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Sexo

¿Por qué a tantas mujeres les gusta el porno ultraviolento?

Datos recientes han revelado que cada vez más mujeres buscan vídeos pornográficos con etiquetas como “gangbang brutal extremo”, “forzada” o “violación”.
MA
traducido por Mario Abad
Fotografía vía Pixabay

Una cuarta parte del porno heterosexual consumido por mujeres contiene escenas de violencia contra sus congéneres. El 5 por ciento de las búsquedas por internet realizadas por mujeres corresponde a escenas de sexo no consentido. Si bien el consumo de porno sigue siendo mayoritariamente masculino, resulta llamativo que el índice de búsquedas de este subgénero más violento sea al menos el doble de frecuente entre las mujeres que entre los hombres.

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Estos sorprendentes datos son el hallazgo del Dr. Seth Stephens-Davidowitz, excientífico de datos en Google, que tuvo acceso a los datos de búsqueda y visionado de PornHub durante una investigación para su próximo libro. "Según mis análisis de los datos, un desproporcionado número de mujeres se sienten atraídas por los vídeos porno en los que la mujer es víctima de algún tipo de violencia", señala.

¿A qué se debe, entonces, que haya tantas mujeres interesadas en vídeos etiquetados como "anal doloroso gritos", "humillación pública" o "gangbang extremo brutal"? Parece que, aunque el movimiento del porno feminista está cobrando fuerza, los datos muestran una realidad distinta, en la que un gran sector de la población femenina consume cada vez más material pornográfico misógino por internet.


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No es infrecuente que haya mujeres que fantaseen con situaciones de sexo forzado, tal como señala un estudio de 2012. En él, un equipo de investigadores de las universidades de North Texas y Notre Dame reprodujeron un audio de una escena erótica en la que se simulaba una violación para estudiar las reacciones de las 355 jóvenes participantes que lo escucharon.

La grabación, basada en los clásicos argumentos de infinidad de novelas románticas, narra la historia de un hombre que se siente poderosamente atraído por una mujer. Él le manifiesta su deseo, pero ella no muestra ningún interés. El hombre persiste en sus intentos sin éxito alguno, hasta que finalmente recurre a la fuerza física y la viola. Ella se resiste en todo momento y no da señal alguna de consentimiento durante toda la escena. Sin embargo, como el hombre le resulta atractivo y la estimula desde el punto de vista erótico, la protagonista acaba disfrutando del sexo forzado.

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Los investigadores descubrieron que el 52 por ciento de las mujeres tenían fantasías que implicaban ser forzadas sexualmente por un hombre, el 32 por ciento fantaseaban con ser violadas y el 28 por ciento con que las obligaran a practicar una felación. En general, el 62 por ciento de las participantes aseguraron haber tenido al menos una fantasía que implicara sexo no consentido. Con estos datos, los investigadores se plantearon la posibilidad de que esas fantasías fueran indicativas de un mecanismo para evitar el sentimiento de culpa por sus deseos sexuales.

Resultó ser precisamente lo contrario: aquellas mujeres que afirmaban sentirse menos reprimidas en cuestiones de sexo eran más proclives a fantasear con ser violadas, a otras fantasías en general, a fantasías de sexo consensuado y, por último, a tener más autoestima.

Las personas que han sufrido traumas psicológicos o abusos con frecuencia trasladan esos comportamientos a sus relaciones y se repite el ciclo

Por tanto, si las mujeres que fantasean con situaciones de sexo forzado o violaciones son las más liberadas, ¿ocurre lo mismo aquellas que ven vídeos porno con escenas de violencia? No es tan sencillo de determinar, principalmente porque se ha investigado muy poco al respecto. No obstante, un estudio de 2011 reveló que las mujeres más dadas a consumir pornografía —sobre todo extrema— eran aquellas que habían sido víctimas de agresiones sexuales o violencia psicológica en el seno de sus familias.

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El Dr. Raj Persaud, psiquiatra asesor y escritor británico, afirmó que, a diferencia de las mujeres del estudio, no conocemos las circunstancias de las mujeres que buscan vídeos de porno violento en internet.

"Podría darse el caso de que las mujeres que han sido víctimas de abusos hayan terminado por tener una percepción distorsionada del sexo", señaló. "Las personas que han sufrido traumas psicológicos o abusos con frecuencia trasladan esos comportamientos a sus relaciones y se repite el ciclo.

"Hay muchas incógnitas, y es imposible saber si las mujeres que ven porno violento sufrieron abusos sin haber hablado con ellas. Lo que demuestran estos datos de búsqueda es que las personas tienen una faceta secreta a la que los profesionales de la psicología no pueden acceder fácilmente".

No podremos saber si los visitan por interés, porque sus novios o parejas quieren o si realmente es para masturbarse

El Dr. Gail Dines, profesor de Sociología y Estudios de la Mujer en el Wheelock College de Boston y prominente detractor de la pornografía, me dijo: "Hasta que no sepamos cuánto tiempo permanecen esas mujeres en los sitios web pornográficos y dispongamos de evidencias empíricas de lo que hacen mientras están ahí, no podremos saber si los visitan por interés, porque sus novios o parejas quieren o si realmente es para masturbarse".

Una cosa es indudable, afirma el Dr. Dines: "Si las mujeres que ven porno violento han sido víctimas de abusos, lo único que están haciendo es ahondar más en su trauma, afianzarlo en su sistema límbico. El porno tiene un impacto muy grande en el sistema límbico, porque estás viendo a alguien pasar por el mismo trauma por el que pasaste tú".

Queda, por tanto, por determinar si las mujeres que ven porno violento tienen una actitud liberal frente al sexo y un alto grado de autoestima, como ocurre con las mujeres que fantasean con escenas de sexo forzado. Por el momento los datos solo revelan que hay mujeres que consumen este tipo de porno, pero seguimos sin saber por qué. @sophiarahman