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Puede que Amor sea la película más reciente de Noé, pero está muy lejos de la primera. Para que te prepares para la provocación en 3D de Noé —la cual, estoy obligado a informar, no es tan digna de tu dinero que con tanto trabajo te ganas— considera un breve recorrido cinematográfico de las escenas de sexo más transgresoras de la historia.Un primer ejemplo es Un chant d'amour, una película francesa de 26 minutos de 1950. Destacada por su trama voyerista, esta película de Jean Genet se trata del guardia de una prisión que se excita al ver cómo se masturban los presos y, después de una riña menor con uno de los presos, hace que un prisionero chupe su arma. Esta película se prohibió no sólo por sus escenas explícitas, sino también por sus connotaciones abiertamente homosexuales, que era el aspecto más problemático para muchos. En parte debido a esa controversia es que Genet nunca dirigió de nuevo una película.
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Durante las siguientes décadas, varias otras películas europeas le siguieron a ésta: en Dinamarca ( Gift, 1966), Alemania Occidental (Hotel by the Hour, 1970) y Suecia (They Call Us Misfits, 1968). Misfits estuvo a punto de ser censurada hasta que el ministro de educación intervino. Escandinavia tuvo realmente acaparado mercado por un tiempo con muchas de estas películas (sobre todo la serie del Zodiaco de siete partes) que en esencia recibieron un trato normal: reseñas en periódicos nacionales y sólo en algunos casos censura o la prohibición. Jens Jørgen Thorsen, cuya adaptación (1970) de Días tranquilos en Clichy de Henry Miller cumplió con las expectativas del material original al contar con escenas de sexo explícito, casi recibió apoyo oficial del Instituto de Cine Danés para su próximo proyecto hasta que el Papa Pablo VI protestó diciendo que la película tenía contenido blasfemo.Sin embargo, en este lado del continente nos ha costado trabajo recibir estas películas con los brazos abiertos. Como con muchas otras cosas, tenemos que agradecer a John Waters por traer escenas de una felación no simulada a las pantallas de EU. Pink Flamingos, además de hacer a Divine (la protagonista) un héroe de culto por generaciones, también estuvo prohibida en lugares que por lo general son de mente abierta como Australia, Noruega y Canadá. Cuando se estrenó en Estados Unidos en 1997 para celebrar su 25 aniversario, la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos le dio la clasificación C como sello de desaprobación. Aparte de la escena en la que se comen la mierda de perro, no estaban demasiado contentos con un primer plano de una mamada real.
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Ninguno de estos directores tomó una decisión tan cuestionable como Vincent Gallo, cuya controvertida película The Brown Bunny culmina con una escena en la que al personaje principal le hace un blow Chloë Sevigny (quien por casualidad es la ex novia de Gallo en la vida real). La película fue un ridículo a partir de su estreno mundial en Cannes en 2003, pues hubo una riña entre Gallo y Roger Ebert, quien consideró que el proyecto del cineasta era la peor película jamás presentada en Cannes. Gallo respondió llamándolo gordo; Ebert respondió parafraseando a Churchill; Gallo maldijo el colon de Ebert; y Ebert afirmó que era más entretenido ver un video de su propia colonoscopia que The Brown Bunny . Punto a Ebert.[daily_motion src='//www.dailymotion.com/embed/video/x2wonb5' width='100%' height='360px']No todo el mundo fue tan cruel (e incluso Ebert respondió favorablemente a una versión re-editada y más corta), pero la película no ha dejado de ser definida por esta escena —la cual puede ser el mayor argumento en contra del sexo explícito en las películas—. Puede convertirse en una distracción, una forma de encasillar algo. El verdadero desafío, entonces, puede estar en no dejar que este aspecto por sí solo de forma al legado de una película.En cuanto a si el sexo explícito realza el cine, es como cualquier otra cosa: depende de la película en sí. Starlet es la mejor entre los ejemplos recientes; la discreta historia de Sean Baker sobre una actriz porno que vive y trabaja en el Valle de San Fernando se benefició de la majestuosa edición de la estrella epónima en el acto. (Al igual que Lars von Trier en Ninfomanía, Baker optó por dobles de cuerpo en estas secuencias.) Cuando funciona, se siente incidental a la trama, pero esencial al tono general. Nunca hay un tema de provocación o explotación, lo que quiere decir que: El sexo sirve a la historia, no al director.Sigue a Michael en Twitter.