Por qué Messi lo era todo (y ahora no está)
Foto de Grigory Dukor, Reuters

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vivir sin el '10'

Por qué Messi lo era todo (y ahora no está)

El FC Barcelona ganó el triplete la temporada pasada en base principalmente a una jugada concreta de Leo Messi. ¿Qué pasará sin él?

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Tiene el balón Piqué en el centro de la defensa… ve a Messi abierto en la banda derecha, hacia él va la pelota… ha recibido ya el argentino, a quien se le ofrece Rakitić por delante… prefiere combinar con Alves, que le devuelve el balón de primeras… manda un cambio de orientación laaaaargo buscando la entrada de Jordi Alba —¡ojo, que aquí hay peligro!—…tiene a Neymar solo en la frontal del área, sigue hasta línea de fondo, centra para Suáreeeeeez y… ¡gooooooool!

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Os suena esto, ¿verdad? Quizás el que estuvo de año sabático la pasada temporada y se perdió el segundo 'triplete' de la historia del FC Barcelona no sabrá que ésta es la jugada principal del conjunto que entrena Luis Enrique Martínez. El resto la reconocerán a la primera. Vale, quizás en el relato de antes he exagerado un poco la jugada para intentar que participaran cuantos más futbolistas mejor, pero no me podréis negar que el 'alley-oop' de Messi a Jordi Alba es la acción más productiva del equipo que logró ganarlo todo el pasado mes de junio.

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¿Y eso por qué? Vayamos al origen de todo. Tradicionalmente, el fútbol del club catalán está regido por el juego de posición, una serie de principios ofensivos que condicionan todas las fases del juego y que tienen como objetivo facilitar el ataque organizado. Bajo el tradicional 1-4-3-3, el Barça es un equipo que, desde la llegada de Johan Cruyff, ha procurado llevar a cabo estos principios simplemente adaptándolos a los entrenadores y jugadores que ha tenido. En los últimos 25 años cabe destacar a cuatro técnicos: el mismo Cruyff, Louis van Gaal, Frank Rijkaard y Pep Guardiola. Todos sus equipos fueron distintos, pero tienen como nexo de unión el juego de posición y el gusto por un fútbol de ataque.

Cuando Luis Enrique empezó su andadura como técnico, a principios de la temporada pasada, el asturiano quiso romper con el molde establecido debido a los años de declive del club azulgrana desde la marcha de Pep. Ni 'Tito' Vilanova, por circunstancias ajenas al fútbol, ni el 'Tata' Martino fueron capaces de hacer evolucionar un modelo que necesitaba de nuevos estímulos. La apuesta de Luis Enrique pasaba por hacer del Barça un equipo más vertical, otorgando el mando del equipo a la delantera formada por Messi, Neymar y Luis Suárez.

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Se habló mucho de la MSN formada por Leo Messi, Luis Suárez y Neymar, pero muy poco de lo importante que era el pase interior del argentino en ese engranaje. Foto de Javier Barbancho, Reuters.

Siendo realistas, el equipo no jugó a un pimiento hasta que Luis Enrique no apostó claramente por devolver al argentino a la banda derecha, asentar al brasileño en la izquierda y hacer jugar al uruguayo como delantero centro. Su presentación a ojos de todo el mundo fue días después de la famosa derrota en Anoeta, ante el Atlético del 'Cholo' Simeone en el Camp Nou (3-1). La exhibición dio margen al técnico asturiano, que estaba siendo muy discutido por afición, vestuario y directiva.

Debe ser cierto aquello que dice que los humanos acostumbramos a rendir mejor bajo presión. La fórmula surgió efecto… ¡y de qué manera! Desde ese momento y hasta final de temporada, sólo un equipo grande fue capaz de batir al Barcelona: el Bayern de Múnich en la vuelta de las semifinales de la Liga de Campeones (3-2), disputada en el Allianz Arena. En la ida, el equipo de Luis Enrique había ganado 3-0.

Todos los focos puestos en él: el Barça 2014-15 orbitaba alrededor de Messi. ¿Podrá funcionar el 15-16 sin él? Foto de Albert Gea, Reuters.

Lo cierto es que los azulgrana, pese a ganarlo todo, combinaron ratos de muy buen fútbol con otros que… bueno, no tanto. La irregularidad en el juego parece una constante con Luis Enrique. No hay que olvidar que, a pesar de todo, 'Lucho' apenas suma 4 años en el máximo nivel y aún tiene mucho margen de mejora. Consciente de sus limitaciones, el asturiano se ha rodeado de un cuerpo técnico muy talentoso que le ayuda a la hora de tomar las decisiones más importantes del día a día.

Ahora, sin embargo, le tocará afrontar uno de los retos más complicados desde que es entrenador del primer equipo: estará dos meses sin el '10', su mejor jugador, el emblema del equipo, el sistema por sí mismo. Y es que el 'alley-oop' de Messi resume la esencia del juego del Barcelona: facilita la salida de balón, mete al equipo arriba con un solo pase… y a Leo aún le sobra tiempo de finalizar la jugada él solito.

Luis Enrique puede no contar con Suárez o Neymar; poner a Jéremy Mathieu en lugar de Jordi Alba, a Rafinha por Ivan Rakitić, o a Sergi Roberto en vez de Dani Alves, y sin embargo la jugada seguirá realizándose con más o menos acierto: sin Messi, sin embargo, no hay jugada… y sin jugada no hay sistema: ¿habrá victorias?