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deportes extremos

Los escaladores millennial prefieren los muros de plástico sobre los de piedra

Los gimnasios están cambiando el panorama de la escalada: más plástico, menos piedras, y muchos millennials que se sienten atraídos.
Photo by Flickr user Joshua Kruger

El camino de cuatro horas de Denver a Loveland es un trayecto en línea recta sobre la Interestatal 25 a lo largo de la cordillera Front de Colorado, donde se puede observar grandes extensiones de pasto y excavadoras de petróleo que suben y bajan como gallinas en busca de gusanos en la tierra. Al oeste, las montañas yacen sobre una ligera capa de nieve de mayo.

Es el tipo de lugar que, hace una década o dos, habría sido el destino de los llamados "escaladores pordioseros", aquellos aventureros que viven en autos y tiendas de campaña conforme buscan nuevos lugares para conquistar. Pero la semana pasada en Loveland, alrededor de 600 personas se dirigieron no para escapar en la libertad de las colinas, sino para acudir a una conferencia dedicada a la escalada en roca bajo techo, realizada en una zona de hoteles y restaurantes muy cerca de la carretera.

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La décima Cumbre de Escalada es una señal de lo popular que este deporte se ha convertido. Dueños de gimnasios, atletas, y líderes de la industria de todo el mundo visitaron varios locales para inspeccionar los nuevos productos como arneses y otro tipo de equipo. Aunque el atuendo fue, en general, casual —jeans, playeras, sandalias, rastas, al menos un chongo de hombre, y ni una sola corbata a la vista— las presentaciones programadas incluyeron temas formales como el panorama económico de Estados Unidos, adquisición de clientes, servicios de seguros, e inversión privada.

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En algún punto entre el primer ascenso a El Capitán a finales de los 50 y el día de hoy, la escalada, o al menos una gran parte de ella, sufrió un cambio como actividad contracultural en entornos naturales para convertirse en un deporte techado. Nada ejemplifica mejor esta transformación que los gimnasios para escalar, que alguna vez funcionaron como lugares para entrenar en el exterior pero que ahora se han convertido en una atracción por sí solos. Las pequeñas instalaciones construidas por escaladores y para escaladores en las décadas pasadas ahora han dada paso a grandes estructuras con regaderas, cafeterías, cerveza, Wi-Fi, clases de yoga, y tiendas para comprar equipo. El negocio está prosperando.

Exentos de los requerimientos geográficos de la escalada al exterior, los gimnasios han aparecido por todo el país, específicamente en ciudades que cuentan con los denominados desiertos para escalar como Florida, Kansas, Ohio, Luisiana, y Texas. Conforme los gimnasios hacen que este deporte sea más accesible para el público, han creado una nueva generación de escaladores a la que tal vez no le interese escalar sobre roca de verdad. La escaladora profesional Alex Johnson de 27 años, criada en Wisconsin sin transporte conveniente para visitar los riscos cercanos, es uno ellos.

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"Cuando era niña, nunca tuve intenciones de escalar en la intemperie", comentó. Johnson comenzó a escalar bajo techo desde pequeña hasta llegar a la cima del circuito de la escalada de gimnasio. Finalmente se cambió para escalar a la intemperie, al igual que en gimnasio, pero ella considera que ambos son deportes diferentes.

"Escalar a la intemperie es muy difícil", comentó, enfatizando que es más técnico, no hay guía a lo largo de la ruta, no hay colchonetas que cubren los pisos de los gimnasios, y además "hay insectos y serpientes".

Muchos escaladores de competencia, dice, sólo escalan bajo techo. Los gimnasios ofrecen una versión que se asemeja más con lo que encontrarán en las competiciones. Los movimientos requeridos en muros bajo techo y en las competiciones sueles ser más difíciles y dinámicos que aquellos practicados afuera.

La popularidad de escalada bajo techo ha generado una sub-industria de compañías que diseñan o fabrican las protuberancias de poliuretano que se atornillan a los muros. Las compañías no sólo intentan imitar la forma y la textura de las piedras, ahora se adaptan a las necesidades y experiencias del nuevo tipo de escaladores enfocados en escalar en los gimnasios.

La gente prefiere diferentes tipos de agarre, al igual que prefiere diferentes tipos de música, dice Mike Nicholson, copropietario de Kingdom Climbing, una compañía que fabrica las piedras artificiales. "Allá afuera no puedes encontrar este tipo de formas", comenta; para muchos nuevos escaladores esto les atrae bastante.

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Foto por usuario de Flickr, Charlie Brewer

"Los gimnasios para escalar se han convertido un poco en el centro del universo de la escalada", Chris Warner, dueño de Earth Treks Climbing Centers, expresó ante el público durante la cumbre. Esta postura se escuchó en diferentes ocasiones durante la conferencia.

Daniel Jeanette, manager de los servicios para miembros de la Climbing Wall Association, responsables de organizar la conferencia, calcula que el número de escaladores bajo techo está listo para opacar el número de escaladores a la intemperie; tal vez hasta ya los haya superado. El Climbing Business Journal asegura que hay 398 gimnasios en Estados Unidos para escalar, y predice que haya unos 435 para el final del año. Rocky Gym Pro, compañía que provee el manejo del software al 80 por ciento de los gimnasios en dicho país, estima que las membresías combinadas de sus clientes fue de 200 mil en 2015. También existe un número importante de personas que utilizan los gimnasios para escalar pero que no son miembros.

En la última década, la escalada ha crecido a la par de otros deportes no tradicionales y ejercicios funcionales como CrossFit y competencias de obstáculos como Tough Mudder y American Ninja Warrior. Los participantes de estas industrias apuntan que el atractivo de la escalada bajo techo yace en la actividad colectiva tan aislada en una era de dislocación tecnológica ocasionada por teléfonos inteligentes y redes sociales.

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Los gimnasios también comienzan a surgir porque cada vez más los jóvenes adultos se mudan a los centros urbanos en busca de un lugar donde interactuar y prefieren gastar su dinero en experiencias que adornando sus departamentos.

"¿En dónde puedes encontrar a jóvenes adultos? En los gimnasios con muros para escalar", opina Anneliese Steel, asociada de Access Fund, una organización sin fines de lucro dedicada a preservar los destinos para escalar en América del Norte. "Es el nuevo CrossFit".

Sin embargo, conforme más gente comienza a practicar escalada, existe la posibilidad de que su auge disminuya. Steels argumenta que el 20 por ciento de los escaladores de gimnasio aspiran a escalar a la intemperie algún día: algo para lo que los gimnasios no los preparan completamente. Access Fund está siendo más activo para educar a sus escaladores sobre la importancia de la preservación de las áreas verdes, y la protección de los peñascos de la erosión y la contaminación.

"Aunque no todos tomarán el siguiente paso para escalar al exterior, muchos de ellos sí lo harán", se lee es uno de los folletos de la organización. "Y cuando lo hagan, queremos que sean responsables y causen el más impacto más mínimo".

Es una filosofía que podría sonar familiar para los primeros escaladores de mochila, pero para aquellos que tal vez estén acostumbrados a escalar con una señal Wi-Fi disponible y una cafetería, todo lo viejo vuelve a ser una novedad.