Postales desde el encuentro latino de Boiler Room x Comunité
Fernanda Cornejo

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Música

Postales desde el encuentro latino de Boiler Room x Comunité

Aunque el paraíso de Tulum se vio afectado por el clima, los guerreros en la pista nunca se rindieron.

La expectativa de este encuentro fue grande desde su anuncio. No sólo se trataba de la primera sesión del equipo de Boiler Room mexicano este año, también era una ocasión especial que celebraba el encuentro latinoamericano de cinco personajes que actualmente ponen nuestro continente hispanohablante en el mapa musical del mundo.

El menú sonoro estaba a cargo de Sidartha Siliceo, El Búho, Nicola Cruz, Matanza y Siete Catorce, todos artistas consagrados a su propia manera. La ceremonia maya comenzó con el primer nombrado de la lista, se encargó de preparar nuestros oídos con un viaje sonora a cargo de su citara.

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Fotografías: Fernanda Cornejo

La sesión siguió con Robin Perkins, mejor conocido como El Búho, productor norteamericano que gusta de rescatar sonidos andinos desde 2009. El clima frío quedaba olvidado con la calidez de los sonidos que compartía, la delicadeza en la ejecución de su set llevaba a un lugar de paz en un ambiente de hostilidad ambiental.

El tercero en tomar la batuta fue Nicolá Cruz, el ecuatoriano que sabe de chamanismos sónicos como nadie. Su set demostró porqué es uno de los productores de la mafia andina que ha ido conquistado oídos sin problemas durante el último año.

El Búho y Matanza se mantuvieron firmes en la pista de baile para acompañar al productor.

La tarde llegó con el turno de Matanza, el trío chileno que defiende las raíces latinas. Rodrigo Gallardo, Vicente Vasquez y Luis Galvez subieron al pequeño escenario para ejecutar su neo-folklore distintivo. En ese momento la playa se sentía como el dancefloor perfecto.

Debido a un ajuste en los horarios, el turno de Siete Catorce tuvo que esperar por varias horas. La espera fue tortuosa pero valió la pena cuando por fin llegó el momento.

El joven productor de Mexicali (y el mundo) subió al escenario para revivir a los guerreros en la pista de baile. Su set de sólo media hora, lleno de ritmos y tempos que te revolcaban como ola de mar, no fueron suficiente y dejaron con ganas de más.