La Selección Mexicana Femenil necesita dejar su dependencia a Estados Unidos

Seamos honestos, la Selección Femenil de México sigue lejos de la elite de la categoría. Si bien, el trabajo de Leonardo Cuéllar ha sido vital para el fortalecimiento de la rama femenil de las selecciones nacionales, hay varios hechos preocupantes en el tema de la formación de nuevas jugadoras del hermoso deporte.

La Federación Mexicana de Futbol es una de las organizaciones adheridas a la FIFA con mayor índice de rentabilidad, gracias a un espectacular despliegue estratégico que tiene en la Selección Mexicana absoluta el negocio más sólido, con giras de amistosos por Estados Unidos y con un derrame de inversión de patrocinadores que beneficia a su vez a las selecciones juveniles. Ahí radica la razón de los campeonatos mundiales juveniles que ha conseguido el Tricolor, así como la medalla de Oro en Londres 2012 en la rama varonil.

Tristemente no es el caso del representativo femenil que participará en el Mundial de Canadá. En México no existe una infraestructura adecuada para el desarrollo profesional de las jugadoras. Incluso muchas de ellas aspiraron a jugar al lado de Hope Solo, Alex Morgan y Sydney Leroux, pero su realidad las ha puesto con una camiseta verde frente al equipo de las barras y las estrellas.

Ante la escasez de jugadoras de calidad de Selección Nacional en territorio mexicano, principalmente por el poco desarrollo del futbol a nivel colegial, ligas femeniles semi-profesionales, y siquiera el consumo de futbol femenil en transmisiones televisivas en México; Cuéllar y el staff de la selección han tenido que recurrir a hacer scouting en uno de los territorios que más desarrolla jugadoras de calidad: Estados Unidos.

Renae Cuéllar, Ariana Calderón, Christina Murillo, Alina Garciamendez, Jennifer Ruiz, Teresa Noyola (radicando en EU desde los 3 años) y Arianna Romero son algunas de esas jugadoras que crecieron en territorio estadounidense, particularmente en California, y que por contar con familiares mexicanas se convierten en candidatas naturales a pertenecer al Tri Femenil.

Para el mundial de Canadá 2015, la plantilla mexicana cuenta con una decena de jugadoras desarrolladas en Estados Unidos, y varias de ellas fueron visoreadas sin saber inicialmente que serían elegidas para formar parte de la Selección Mexicana. Al tener la mitad de un grupo compuesto por jugadoras desarrolladas en Estados Unidos el reto es integrar una selección con dos formaciones deportivas totalmente distintas, incluso en sentido de filosofía de juego, y Leonardo Cuéllar lo tiene claro, ha tenido que luchar contra la corriente desde 1998.

Lo malo de esta estrategia es que los esfuerzos parecen enfocarse en reclutar jugadoras formadas en Estados Unidos antes que encontrar jugadoras en México o invertir en su desarrollo.

Se podría considerar un alivio saber que la mexicana más destacada en la historia de este deporte sigue siendo Maribel Domínguez, originaria de Chalco. Y aún así, ante la falta de una liga de verdadera calidad en México tuvo que emigrar en 2002 a Estados Unidos para jugar en Kansas City Mystics e incluso estuvo cerca de jugar para el Celaya con el equipo varonil, pero la FIFA lo impidió y entonces se fue al Barcelona.

Y entonces todo el problema se trata de infraestructura más que de ganas. Las jugadoras están ahí, pero sigue estando muy en ciernes la base que les permita desarrollarse a su máximo potencial. Solo hasta entonces brillará la Selección Femenil en competencias internacionales y recortará la distancia que se hizo evidente en esa derrota 5-1 ante Estados Unidos en amistoso de preparación hace un par de semanas.

Para buscar resolverlo, a mediados de mayo de este año se presentó en México la Liga Nacional Femenil, un esfuerzo único y sin precedentes en territorio mexicano, cuyo principal impulso viene del sector amateur, y contará con categorías sub-13 y sub-16 para poder comenzar a poner a las chicas en duelos competitivos y que permitan su formación y desarrollo futbolístico. Este torneo arrancará en septiembre e integrará a cerca de 4,500 jugadoras en 10 sedes.

La propia Gerente de Competencias Deportivas del Sector Amateur, Lucía Mijares, señaló en la presentación de la Liga: "siendo un proyecto de mujeres para mujeres, los principales objetivos son impulsar la participación, el desarrollo de una estructura formativa y romper las barreras entre el fútbol femenil y la FMF". Mijares entiende perfecto que los fracasos de los representativos femeniles pueden erradicarse con una estructura que facilite la introducción de nuevas jugadoras competitivas a las arcas de la Federación.

La FIFA estima que cerca de 2 millones de mujeres practican futbol en México y solamente 11 mil están afiliadas a la FMF. Con un plan a largo plazo de profesionalización de la Liga Nacional Femenil, en unos años se podría prescindir de las visorías en ciudades de migrantes mexicanos y se tendrá un ecosistema de futbol femenil verdaderamente sólido.