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A win is a win: Andre Ward vs. Sergey Kovalev II

La pelea pudo o no detenerse en ese octavo round. Daba igual: Sergey Kovalev ya había perdido mentalmente frente a Andre Ward, como mentalmente perdió la primera vez
HBO Boxing

Debió ser insufrible para Sergey Kovalev observar a Tony Weeks mientras este señalaba el final de la pelea por nocaut técnico. Atrás quedaban una serie de declaraciones en las que el ruso vaticinaba el fin de la carrera de Andre Ward, su odio hacia él y cómo las chicas podían pegarle más fuerte que el estadounidense.

La antipatía -por no decir el odio- era evidente en ambos peleadores. Kovalev simplemente no podía hacerse a la idea de que Ward lo hubiese vencido la primera vez, y durante la promoción de la segunda pelea trató el asunto como si hubiera sido un error monumental y obvio para todo el mundo. ¿Cómo alguien de la fama de Ward lo iba a vencer? Ward, a quien -pese a sus victorias- se le ha acusado de correlón, de mañoso, de cobarde, de aburrido, etc. Erik Morales se mostró sorprendido por el hecho de que los comentaristas de HBO vieran a Ward como el mejor libra por libra. Tiene sentido: Morales y Kovalev tienen mucho en común boxísticamente. Ward, en cambio, representa la frialdad científica del boxeo: sabe, sobre todas las cosas, ganar.

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La lección de Ward a Kovalev puede sernos, lo admito, muy ajena: Ganar. Es lo que contará en la foja de ambos peleadores, las dos victorias de Ward y las dos derrotas de Kovalev, aderezadas por la firme creencia del ruso de que él sigue siendo mejor peleador que el estadounidense. Pero admitámoslo: Kovalev era el oriundo de las 175 libras, mientras que Ward, después de una larga ausencia, tuvo apenas dos peleas contra oponentes menores para adaptarse a la división superior. ¿Kovalev pensó alguna vez en subir a pelear con las bestias de las 200 libras? Es por ello que la lección es más enfática todavía: Kovalev aún tiene un largo camino por recorrer para ganar, primero, mentalmente, y luego físicamente.

Lo que se me hace evidente al observar las reacciones de aficionados, comentaristas y boxeadores, es que lo que de verdad estuvo en juego en esta pelea fue una visión del boxeo: por un lado, la visión que ve en el boxeo al humilde pugilista que está dispuesto a morir en el ring, es decir el peleador duro, hombre, que protagoniza batallas sin importar el nivel del oponente, que da espectáculo, etc.

Por otro lado, se ensalza la visión del atleta que sabe cómo manejar las condiciones a su antojo para, simplemente, ganar. Mayweather y Ward son los mejores ejemplos de esta visión, una visión moderna, pragmática, que cuando triunfa vuelve aún más lacerantes las heridas de aquellos que vienen desde abajo, ganando a veces, pero no siempre ganando, porque ganar por sobre todas las cosas es una filosofía ajena, difícil de entender.

Tras la pelea Ward se permitió incluso elevarse por encima de las burlas y las faltas de respeto de Kovalev, para darle una cachetada con guante blanco: "No hago menos a mis oponentes. Es un gran peleador. No muchos serán capaces de vencerlo. Cuando peleas con grandes peleadores, tienes que elevar tu juego al siguiente nivel, y estoy agradecido de que fue eso lo que hicimos esta noche".

Es decir, Ward sabía que para ganar a un furioso Kovalev tenía que acudir a todos los recursos posibles, incluso uno que otro golpe bajo al ruso. En la conferencia de prensa, Kovalev dijo que Ward era "el mejor de los peleadores sucios", aceptando tácitamente que nunca tuvo un plan para contrarrestar las tácticas del estadounidense. Dejó de lado que en el round del nocaut Ward lo impactó con más que golpes bajos, incluida una derecha que lo dejó boqueando y con las espaldas en las cuerdas. Kovalev, que no es un inexperto, debió dejar bien claro a Tony Weeks que había recibido golpes bajos; es decir, debía competir mentalmente con Ward y, por ende, con Weeks, para que la impresión final no fuera la de que claudicaba por la última refriega de golpes con que Ward lo atizó en las cuerdas. La valentía suele anteponerse con frecuencia a la inteligencia para ganar. Fue lo que pasó a Kovalev, fue la lección que dos veces ha recibido por parte del aburrido Ward, a pesar de que estas dos últimas peleas fueron todo menos aburridas.

La pelea pudo o no detenerse en ese octavo round. Daba igual: Kovalev ya había perdido mentalmente, como mentalmente perdió la primera vez. Es una dura lección que asimilar, pero si lo hace, en efecto serán muy pocos los peleadores capaces de vencerlo en el futuro.