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Colossal: la película en la que Anne Hathaway materializa un monstruo en Corea del Sur

Explore las masculinidades tóxicas en la vida de cualquier mujer.
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Imagínense a Anne Hathaway como una borracha que vuelve a su ciudad natal para rehabilitarse y termina materializando un monstruo tipo Godzilla en Corea del Sur cuando pasa por un parque. Ahora piense que la chica que empezó siendo una princesa en una película para niños, es ahora una especie de antiheroína millenial que no para de tomar malas decisiones y que siempre está rodeada de hombres que la perjudican. Todo esto pasa en Colossal, la última película del director español Nacho Vigalondo.

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Anne Hathaway hace el papel de Gloria, una mujer de unos treinta años, sin empleo y recién botada por su novio, que parece no tener ninguna ambición en la vida. Su ex, el que la botó, hace que Gloria decida irse a su ciudad natal, donde se encuentra con viejos amigos del colegio y lugares que frecuentaba cuando era una niña.

A pesar de que su objetivo es rehabilitarse, Gloria sigue tomando, razón por la cual tuvo que irse en primer lugar, y parece no importarle. Mientras sigue su vida sin rumbo, desde su llegada y entre guayabos interminables y lagunas de alcohol, aparece un monstruo gigante en Seúl, que aterroriza a los habitantes de la ciudad.

A partir de ver los gestos del monstruo, Gloria se da cuenta de que esa lagartija gigante no es más que su materialización en otro continente. Me explico, todo lo que hace Gloria en un lugar y tiempo determinado, lo termina haciendo el monstruo al otro lado del mundo.

¿Frito, no?

Pero no voy a ahondar en muchos más detalles de la trama.

Algo que se puede destacar de la película, además de su rareza, es la selección de personajes que rodean a la protagonista. Por un lado, vemos al exnovio Tim (Dan Stevens), quien al inicio de la película genera pesar por estar en una relación destructiva en la que Gloria es la mala influencia. Por otro lado, está el amigo de infancia de Gloria llamado Oscar (Jason Sudeikus), quien parece ser un personaje que ayuda a Gloria desde el primer día que llega con muebles y un trabajo para ella. Finalmente, está el personaje de Joel, (Austin Stowell), quien desde que conoce a Gloria le coquetea torpemente.

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A pesar de que suenan como cualquier personaje secundario sin mayor controversia, cada uno de ellos se transforma en la vida de Gloria en un monstruo que la hunde. ¿Coincidencia? Podría ser que esta materialización de Gloria en un monstruo gigante, es de hecho una acumulación de sus propios monstruos, cercanos a ella. Un artículo publicado por Jessica Goldstein en ThinkProgress (un editorial independiente norteamericano) habla precisamente de estas masculinidades tóxicas que rodean a este personaje femenino.

Tim, el novio, es un hombre exitoso, que al parecer comparte una vida con Gloria desde hace bastante tiempo. Pero, mientras pasan los minutos, se hace evidente la necesidad de cambiarla constantemente criticando las decisiones de Gloria. Sus acciones, que representan un matoneo psicológico, se ven camuflados por el alcoholismo de Gloria.

Oscar es el personaje que sin duda sorprende más a lo largo de la película. Al inicio se le ve como un buen amigo de infancia que no desampara a Gloria. Sin embargo, con el paso del tiempo, Oscar se convierte en un hombre que manipula a Gloria constantemente. Por medio de sus regalos y atenciones, amarra a su amiga y la convierte en una especie de posesión.

Y Joel, el otro personaje que acompaña a Gloria en este capítulo de su vida, parece ser el hombre más racional de los tres. No la matonea, pues está enamorado de ella, pero cuando la ve en problemas, decide no hacer nada.

Cada uno de ellos, según Jessica, representa esos hombres que implícitamente consiguen manejar a la mujer a su parecer. Por eso decir que no es casualidad que los personajes sean tres hombres y la protagonista mujer, es algo que coincidiría con la idea de que son representaciones estereotípicas de lo que las mujeres lidiamos constantemente. Los personajes fueron al parecer escogidos por el director para representar esas relaciones tóxicas que podemos tener, que de alguna manera no nos dejan salir adelante.