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¿Qué queremos de la nueva película de Spider-Man?

OPINIÓN // Después de los fiascos de Toby Maguire y Andrew Garfield, esperemos que la tercera sea la vencida.
Captura de pantalla vía YouTube.

La tercera es la vencida. Eso es lo que me digo —y se dijeron todos los fans de Marvel— antes de ver el nuevo tráiler de Spider-Man: Homecoming. La película, dirigida por Jon Watts, y protagonizada por Tom Holland, será la tercera reinterpretación del héroe creado por Stan Lee y Steve Ditko. Pero antes de dar click en el video, y de emocionarme o decepcionarme, no puedo evitar pensar en lo que realmente espero de la película. ¿Cómo queremos ver a Spider-Man en la pantalla grande ahora que comparte universo con todos los héroes de Marvel?

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Precisamente, ahora que hace parte del mismo mundo de Tony Stark, Stephen Strange y hasta Thor, es importante que Peter Parker se diferencie del arquetipo de héroe que Marvel ha estado explotando en los últimos ocho años: el personaje arrogante y cínico, al que le perdonamos estas falencias por ser increíblemente bueno en lo que hace y por su sentido del humor ácido y certero. Como dice la youtuber Jenny Nicholson, ese es Iron Man, Doctor Strange, Star Lord e incluso Ant-Man. Claro, también hay otros tipos de carácter como los de Hulk/Bruce Banner o el Capitán América/Steve Rogers. Pero en esa categoría tampoco puede entrar Spider-Man.

Tal vez parezca obvio, pero Peter Parker no puede ser como ninguno de ellos al ser sólo un adolescente de Queens. No es un inventor multimillonario, un Dios, un cirujano o un científico de talla mundial. Peter es un niño sin muchos amigos, es víctima de bullying, y tiene problemas de plata. Es inseguro y, aún bajo la máscara de Spider-Man, no siempre sabe qué es lo correcto y qué no.

Spider-Man es el héroe que no tiene que ser oscuro y crudo para parecer realista y generar empatía con su audiencia, y eso se tiene que mostrar en la nueva película que estrenará en julio de 2017. La expectativa es grande pues ya tuvimos un vistazo de eso en Captain America: Civil War. La adición de Spidey en el film fue, probablemente, uno de sus puntos más fuertes. Se muestra al personaje como a un niño jugando a ser héroe, buscando la aprobación de Iron Man y tomándose el enfrentamiento del aeropuerto como un simple juego.

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Esto se debe mantener en Homecoming; esa torpeza y angustia adolescente, esa necesidad por aprobación. Pero sobre todo debe haber una inexperiencia y una ingenuidad por las que Peter deba pagar las consecuencias. La toma de decisiones desde el cerebro adolescente es lo que define a Spider-Man como héroe, por lo menos en sus inicios. Ahí está su complejidad como personaje. Sus motivaciones guiadas por el amor, la plata y, en general, por satisfacer sus intereses individuales, son las que generan las grandes tragedias de su vida.

La muerte del tío Ben, de su novia Gwen Stacy, y del capitán George Stacy son todas provocadas por su egoísmo e inexperiencia. Son lecciones que le enseñan que "un gran poder conlleva una gran responsabilidad". Pero estas lecciones las tiene que aprender a las malas; después de entender que la decisión que tomó fue la equivocada.

Toby Maguire en su interpretación de Spider-Man. Sí, ese era Spider-Man. Captura de pantalla vía YouTube.

Sin embargo, en teoría, todo esto ya lo hemos visto en las entregas anteriores de Spider-Man, protagonizadas por Toby Maguire y Andrew Garfield, respectivamente. Excepto que en las versiones pasadas del hombre araña hubo tanta mierda (nueve villanos en cinco películas, por ejemplo) que era difícil concentrarse en la esencia de los personajes y las tramas. Cuando se hacen películas simplemente para ponerse al día con la competencia (como hizo Sony con Spider-Man, y como está haciendo DC y Warner con Batman, Superman y, en general, con todos) suele meterse al guion más de lo necesario, sacrificando así construcción de personajes y una narrativa clara y sólida.

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Esta interpretación de Spidey no puede pecar en eso y debe tomarse el tiempo para definir al protagonista, así como al tono general de la película. En un artículo de USA Today, Tom Holland nos da esperanzas, diciendo: "Esta es una película en la que Spider-Man todavía no está completamente definido. Él comete grandes errores y aprende de ellos".

Aún más, el film tiene la obligación de desarrollar a un —Y SÓLO UN— buen villano. Desafortunadamente, ese siempre ha sido el talón de Aquiles de Spider-Man en el cine y por una buena razón. Spider-Man tiene algunos de los villanos más caricaturescos de los cómics, que funcionan bien dentro de las páginas, e incluso en los dibujos animados, pero que suelen presentar un gran reto a la hora de convertirlos en seres de carne y hueso.

Para Homecoming, el villano será el Buitre, interpretado por Michael Keaton. Jon Watts, director de la película, dice en el mismo artículo de USA Today: "es gracioso pensar que si Spider-Man es simplemente un niño promedio convertido en superhéroe, también debe haber un montón de tipos promedio convertidos en supervillanos". Si esto quiere decir que vamos a poder ver en el Buitre la misma cualidad humana que vimos en Peter durante Civil War, definitivamente hay esperanzas. Además, si alguien sabe de superhéroes, es Michael Keaton (¡ese tipo fue Batman y Birdman!).

Por último, sería refrescante que Peter no tuviera, por lo menos por ahora, un interés amoroso serio. Darnos un respiro de Mary Jane Watson y Gwen Stacey podría ser lo que necesita la película (así como no mostrar la muerte del tío Ben) para no sentir que vamos a ver la misma historia por tercera vez.

Las expectativas son altas, pues esta versión se ve realmente diferente: Zendaya interpretará a un personaje completamente nuevo, veremos a Iron Man interactuar con Peter, y hasta la tía May resultó ser algo completamente inesperado.

Esperemos que la tercera sí sea la vencida. Marvel tiene un gran peso sobre sus hombros, recuerden que "un gran poder conlleva una gran responsabilidad".

Vea aquí el nuevo trailer para Spider-Man: Homecoming: