgrupos que componen la comunidad tiene una herencia y un futuro cinematográfico propio, y pese a que sus destinos puedan estar interconectados de algún modo, son, por naturaleza, distintos.

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Empecemos hablando de cifras. De las 50 películas de temática queer más taquilleras de todos los tiempos, según Box Office Mojo, solo nueve tienen como protagonistas a mujeres gais o bisexuales; de estas, solo una se encuentra entre las diez primeras. El Studio Responsibility Index es un informe anual publicado por GLAAD que da cuenta de la frecuencia y el modo en que se representa la comunidad queer en Hollywood. Las cifras de dicho estudio tampoco son muy alentadoras. En 2015, (fecha del informe más reciente), solo el 17,5 por ciento de los estrenos comerciales incluían personajes del colectivo LGBTQ. De ese grupo, sin embargo, el 77 por ciento de los personajes representados eran hombres gais, en comparación con el 23 por ciento de lesbianas; a un abismo de distancia se encuentran bisexuales y transexuales, representados en un 9 y un 5 por ciento de las producciones respectivamente.

Las películas de lesbianas —es decir, aquellas en las que se muestran relaciones sentimentales entre mujeres de toda clase— se enfrentan a una espada de doble filo en Hollywood. A la homofobia predominante se le suman las dificultades de prosperar en una industria que no oculta su desprecio y desinterés por invertir en este género de películas. De hecho, los problemas del cine lésbico posiblemente se asemejen más a los del cine de mujeres heterosexuales que a los del cine de hombres gais. El crítico cinematográfico Scott Mendelson afirma que "los éxitos cinematográficos con protagonistas masculinos suelen verse como un modelo que puede replicarse, mientras que en el caso de las mujeres, se consideran más golpes de suerte que otra cosa". Año tras año, los estudios demuestran que las mujeres representan menos de un tercio del total de papeles de reparto de las películas comerciales de Hollywood. Puede resultar obvio, pero ningún sector que suspenda sistemáticamente el test de Bechdel está capacitado para satisfacer a un público femenino y queer.

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Incluso nuestras historias de triunfo van acompañadas de asteriscos. La Vida de Adèle y La doncella, esta última de Park Chan Wook, recibieron abundantes críticas por parte del colectivo de mujeres queer por perpetuar la perspectiva masculina y ofrecer un retrato extremadamente explícito y muy alejado de la realidad del sexo entre lesbianas.

"Las películas sobre lesbianas son el terror de Hollywood por partida doble: incluyen a mujeres y son mujeres que no necesitan a los hombres" — Heather Hogan, editora jefa de Autostraddle

Ni siquiera

Carol

, que

obtuvo el reconocimiento casi unánime

tanto del público heterosexual como del colectivo LGBTQ, consiguió estatuillas, pese a estar nominada en cinco categorías, algo que para muchos reflejaba la

homofobia

y la

misoginia

predominantes en Hollywood. "En la proyección de

Carol

en el NewFest, la guionista Phyllis Nagy habló sobre lo duro que fue sacar la película adelante; les costó más de una década", señaló la editora jefa de

Autostraddle

, Heather Hogan. "Incluso cuando todo el reparto había sido contratado, pasaron años hasta que un estudio se interesó por el proyecto. Parece absurdo, ¿verdad? Estamos hablando de Cate Blanchett en una gran producción, y además haciendo de homosexual. Si esto no es carne de Óscar, no sé qué lo es".

Según Hogan, la inmensa mayoría de producciones de temática LGBTQ nominadas a los Óscar antes que Carol —desde Brokeback Mountain a Dallas Buyers Club o Milk— no se centraban en las lesbianas. "Las películas sobre lesbianas son el terror de Hollywood por partida doble: incluyen a mujeres y son mujeres que no necesitan a los hombres", resumió Hogan.

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Pese a que la senda que deben recorrer las películas protagonizadas por mujeres está plagada de obstáculos y trabas, no toda la culpa es atribuible a Hollywood, y es que tal vez estemos presenciando una extraña adolescencia del género. La directora y guionista de la comedia romántica lésbica D.E.B.S opinaba al respecto: "Ya no estoy segura de lo que es una película sobre lesbianas. Antes sí lo sabía. Cuando hice D.E.B.S., quería crear una 'película lésbica' con una intención no solo creativa, sino también política, y creo que es algo que ahora no se puede hacer". En un momento en que la cultura lésbica se encuentra en un estado generalizado de incertidumbre —hasta el punto de que el propio término "lesbiana" es objeto de polémica—, es inevitable que nuestras películas reflejen esa confusión.

Si hay alguna razón para el optimismo en el panorama del cine lésbico, tal vez sea el aumento en la diversidad —para mujeres, personas de color y minorías sexuales en general— que ha propiciado la administración Trump. "Creo que la presidencia de Trump va a tener profundas repercusiones sobre el tipo de contenido que se va a producir en los próximos años", afirma Robinson. "En Hollywood se ha creado un falso sentimiento generalizado de seguridad, de que todo está bien, cuando realmente se ha producido un seísmo por todo el país. Sigue habiendo mucha gente racista y homófoba y la necesidad de narrar historias es más acuciante que nunca". Pero también advierte de que "el péndulo puede oscilar, pero tendrá que sea una nueva oleada de nuevas historias. No sé qué historias serán, pero sí que creo que esas películas conseguirán financiación".

Para Robinson (mujer negra y lesbiana), el éxito de Moonlight quizá haya allanado el camino para una futura película sobre lesbianas negras, si bien atribuye el mérito no tanto a una mayor apertura de miras en la industria como al afán recaudatorio. "Creo que hay un antes y un después de Moonlight, que se han abierto más posibilidades, pero sigo pensando que las mujeres lo tienen siempre mucho más difícil que los hombres", afirma. "Aunque veo que se está avanzando con el tema de racismo en Hollywood, la misoginia sigue muy presente".

No cabe duda de que el éxito comercial y la buena acogida de Moonlight por parte de la crítica representan un gran paso. Quizá por fin Hollywood entiende que la diversidad de historias —en el sentido más interseccional de la palabra— redunda en su beneficio, tanto filosófico como económico. Pero hasta que esa lección sea tan cierta para las mujeres como lo es para los hombres, el cine de temática homosexual será como Titanic, con las películas de hombres gais en el papel de Rose, subida a la puerta, y el género lésbico interpretando a Jack, en el agua: una posición no muy favorable pero que le otorga más posibilidades de alcanzar el bote salvavidas.

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Traducción por Mario Abad.