El partido de rugby olímpico entre Brasil y Japón había concluido, las anfitrionas se habían quedado con el noveno lugar de la competencia, pero el momento destacado el encuentro no sería el claro dominio de las cariocas sobre la niponas (33-5).La sorpresa sería la declaración de matrimonio que una de las voluntarias de Río 2016, Marjorie Enya, le daría a la jugadora de rugby, Isadora Cerullo, al final el partido. Cerullo se vio sorprendida y emocionada entre fotógrafos, cuerpo técnico, espectadores y compañeras de equipo, pero no dudó en darle el sí. Su prometida le obsequió un anillo simbólico hecho de lo que parece ser un listón que enredó en el dedo anular de la jugadora.A pesar de que Brasil no pudo acceder a puestos de medalla, el equipo de rugby femenil tendrá una anécdota maravillosa qué contar al recordar su participación en los Juegos Olímpicos, particularmente por los recientes insultos homofóbicos que se han escuchado en las gradas brasileñas durante los partidos de futbol femenil.