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Música

Ocho voces lamentables que Manos de topo adoran

San Miguel Music: La voz llorica de M. A. Blanca es odiosa pero nos encanta. Y a él le pasa lo mismo con otros.

La gira de presentación del nuevo disco de Manos de Topo (Escapar con el anticiclón) recala hoy en Madrid. A ellos la categoría de o-los-amas-o-los-odias les va pequeña. Tanto que les asoman los tobillos y su cintura se ahoga. El suyo es un estante mucho más holgado en el que se hospedan esas bandas que te-gustan-y-odias-a-la-vez. La voz de M.A. Blanca, su cantante, es la que les otorga este estatus y por eso le hemos pedido que nos recomiende unos cuantos vocalistas de chorro insufrible que por lo que sea a él le hacen tilín. Tras rebuscar un rato en el bolsillo ha sacado a estos ocho ruiseñores.

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Alan Duffy(el artista conocido como King Africa). “Tiene una de las voces melódicas más chistosas a la par que desagradables en un cantante serio. Pero lo suyo es pura guasa. Es un icono indiscutible. Es hermoso ver como se juntan abuelos, hijos y nietos para hacer parodia de cualquier canción popular cantando así, como respirando hacia adentro”.

Manuel González aka Cañita Brava. “Lamentable. Sí claro, pero de las voces más personales del panorama. Es un icono lo-fi, el Pavement patrio. Un “hazlo tu mismo” con un par. Apenas sabe vocalizar pero es capaz de grabar sus canciones con orgullo. ¿Quién se atreve a hacerlo? Él sí. Tú no. Un figura que ha sabido conciliar la temática de sus canciones con una forma única de interpretar”.

Eros Luciano Walter Ramazzotti Molina, más conocido como Eros Ramazzotti a secas. “Su gran gesta es hacer creer a una generación entera que ser italiano podía llegar a estar bien. Si tienes un acentazo italiano e intentas cantar en castellano -aunque suene a que tienes que ir a un logopeda- vas a dormir con muchas chicas. Cantarle al amor desde la nasalidad más chistosa es digno de admiración. Siempre”.

Andi Deris, actual vocalista de Helloween. “Es el más difícil todavía. En esa cosa del power metal donde el más extremo en cualquiera de las facetas gana, este tipejo alemán de pelo pobre hace las cosas bien de verdad. La única forma de obviar el insoportable doble bombo de su banda es dejarse hipnotizar por su chorro de voz y sus aguditos. Aunque no creo que sea muy difícil sacar esos aguditos con un centímetro de cuero oprimiendo tu entrepierna”.

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José Jiménez Fernández Joselito. “Vi en un programa del Sálvame que el hombre se acabó dando a la mala vida. Normal. Así es como debería acabar cualquier superestrella del rock cuya voz sean alfileres clavándose en tus ojos. He chupado mucho cine de barrio, cine rancio. He aprendido a amarlo y entender que en cualquier posguerra gris, un hilillo punzante de voz es capaz de superar a un mendrugo de pan seco”.

Phat Pepe. “No sé su nombre real pero este tío es increíble. Tampoco sé si existe de verdad. Es un rapper sin rimas y sin ningún tipo de vergüenza ni estilo. Pura basura. Su estilo de voz es el del balbuceo, el de “no entender nada es el objetivo”. Pero cuando por fin entiendas algo de lo que dice te sentirás muy especial. Muchos fans esperamos con ansia sus nuevos singles tras Discapacitados otra vez. De momento sólo le podemos seguir en su twitter que es oro puro. ¡Rispecto!”

Wendy Sulca. “Con ella es normal que el índice de suicidio de Perú sea el más bajo de Latinoamérica. Todo ella es bondad y un canto a la esperanza. Y muchos dirán que su voz es como comer un bocadillo de pelos con salsa picante, lo sé, pero a mi me despierta algo en mi corazón. Un mensaje cuyo mensajero es, por primera vez, lo importante. El que te abrirá las puertas de un mundo mejor sólo a cambio de unos minutos de sufrimiento escuchando ese disco enorme que es Papito por qué me dejaste”.

Fernando Olvera de Maná. “No puede dar más grima. En serio, canta como un afónico traumatizado tras tragarse lodo de una ciénaga. Como que se deshace, el pobre. Y no puede apretar porque se le escapan los pedos. ¿Por qué nos gusta? Porque canta al amor. Y al amor se le canta desde la ciénaga aguantando los pedos. Todo él es coherencia. Incluso su peinado rizadito, que ya lo quisiera aquel guitarrista de Megadeth del que ya nadie se acuerda.