Los saqueadores de arena

Tres días a la semana, los trabajadores de la playa Larache, en Marruecos, pasan excavadoras por las dunas y se llevan toda la arena que pueden. Toneladas. Sus jefes tienen permiso, pero muchos vienen ilegalmente los fines de semana y usan burros y palas para hacer aún más estragos en el suelo.

Ya que es un ingrediente esencial para la creación del cemento, vidrio y microchips, la arena es muy preciada. La comunidad internacional importa un poco más de mil millones de dólares de arena al año y casi la mitad del comercio de arena en Marruecos es ilegal.

Éste es un problema importante para el país, donde la extracción de arena le cuesta al gobierno mil millones de dólares en impuestos no pagados. Casi la mitad de la arena que se usa para la construcción en Marruecos viene del mercado ilegal y muchas playas han desaparecido por completo debido a ello.

Cuando llegamos a Larache, el epicentro de saqueo de arena, caminamos por todo el terreno sin ser molestados. Todos los trabajadores que encontramos venían de pueblos cercanos y recordaban lo linda que era la playa hace algunos años, antes de que empezara el saqueo. Estas operaciones están dirigidas por una cooperativa; el gobierno marroquí recientemente lanzó un programa de transparencia para saber quién se beneficia de la extracción ilegal de arena.

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Diariamente hay unos 700 camiones en la playa. Cada uno hace tres viajes en los que carga más de 11,350 kilos de arena —mucho más de lo que el gobierno permite—. Los camiones con permiso sólo pueden trabajar de lunes a miércoles, por lo que los depredadores saquean la playa el resto de la semana.

Los saqueadores promedio son chicos de entre diez y 17 años que ganan cinco dólares (unos 77 pesos) al día por subir arena al lomo de un burro. En nuestra visita no vimos a ninguna mujer en la playa. Los habitantes de la aldea generalmente se juntan para invertir en un burro y poder pagarle a un niño para que vaya a las playas y se lleve toda la arena que pueda. Posteriormente, los adultos comparten las ganancias de la venta.

Hace varios años, los habitantes de este lugar sembraban cacahuate, pero hay más dinero en el saqueo de arena y es más fácil adquirirla, a pesar de que esto impide que los niños quieran continuar su educación. Un joven que conocimos dijo que la escuela más cercana estaba a dos kilómetros y medio, y que él no tiene forma de llegar hasta allá. "Si vamos a sudar, mejor que sea para ganar dinero", nos dijo.

Lo que no consideran es que cuando la arena se acabe no tendrán otra forma de ganarse la vida. Y dada la inacción tanto del gobierno como de los habitantes, esto ocurrirá más pronto de lo que creen.