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Cultură

5 razones por las que James Franco no es el nuevo James Dean

James Franco es un actor estupendo y un hombre genial, pero si de verdad quiere ser James Dean, hay un par de obstáculos en su camino.

Decir que James Franco está obsesionado con James Dean es como decir que Wes Anderson ama la tipografía Futura; es señalar lo que ya es obvio. Lo retrató en una película en el 2001, comisarió una exposición basada en Rebelde sin causa, se ha teñido el pelo de rubio… Todo apunta a que Franco debe tener un tipo de santuario horripilante en su honor en su casa (velas y mechones de pelo incluidos). A ver, James Franco es un actor estupendo y un hombre genial, pero si de verdad quiere ser James Dean, hay un par de obstáculos en su camino.

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1. A James Dean no le pillarían ni muerto para protagonizar Oz: un mundo de fantasía.

James Franco será uno de los actores con más talento de nuestra generación, pero suele meter la pata bastante eligiendo los papeles que interpreta. Ejemplos: Oz: un mundo de fantasía, que se estrena en breve, donde Zach Braff pone la voz a mono con chaqueta, la odiosa Tristán e Isolda o Caballeros, princesas y otras bestias, que tiene menos gracia que Rajoy vestido de nazareno. Incluso salió en la segunda versión de El hombre de mimbre. En fin, ERRORES.

2. James Dean no se grabaría haciendo un playback de Justin Bieber.

A lo mejor nunca has visitado la cuenta Youtube de James Franco, pero al tío le mola grabarse haciendo que canta canciones de música pop. Pero este vídeo en concreto se lleva la palma, por cuestiones de attrezzo, iluminación y coreografía. De verdad, no sé diferenciar si es una astuta parodia de la auto-obsesión que existe en Hollywood y al culto del famoseo o si es que nuestro James se aburre muchísimo. Lo único que sé es que este vídeo me hace sentir un tanto incómoda.

3. James Dean no presentó los Oscars e hizo un trabajo espantoso.

Imposible olvidar esto. En su defensa, diré que no es justo culpar a James Franco de lo mal que salieron los Oscars del 2011(y a Anne Hathaway tampoco): sólo estaban siendo ellos mismos. El que tiene la culpa, es quien fuera que tomara la decisión ejecutiva de emparejar a la persona más seria con la menos seria de Hollywood. Parecía algún tipo de experimento social sobre qué puede pasar si encierras a dos personas de polos opuestos en una habitación haciendo bromas mediocres sobre Origen.

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4. James Dean no se hizo mogollón de selfies.

Una vez más, no distingo si esto es una parodia o mero aburrimiento. Aquí, que cada uno piense lo que quiera, pero fijaos que se le ve como triste en todas las fotos y que le gusta mucho hacer fotos de gaticos.

5. James Dean no era tan gracioso ni consciente de ello.

Si tuviera que elegir entre tomarme unas birras con James Franco o James Dean, probablemente me decantaría por Franco. El tío es muy gracioso y lo que mola es que se auto-desprecia. Es totalmente consciente del hecho de que todos sabemos que quiere ser el James Dean del siglo XXI y está preparado para reírse con todos nosotros de esto. ¿Os acordáis de cuando salió en 30 Rock interpretándose a sí mismo? ¿Y que se enamoraba de una almohada? Pues James Dean no hubiera tenido los cojones de hacer eso.

James Franco, allá donde estés, sabemos que quieres ser James Dean a muerte, pero a nosotros nos gustas por ser tú. En otras palabras, eres una flor única y preciosa que debe brotar por sí sola. FLORECE, JAMES FRANCO, FLORECE.

Sigue a Clarisse en Twitter @clarisselou

Encuentra el artículo original en groschfilmworks.com