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futbol de seis jugadores

Futbol americano de seis jugadores: de cómo los pequeños poblados en Texas se aferran al juego que aman

Un juego de 6 vs. 6 no será lo glamoroso de un 11 vs. 11, pero para ciudades como Marfa en Texas, es la mejor manera para mantener vivo su ilusión por el juego.
Asa Merritt

Era la noche del baile de graduación en Marfa, un poblado al oeste de Texas de 2,000 habitantes. El personal de los puestos de comida despachaban combos de hamburguesas con refresco por 5 dólares. Las porristas, de entre siete y 17 años, se podían ver en las gradas. Los adolescentes de gran estatura, caminaban agarrados de los brazos de sus mamás y papás por una pista agrietada al mismo tiempo que el locutor describía sus planes después de la graduación. Sin embargo, cuando el partido arrancó, el guión de viernes por la noche tomó un giro —en lugar de estar 11 niños de cada escuela en el campo, solamente había seis—.

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Los Marfa Shorthorn y El Paso Christian Home School Panthers jugaron un partido de futbol americano de seis contra seis, una variante de este deporte que, a pesar de tener reglas diferentes, mantiene los elementos fundamentales de once contra once. Inventado en 1934, el juego de seis le da la oportunidad a las escuelas pequeñas de seguir practicando un deporte que de otra forma no podrían. La explotación del petróleo en las décadas recientes han reducido a los pueblos del oeste de Texas ya que sus residentes se han marchado en busca de trabajo en las ciudades cercanas como Midland y Fort Stockton. Entre más pequeños sean los pueblos, más pequeñas son las escuelas, lo cual se traduce en menos equipos deportivos. Llega un punto en donde las preparatorias no cuentan con suficientes niños inscritos para formar un equipo completo de futbol americano. Pero esto no es suficiente para acabar con la pasión en Texas.

"De verdad, no me sorprendería si jugaran tres contra tres, o cuatro. Te da la impresión de que están determinados a formar un equipo sin importar cómo se logre", dice Chris Hillen, quien dio a conocer los partidos de seis contra seis en una estación de radio local durante la temporada 2011-2012.

Más de 200 equipos en todo el estado han adoptado este deporte, y conforme los pueblos siguen perdiendo residentes, las cifras siguen incrementando. Pequeñas escuelas públicas y privadas llenan las ligas —los números varían año con año, pero casi siempre una escuela debe tener menos de 100 niños para calificar para la modalidad seis contra seis—.

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Marfa cambió de 11 jugadores a seis tan sólo hace tres años. El resultado fue dramático. El año pasado, Marfa llegó hasta los playoffs, algo que no ha sucedido en "el barrio desde hace 15-20 años", de acuerdo con el entrenador William Jenkins. El pueblo tiene un equipo al cual apoyar, un equipo con la capacidad para ganar más de un puñado de juegos cada temporada. "Hasta los pueblitos como el nuestro son lugares donde se respira el futbol americano," opina Jenkins. "El futbol americano es el futbol americano."

Las luces de viernes por la noche también brillan para un partido con seis jugadores. Foto por Asa Merritt.

Las diferentes reglas del futbol americano con seis jugadores generan diferentes estrategias. El campo es más chico (80 por 40 yardas); los seis jugadores son elegibles como quarterbacks y receptores; el primero y diez es de 15 yardas, y el balón tiene que ser lanzado a otro jugador antes de que pueda acarrearse a través de la línea de golpeo. La suma de estos ajustes hace que el juego sea más rápido, con más puntos, y de alguna forma más atlético. "No puedes echar la hueva", dice Joe Nick Patoski, historiador texano de futbol americano.

La naturaleza de la fluidez de las posiciones significa que los linieros pueden hacer largas corridas. Los niños gordos no son comunes en equipos de seis contra seis. Con ello en mente, de acuerdo con Jenkins, quien jugó en la cercana Universidad de Sul Ross, es difícil para un jugador élite de preparatoria de esta modalidad llegar al futbol americano universitario o profesional. "Tal vez el futbol americano te ayude a concluir la preparatoria, pero la preparatoria te ayudará con todo lo demás", dice Jenkins.

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El último juego de temporada regular en Marfa se jugó entre los Shorthorns y Fort Davis Indians. Fort Davis tiene 1,200 residentes; su única calle comercial podría ser un facsímil de una pintura de Rockwell. La biblioteca, la Cámara de Comercio, y el hotel están a un paso de distancia.

"Las noches de viernes, cuando hay partidos de seis contra seis en la comunidad, aquel pueblo —el pueblito idealizado— revive. Hay algo especial. El futbol americano de los pequeños lugares se expresa por medio de seis jugadores", dice Patoski. En el juego de Fort Davis, los padres estacionan su camionetas pickup hasta la pista. Se siente como si todo el pueblo estuviera reunido, pero los pedazos de asientos vacíos aún se asoman en el mar verde de los Indians.

Las porristas de Marfa animan a su equipo en el campo. Foto por Asa Merritt.

No todos en Marfa están contentos con el cambio a seis jugadores del equipo. "Hemos acogido el cambio en su mayoría, pero si llegáramos a tener la oportunidad de regresar a 11 jugadores, sé que lo haríamos", dice Fred Martinez. Martinez jugó para los Shorthorns y también su hijo. Como fan leal, se toma fotos en cada juego y las comparte con la escuela. Jeremy Guevara, cuyo hijo está en el equipo de este año, también asiste a todos los juegos. Él no está de acuerdo, "regresemos a 11, será mucho más competitivo, y un juego diferente."

Los playoffs de seis jugadores están por arrancar en todo el estado. Los Shorthorns no lograron meterse por unas cuantas derrotas clave en la liga, a pesar de su marca de 6-3. Pasaron por encima de El Paso en la noche de graduación, y superaron a Fort Davis, su rival más grande. Para los poblados pequeños como Marfa, que aún viven y respiran futbol americano, las victorias de este tipo significan mucho.