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deportes urbanos

Hardcourt Bike: el juego de polo más extremo

Entre 'homeless' y mierdas de perro: así nació el Hardcourt Bike Polo, una disciplina extrema que desembarcó en Europa hace un lustro y hoy empieza a ganarse un lugar de privilegio entre los deportes urbanos.
Todas las fotos son de Marcos A. Cabezas

"El hijo bastardo del hockey y el polo en bici tradicional": así es como me definieron por primera vez el joven deporte urbano que es el Hardcourt Bike Polo. Con apenas 18 años de edad, esta versión callejera del polo se ha ido extendiendo desde sus Estados Unidos natales por toda Europa y Oceanía; hoy, no hay ciudad más o menos importante que no cuente con una comunidad de practicantes de esta disciplina.

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Las reglas son sencillas: juegan dos equipos de tres jugadores, hay que meter la pelota dentro de la otra portería golpeándola con el mallet (bastón) y el primero que llegue a 5 goles gana. Hasta aquí todo parece normal: la diferencia, lo que hace especial este deporte, es que se practica montado sobre una bici y sin poder apoyar el pie en el suelo.

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La semana pasada quedé con uno de los impulsores del Bike Polo en España, Alejandro Carrillo, creador de las marcas La Hija de la Coneja y El Perro del Mallet —ambas especializadas en bicis adaptadas y todo tipo de complementos utilizados en esta disciplina. Mi intención era que Alejandro me hiciera una pequeña demostración junto con su grupo… y ya de paso, que me contara algo más sobre el polo urbano sobre ruedas.

Ojo, porque 6 tías o tíos en bici armados con un martillo gigante corriendo detrás de un balón pueden tener mucho peligro: toda precaución es poca si no queréis terminar con el cráneo roto. Alejandro me enseñó el material habitual que todo jugador suele llevar consigo: un casco con rejilla, coderas y rodilleras, y unos guantes de Lacrosse —o en su defecto, unos de gran resistencia pero que permitan cierta movilidad.

Las bicis tampoco son las habituales: para el Bike Polo son un poquito más cortas —ello mejora su manejo—, van reforzadas con radios extra para proteger las ruedas de golpes y normalmente están equipadas con frenos en la parte delantera.

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¿Y de dónde viene toda esta locura? Como diría Cálico Electrónico, hagamos un 'flashback'.

El negocio de las moquetas

Seattle, 1998. La época del .com justo empieza a florecer. Una empresa de fabricación y distribución de moquetas decide contratar a una gran flota de mensajeros para la distribución de muestras por toda la ciudad. Los pronósticos de los jefes fueron demasiado optimistas: la falta de pedidos hizo que los profesionales expertos en Track Stand mantenerse de pie sobre la bici pero sin moverse tuvieran que matar el tiempo como fuera.

Uno de ellos había probado antes el polo en bici tradicional, así que propuso improvisar un partidito de versión reducida con algunas patas de mesa. Las pachangas entre los mensajeros aburridos fueron haciéndose más comunes y empezaron a reproducirse en otros lugares: primero se expandieron a Portland y luego el resto de ciudades de la costa oeste. Como si de un plaga se tratara, el Bike Polo se fue extendiendo lenta pero inexorablemente por toda la geografía norteamericana. En 2007 cruzó el charco y viajó por primera vez al viejo continente, a Londres.

Con la mayoría de edad ya casi alcanzada, el Bike Polo se ha ido consolidando dentro de la precariedad y ha formado tres grandes asociaciones: el EHPA en Europa, el NAH norteamericano y el AHBPA —conocido como 'Consejo Jedi'— en Australia. Estas organizaciones, que funcionan como una suerte de federaciones, se encargan de regular y homogeneizar toda la normativa para que las reglas sean iguales en todas las canchas. Asimismo, trabajan en la organización de los campeonatos mundiales y los sistemas nacionales y regionales de clasificación.

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El siguiente Mundial se disputará en la ciudad de Timaru, en Nueva Zelanda, el próximo mes de febrero. Se trata de una localización bastante espectacular, pero tiene un problema grave: como nos recuerda Alejandro, prácticamente todos los jugadores tendrán que costearse la participación en el torneo de su propio bolsillo.

