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Música

La última parada de la línea

Una breve guía de Swansea por Benjamin y Tony, de 33

De izquierda a derecha: Tony Sylvester: gorra Heritage Research, parka Sierra Designs, chaquetón Filson, suéter SNS Herning, vaqueros Levi’s, zapatillas New Balance; Benjamin Phillips: gorra Aubin & Wills, parka Henry Lloyd x Oi Polloi, vaqueros Roy, botas Red Wing; Barry Thirlway: chaqueta Burberry, vaqueros y cárdigan Albam, botas Red Wing; Graham Rofe: gorra Norse Projects, parka LL Bean, vaqueros Lee, botas Red Wing; Andrew Paget: gorra Ralph Lauren, parka North face, camisa Ralph Lauren, vaqueros Levi’s, botas Red Wing.

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Hace ya algún tiempo que hicimos el documental

Swansea Love Story

, pero a menudo recibimos breves puestas al día de las personas que participaron, gente como Clinty, y no hace mucho supimos que la policía de South Wales había arrestado a todos los yonquis de la ciudad en un intento mal planificado de “limpiar las calles de traficantes”.

El protagonista del film, Cornelius Collins, fue enviado a prisión en esa operación de barrido, pero justo antes de que lo trincaran se vio con un buen amigo nuestro, Benjamin Phillips, cantante de un grupo hardcore fantástico, 33. Benjamin nos llamó para contarnos que se había visto con Cornelius y, charlando, decidimos organizar un concierto de 33 en el Old Blue Last. El concierto se hizo el mes pasado.

Nos lo pasamos tan bien en la actuación (que fue gratis) que se nos ocurrió que les daríamos las gracias a 33 por tocar publicando un artículo de dos páginas sobre ellos en la revista. Y eso, amigos, es lo que estáis leyendo ahora.

Vice: La última vez que estuve en Swansea, en 2009, fue cuando filmamos el documental, y todo el mundo hablaba de la rivalidad entre los hinchas del Cardiff City y el Swansea City.

Benjamin Phillips (voz):

El primer recuerdo que tengo de mi vida es de los hinchas del Cardiff City —bueno, hooligans—tirándonos ladrillos a mi madre y a mí cuando yo todavía iba en un cochecito de niño. Nos refugiamos en una panadería y ellos empezaron a lanzar ladrillos a través de las ventanas. Las rompieron todas. La gente de Cardiff cree que es mejor que nosotros porque su ciudad es la capital. Es el típico resentimiento ciudad pequeña/ciudad grande.

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Las mujeres de Cardiff quedaron no hace mucho en primer puesto en una votación de poca monta en internet para escoger “las vestidas de forma más vulgar de toda Gran Bretaña”. ¿Cómo describirías su forma de vestir?

Bueno, vulgar. ¡Ja, ja!

¿Y qué hay de las mujeres de Swansea?

Visten de manera fantástica. Dios las bendiga. Aunque yo diría que su estilo no es tan distinto del de las de Cardiff.

La rivalidad entre las dos ciudades se basa principalmente en el fútbol. ¿A ti qué te parece?

Que ni siquiera se debe al fútbol. A nosotros se nos ha metido en el saco del hardcore de Cardiff. He hecho un montón de entrevistas y siempre me preguntan cómo es formar parte de la escena hardcore de Cardiff. Y yo respondo: colega, yo soy de Swansea.

Y cuando los de Cardiff se enteran de que sois de Swansea, ¿qué cosas os llaman?

“Gyppos” [nómadas, vagabundos], sobre todo. Y también “putos Jack”. Los clásicos son imbatibles.

A la hinchada de Swansea se la conoce como Swansea Jacks, ¿no?

Sí.

Tony Sylvester (voz):

Yo soy del norte de Londres, y allí siempre hemos tenido la rivalidad entre el Arsenal y los Spurs. En Gales, sin embargo, la tensión entre Cardiff y Swansea es más palpable, como en los partidos entre Celtic y Rangers en Glasgow.

El tatuaje labial de Tony es de Chad Koeplinger.

¿Hubo hace poco un incidente en el que 33 habíais acabado de ensayar y os visteis mezclados en un altercado con unos hooligans?

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Benjamin:

Ya, bueno, no exactamente. Caminando dejamos atrás un pub de hooligans y ellos, literalmente, se pararon a mirarnos. Nosotros íbamos vestidos con parkas de montaña, unos vaqueros buenos y nuestras botas Red Wing. Supongo que nuestro aspecto tiene un cierto elemento “casual”. Para mí, ni siquiera tiene que ver con el fútbol.

