FYI.

This story is over 5 years old.

Pase y llore

¡Mira, mamá: sin estado de derecho!

Misoginia, Michoacán y armas que vienen en huevitos sorpresa.

Lo que está pasando en Michoacán es de una complejidad que puede marear más que el síndrome de la cama voladora. Todos conocemos la receta: un gobierno estatal con reflejos de zombi, uno de los cárteles más gandallas del país, grupos de ciudadanos (aunque también los políticos y los narcos son ciudadanos) que corretean a los anteriores a punta de armas largas y una "comisión" enviada por Los Pinos que funciona algo así como un segundo piso para la casa del góber, y que trabaja con un presupuesto paralelo.

Publicidad

Esta lista es todo lo que puede quedar claro de momento, lamentablemente.

Para empezar, no hay ni cómo llamarlo. Es por eso que tantos recurrimos a decir, simple y pendejamente "lo que está pasando en Michoacán". No es una insurrección, porque los templarios no aspiran a derrocar al régimen (¿para qué?, si pueden cobrar impuestos sin molestarse en gobernar), ni tampoco quieren hacerlo las llamadas autodefensas (al menos eso parece). Tampoco sirve de nada llamarlo "conflicto social"; de ésos tengo hasta con las vecinas en mi edificio. Puede que funcione, hasta cierto punto, decir que es un conflicto armado, pero eso describe tanto como decir que hay alguien armando putacera.

Más difícil todavía es entender qué papel juega cada una de las partes. Por ejemplo, Alfredo Castillo, el encargado de mandar a Fausto Vallejo a ver si ya puso la marrana, se reunió con un lugarteniente de los Valencia (El Abuelo, dicen que le dicen). No se sabe para qué lo hizo, más allá de la explicación que dio Murillo Karam (titular de la PGR, por si no conocen al pelón). Una explicación que, por cierto, me declaro incapaz de comentar. Es tan genial que derrota a toda posible sátira por default.

Decía que esas dos personas tuvieron una reunión de trabajo, la cual debemos asumir que fue para hacer el bien, porque no nos dicen más. Por el contrario, la senadora Iris Vianey Mendoza fue orillada a separarse de su cargo después de que fue sometida a la metralla mediática (no quisiera sonar suspicaz, pero en un país campeón de la misoginia, algo me dice que este ánimo de circo romano podría estar relacionado, al menos en parte, con su aspecto) por haber sido fotografiada en una fiesta, no con un narco, sino con la hija de uno. Puede que desconozca muchas de las sutilezas de la forma en que se lleva a cabo la función pública a esas alturas, pero me parece que una reunión de trabajo entre un representante de gobierno y el crimen organizado es algo sobre lo que deberíamos ser informados claramente, más que lo que sucede en una reunión entre los mismos que haya tenido el sencillo propósito de ponerse pedos. En todo caso, yo preferiría estar en la segunda.

Publicidad

Y si de eso se tratara, nada menos que en la silla presidencial tenemos sentada a una persona que ha sido fotografiada  con un primo del Chapo que fue detenido por sus vínculos con el Cártel de Sinaloa:

Foto tomada del Facebook de Rafael Humberto Celaya Valenzuela (procesado por comercializar sustancias mareadoras en España).

Además de haber sido felizmente registrado por las cámaras a medio reventón con un capo que es varios miles de hectáreas más peligroso que la hija del Kike Plancarte, a saber, el lic. Carlos Salinas de Gortari.

En otro frente (o en uno que parece distinto y mejor ahí lo dejamos), las autodefensas/guardias civiles/guardias comunitarias/chucknórrises autobautizadas como CCRISTOS (siglas de Consejo Ciudadano Responsable de Impulsar un Sano Tejido del Orden Social [¡!]). Se pasean como rockstars por los foros de Televisa y son tratados de a nalgadita cariñosa por la Secretaría de Gobernación. Tan bien les ha ido, que el fin de semana pasado parecen haber completado la misión Tierra Caliente, después de que se pasearon, como a bordo del papamóvil, por el centro de la capital templaria de Apatzingán. Y todo, supuestamente, sin un disparo de sus miles de armas. También, sin haber detenido uno solo de los nombres grandes del cártel. Y sobre todo, sin que nos hayan dado una explicación convincente de lo que sería un factor clave para conocer quién mueve los hilos en su historia, a saber, la fuente de financiamiento para adquirir tanto rifle automático de alto calibre. Es decir: ¿Quén pompó?

Publicidad

Las versiones que han dado en relación a esto último son tan variadas que, bien compiladas, darían para un sketch digno de la peor televisión cómica mexicana. Lo grave del asunto es que dan la impresión de haber acordado esa dispareja línea discursiva (a menos que su desacuerdo en el tratamiento ante los medios de un tema tan delicado sea accidental, lo que tal vez sea más preocupante) para aumentar la confusión. En todo caso, algunas de las coartadas que han dado para haberse hecho de su enorme arsenal son: que las armas fueron dejadas en inmuebles pertenecientes al narco y ocupadas por las guardias; que les fueron incautadas durante su "detención ciudadana"; que han sido obtenidas por medio de las ganancias de la venta de limón cosechado en huertas recuperadas; que son pagadas por empresas mineras que han sido extorsionadas por los templarios; que se adquirieron con dinero procedente de remesas de migrantes michoacanos en territorio estadounidense… No agoté la lista, pero sí mi disposición a seguirla redactando.

Murillo Karam, nada más por agregarle diversión al pedo, dijo que las había enviado el Cártel Jalisco Nueva Generación; pero, recuerden, se trata del mismo señor que dijo que el gobierno trabaja con los narcos por alguna razón. "Alguna. No necesariamente una mala. Puede que incluso una buena".

Por mi parte, quiero compartirles una hipótesis, fruto de mis cuidadosas investigaciones, que posiblemente zanje el debate: las armas han sido ensambladas, con mucha paciencia, a partir de piezas que los miembros de las autodefensas han extraído de huevitos Kinder, prohibidos en EU por ser peligrosos. Es sabido el interés que los estadounidenses han tenido en el mercado latinoamericano para exportar estos productos (es decir, claro, huevitos Kinder) desde hace largos años, en lugar de hacerlo en su territorio.

Por lo pronto, no me atrevo a hacer una quiniela de lo que puede pasar en un estado con un gobierno formal, otro de facto enviado desde el Defe, un cártel que no ha sido -ni mucho menos- desmantelado y grupos armados irregulares que arrestan sin necesidad de exquisiteces como una orden judicial. Ni tampoco sé cómo se llame. La única figura que describe esto es el de un agujero negro en medio del estado de derecho, del que no se sabe qué puede salir. Si fuera un volado, apostaría a que la moneda caerá de canto.

Sigue a Sinalefa en Twitter:

@infantasinalefa