Pronto habrá nuevas reglas para las bicicletas con motor en las ciclorrutas

Foto tomada de la página de bicicletas Electrika

La mañana del 2 de noviembre, las administraciones de Bogotá y Medellín se enfrentaron en un reto: ganaba la ciudad en la que mayor porcentaje de funcionarios llegaran en bicicleta al trabajo. Hace un par de semanas, el Presidente sancionó la ley 1811, que entre otras cosas propuso incentivos para que la gente se mueva en bicicleta con más frecuencia. En la capital, cifras de la Alcaldía, se mueven más de 700 mil personas diariamente en bicicleta. Se puede decir, cuando menos, que el tema está en la agenda y hay que aprovechar para discutirlo.

Desde hace algunos años, uno de los debates recurrentes sobre ciclismo urbano ha sido el puesto que deben ocupar las bicicletas eléctricas, las de pedaleo asistido y los motociclos. Si usted anda en bicicleta, o si simplemente ha pasado por el lado de una ciclorruta, seguramente ha visto pasar esas pequeñas motos o bicicletas que trepan pendientes sin necesidad de pedalear. No hacen casi ruido y quienes las manejan suelen verse serenos y sin una gota de sudor en la espalda. El asunto es que en Colombia, a noviembre de 2016, no existe una regulación clara que distinga unas de otras y establezca reglas para cada tipo.

Algunos la piden desde hace rato. Otros creen que sería quitarle incentivos a una modalidad de transporte sostenible. ¿Cuál es la discusión?

De un lado, están los que argumentan que se pone en riesgo la seguridad de peatones y ciclistas tradicionales. José Stalin Rojas, director del Observatorio de Movilidad de la Universidad Nacional, me dijo que por las ciclorrutas solo deberían ir las bicicletas tradicionales: "es decir, no pueden transitar las bicicletas eléctricas y los motociclos, por los riesgos que generan estos vehículos al transitar con mayor velocidad".

La ley de este país, sin embargo, no especifica límites de velocidad. La única mención, quizás, está en la 1811, que dice que las alcaldías podrán cerrar vías los domingos y festivos "a efectos de promover la práctica de actividades deportivas tales como el ciclismo, el atletismo, patinaje, las caminatas y similares, así como la recreación y el esparcimiento", y agrega que "la velocidad máxima de operación en las vías mientras se realicen actividades deportivas, lúdicas y/o recreativas será de 25 km/h".

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Un motociclo, me explicó Juan Vergara, dueño de la empresa de bicicletas eléctricas Go Green, puede superar fácilmente los 25 km/h: "puede llegar a 45, a 50, incluso a 60 km/h". Vergara cree que "las moticos, si pesan más de 60 kg, son un peligro cuando van a velocidades que no son correctas". Hasta ahí concuerda con Rojas. Ambos están de acuerdo en que es peligroso que vehículos más pesados y rápidos se suban a carriles exclusivos.

Lo mismo me dijeron en la Secretaría de Transporte: "En lo relacionado con la interacción de este tipo de vehículos, bicicletas a pedal, bicicletas asistidas y ciclomotores en la infraestructura vial para ciclistas, se indica que debido a las condiciones de operación (velocidad) de este tipo de equipos, estos presentan mayor grado de riesgo según la propulsión del mismo, desde un punto de vista de seguridad vial".

A sus posturas las complementan algunas investigaciones que se han hecho en otros países, que prueban que los conductores de bicicletas eléctricas suelen ir a mayor velocidad y que eventualmente, aunque por poco margen, son más propensos a participar en accidentes de tránsito.

En el otro bando están quienes defienden el tránsito de vehículos con motor por las ciclorrutas. Allí está Juan Vergara, de Go Green, quien a pesar de reconocer que puede ser peligroso me explicó que no tiene sentido solucionar el problema bajando los motociclos y las bicicletas eléctricas a la calle. Me propuso una analogía: "Existen los Ferrari, que pueden ir a 300 km/h. Sería peligroso que fueran a esa velocidad junto a otros carros que van más lento. Sin embargo, la solución no es prohibir los Ferrari sino ponerles límites".

Para él, deberían ponerles reglas a los que vayan por la ciclorruta y multar a los que no las cumplan. Las bicicletas con motor y los motociclos, aproxima, deberían acogerse a un límite de velocidad de 25 km/h, no medir más de 75 cm de ancho, que es más o menos lo que mide el manubrio de una bicicleta tradicional, y no pesar más de 70 kg. Frente a esa medida, los contradictores han señalado el inconveniente que generaría para las autoridades medir velocidades en las ciclorrutas.

A nivel oficial, el Ministerio de Transporte propuso el año pasado un borrador de resolución que regularía el tema. Esa resolución apunta a dos tipos de bicicletas: los motociclos con un motor inferior a 50 cm³ y que superen una velocidad de 45 kilómetros por hora, y las bicicletas eléctricas con pedaleo asistido que vayan a más de 25 km/h y que no se estén pedaleando. Los vehículos que cumplan esas condiciones deberían transitar por la calle, junto a buses, carros y motos. El borrador de resolución contempla además que los motociclos tengan luces delanteras y traseras, placa, direccionales, espejos, pito, revisión tecnicomecánica y Runt.

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Ese borrador ha sido debatido por los sectores involucrados, que han hecho propuestas para mejorarlo. Una de ellas, por medio de una carta, la hizo la Mesa Metropolitana de la Bicicleta del Valle de Aburrá, con apoyo de los colectivos Bicinavegantes, Bicionarios, Mujeres Bicibles y Contrarreloj. Ellos reconocieron que la reglamentación es necesaria (por el argumento de lo peligrosas que podrían ser las bicicletas demasiado pesadas y rápidas), pero recomendaron sacar de la regulación a las bicicletas eléctricas de pedaleo asistido "por asemejarse más a una bicicleta convencional en cuanto a peso, geometría, aceleración y forma de conducción".

Para que esas bicicletas puedan transitar por las ciclorrutas, proponen que cumplan ciertas reglas: ser impulsadas por pedales, que el motor deje de funcionar cuando se alcancen 25 km/h y tener una placa o sello visible donde se lean las especificaciones del motor.

Los comerciantes y dueños de bicicletas con motor insisten, sin embargo, en que no se deben poner las bicicletas eléctricas al nivel de los carros. Juan Vergara me dio dos argumentos más, que son similares a los que obtuve de usuarios de este tipo de vehículos. Por un lado, cree que si los bajan definitivamente a las calles aumentarán los accidentes de tránsito. Por otro lado, dice que si se hace efectiva esa regulación los motociclos y bicicletas eléctricas perderán su atractivo: la gente compra estas bicicletas porque pueden andar por la ciclorruta y evitar los trancones, y si se les quita ese beneficio es mucho más rentable para ellos comprar una moto.

El debate no ha parado mientras el Ministerio termina de ajustar la resolución. En la Secretaría de Movilidad me dijeron que han hecho recomendaciones sobre ajustes que consideran prudentes. Varios usuarios de motociclos y bicicletas eléctricas me dijeron que esperan no verse perjudicados y que se comprometerían a andar a la velocidad que se establezca.

Muchos ciclistas tradicionales, en cambio, esperan ansiosos que la regulación se aplique pronto. Entre tanto, una fuente cercana al Ministerio de Transporte nos dijo que la semana siguiente, por fin, saldría la esperada resolución. Todo apunta a que pronto se sabrá cuáles recomendaciones acató y cuáles descartó el Ministerio durante el último año. Estaré pendiente para informarles.