Tony:

Una vez, cuando tocamos con Gallows en Cardiff, Ben hizo un gran discurso acerca de la rivalidad, de que era una chorrada, y uno de los tíos del Soul Crew (la hinchada hooligan del Cardiff City) fue y le estrechó la mano.

Los Gallows atraen a un público variado, ¿eh?

Sí, gente de todo tipo. Van a verlos viejos punks y personas que han tenido, digamos, unas vidas interesantes. Ves gente muy rara en los conciertos de Gallows. Pero cuando veo trifulcas en los conciertos hardcore, me acuerdo de los Keystone Kops: es todo muy juvenil y gracioso. En todos estos años no he visto nada demasiado terrible.

Yo defino “terrible” como esas exhibiciones de kick-boxing que se hacían en las actuaciones de los grupos breakdown a mediados de la década pasada. ¿Alguna vez os ha pasado algo así?

Nuestra música va mejor para hacer 2-stepping y cosas así. Esos chicos que bailaban haciendo kick-boxing son de una generación diferente, pero lo que me hace reír es que aquellos chicos nunca aguantaban los ocho compases de las partes lentas. Hacían el ganso diez segundos y luego se retiraban hacia atrás. Me gusta cuando en el hardcore la gente se tiran unos encima de otros y agarran el micro. Prefiero eso a unos chavales haciendo una especie de bailoteo de risa durante unos segundos a mitad de la canción.

Los tatuajes en las manos de Benjamin son de Thomas Hooper, Chad Koeplinger y Rob Benevides.

En estas fotos parecéis “casuals” futboleros bien vestidos.
Benjamin: Bueno, la mayoría de los chicos del hardcore tienden a estar cinco años por detrás de todo. Descubrieron Supreme hace un año, y yo creía que eso se acabó hace cinco años o así. Yo creo que Odd Future están contribuyendo a que se vendan muchas de esas gorras pequeñitas. ¿De qué van vuestras canciones? Tal como suenan, parece que van sobre peleas.
Las canciones de 33 no van sobre pelearse. Van más sobre vivir día a día en una pequeña población costera y todo el odio, la frustración y, sí, las peleas que eso conlleva. ¿Qué pasa con las poblaciones costeras? Yo crecí en una y las dos cosas que noto cuando voy allí son, por un lado, una extraña sensación de vacío, y por otro, la ominosa sensación cuando salgo a tomar algo de que en cualquier momento, por ninguna razón concreta, puede haber un estallido de violencia extrema.
Yo diría que eso es porque, cuando vives en un pueblo costero, no hay ningún sitio a dónde ir. Siempre son la última parada del tren. He vivido en lugares así toda mi vida, en Swansea y en Brighton. No sé si es cosa del mar o de qué. También encuentras mucha gente que está allí huyendo de algo. También hay un montón de B&B’s. Escondites para yonquis y personas bajo el cuidado comunitario. Vagabunderío en general, podría decirse.
Vagabunderío. ¿Esa palabra existe? No estoy seguro.
Tengo muchos amigos que viven así sus vidas: emborrachándose y metiéndose en peleas los fines de semana. Literalmente, viven para eso. Todo consiste en ponerse hasta el culo y, después, echar un polvo o meterse en una pelea. No lo estoy condenando ni ridiculizando. Simplemente es así.
Tony: Una vez, cargando nuestro equipo después de un concierto en Swansea, tuvimos que atravesar un muro de gente peleándose entre sí en el suelo, en la calle, y un taxi pasó por delante y alguien bajó la ventanilla y nos gritó, “¡gilipollas!”. Estábamos con un tío que era todo un personaje en Swansea, y nos dijo: “¡No lo voy a tolerar!” Corrió detrás del taxi, lo alcanzó, abrió la puerta, le arreó un puñetazo a un tipo, entró en el taxi, le arreó a un segundo tipo y salió del taxi por la otra puerta. Y a todo eso el taxista no dejaba de reírse. A sus pasajeros les estaban partiendo la cara en su propio coche y él diciendo “¡Os lo tenéis merecido, colegas!”
Benjamin: Lo de Swansea es extraño, es como una espada de doble filo. Te pueden partir la cara, pero por otra parte la gente allí es cálida por naturaleza. Y también está muy jodida, como mostrasteis en vuestro documental. Pero hay zonas, como la bahía de Swansea, que son increíblemente hermosas. Es mi hogar y me encanta, más que cualquier otra cosa. He dejado Swansea en ocasiones, pero nunca me he sentido tan feliz como ahora. Estoy muy contento de estar donde estoy. Me encanta este sitio. Suena idílico.
Bueno, trabajo lejos a menudo. Imagino que eso ayuda. ¡Hace tres semanas que no voy por mi casa!

FOTOS DE SANNA CHARLES