Como buen deporte urbano, el Hardcourt Bike Polo vive aún en la máxima precariedad. Nos comentan que, pese al gran número de aficionados, aún no ha sido posible encontrar un buen patrocinio para financiar este tipo de eventos o buscar la complicidad de varios 'sponsors' para profesionalizar las ligas regionales.

El motivo de esta carencia reside principalmente en la naturaleza dispersa de este deporte: pese a contar con innumerables comunidades por todo el mundo, ninguna de ellas supera unas pocas decenas de personas. Esto convierte el Bike Polo en un deporte extraordinariamente rico y abierto a las conexiones entre distintos países, pero invisible a la vez para los grandes inversores, que no encuentran grandes bolsas de mercado concentradas en ningún lugar.

Entre 'homeless' y mierdas de perro

En nuestra visita nocturna al lugar de reunión de los jugadores de Bike Polo de Barcelona fuimos testigos de esta falta de recursos. Desde su implantación en la ciudad hace un lustro, el grupo de amigos que practica la disciplina han ido deambulando por distintos parkings y canchas públicas de fútbol sala sin ningún tipo de facilidad ni acuerdo con el ayuntamiento.

Desde hace ya algún tiempo, sin embargo, estos 'bikers' se han establecido en la Plaça de la Hispanitat, en el barrio del Eixample, donde quedan dos o tres veces por semana sin que las patrullas de la Guardia Urbana ni los vecinos les hayan dicho nunca nada. ¿El motivo? Por su disposición resguardada entre dos calles de grandes calzadas con varios carriles —Diagonal y Aragón—, esta plaza ajardinada suele ser un lugar poco concurrido durante el día; además, cuando cae la noche sus bancos y zona de arbustos suelen dar cobijo a buen número de 'homeless' y propietarios de perros con pocas ganas de recoger heces.

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La ciudad en realidad agradece la presencia de esta comunidad, que se encarga de barrer y adecentar un poco la zona antes y después de sus partidos.

"El otro día vino una vecina y nos dio las gracias, porque siempre le da mucho miedo que su hija tenga que pasar por aquí de noche", explica Alejandro sobre la localización. "En cambio, sabe que cuando estamos por aquí puede quedarse tranquila. Sabe qué perfil de gente somos, chicos con su trabajo y sus estudios que vienen aquí a pasar el rato de forma sana. Además, cuidamos un poco de esto, que la verdad es que está bastante sucio".

Así cada lunes, miércoles y domingo, los 'bikers' de Barcelona se juntan armados con sus escobas para barrer el trocito de cemento y dejarlo más o menos digno para sus partidos. Últimamente andan un poco tristes, porque a diferencia de Francia, donde hay un auténtico fervor por el Bike Polo, en España va y viene un poco.

Las comunidades de Bike Polo aparecen y desaparecen de un año para otro en lugares que no hubiéramos imaginado: Zaragoza suele tener buenos equipos, igual que Olot (Girona), donde hay una gran comunidad, o Valencia. En cambio, parece que hay menos movimiento en Madrid y en el norte, donde varios grupos como los de Gijón o A Coruña han dejado de estar activos.

Según Alejandro, esto se debe a una cuestión generacional: "La gente que juega suele rondar la treintena… y ya se sabe, cuando encuentran un buen trabajo y se asientan empiezan a pasar del tema".

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Sin embargo, los amantes de este deporte intentan que no desaparezcan las comunidades más cercanas por todos los medios. Es por ello que se mantienen en contacto permanente. Una buena solución que han encontrado últimamente es la de montar torneos más amateurs con el objetivo de ir dinamizando y estableciendo vínculos entre los miembros que juegan en ciudades próximas. Existe por ejemplo la Ligue du Soleil, que comprende varios equipos del este de la Península y del sur de Francia: su objetivo es competir un nivel por debajo de los grandes torneos para atraer a cuantos más locos por las bicis sea posible.

Hasta que no lleguen los tiempos de vino y rosas, no le queda otra al Hartcourt Bike Polo que curtirse en las calles y en los parques, entre mierdas de perro y plazas abandonadas: así es cómo nació… y así es cómo se hará aún más grande.

Todas las fotos son cortesía de Marcos A. Cabezas.

Sigue al autor en Twitter: @vi_cervantes