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Cultură

Puedes entrenar a tu cerebro para que prefiera una ensalada y no una hamburguesa

El placer a la hora de comer es también cuestión de método.

La próxima vez que te encuentres a ti mismo en la nevera, cogiendo la enésima tajada de pizza congelada, o te encuentres buscando (otra vez) las migas al final de una bolsa llena de polvo naranjado de Doritos, deberías darle a estos científicos de la Universidad Tufts una llamada.

En un estudio que se hizo en la parte del cerebro que está conectada con la zona encargada de proveer recompensas y generar adicciones, los investigadores han encontrado que nuestra materia gris se puede entrenar, no solamente para que te guste, sino para que prefieras comida sana, por encima de las comidas altas en calorías que realmente son muy malas.

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La investigadora sénior, autora del estudio y científica sobre el comportamiento en la nutrición, la profesora Susan B. Roberts, le dijo a la BBC que “no empezamos la vida amando las papas fritas o odiando, algo como, digamos la pasta integral”.

Nuestro antojo por tales comidas, más bien, es condicionado. Sucede conforme avanza el tiempo, cuando comemos, “lo que hay allá afuera en el ambiente de la comida tóxica”.

Ya sabemos, sin embargo, que una vez que la gente se vuelve adicta a la comida poco saludable, las comidas “toxicas” – invariablemente aquellas que están saturadas de grasa, tienen carbohidratos refinados, y por último, grandes cantidades de azúcar– el patrón es difícil de romper. Queda programado mentalmente; una vez eres adicto al azúcar, por ejemplo, el síndrome de abstinencia se va a sentir como, bueno, síndrome de abstinencia. No se trata solo de perder peso para aquellos que tienen adicción a la comida – es tratar de volver a programar el cerebro y sus impulsos– .

La investigación de la profesora Roberts, que está publicada en la revista “Nutrition & Diabetes”, sugiere que el cerebro puede aprender a que le guste la comida saludable. La clave está en estudiar el centro de recompensas.

Nuestro cerebro registra todas las sensaciones o estímulos placenteros de la misma manera. Ya sea que el placer venga de consumir drogas, tener muy buen sexo, una gran comida, o recibir una gran cantidad de dinero, todo se procesa de la misma manera. El placer causa la liberación de la dopamina –un neurotransmisor– de un grupo de células nerviosas (el núcleo accumbens) bajo la corteza cerebral. La liberación de la dopamina en esta área es sinónimo de placer, razón por lo cual es llamado el centro del placer.

Roberts y su equipo han estudiado esta parte del cerebro en 13 personas con sobrepeso y se enfocaron en ir cambiando las preferencias alimenticias de ocho miembros del grupo, mandándoles una dieta baja en carbohidratos, alta en fibra y alta en proteína. Crucialmente, a los participantes nunca les dejaban sentir hambre, porque ahí es cuando los antojos de comida se vuelven un gran monstruo, imposible de ignorar, cuando cuatro tajadas de pan cubiertas con Nutella te nublan el pensamiento.

Después de seis meses, a aquellos que siguieron la dieta, se les hizo una resonancia magnética para buscar cambios en el centro de placer del cerebro, y sí, lo adivinaste, eran las comidas saludables, las ensaladas, los vegetales y los granos integrales los que provocaban reacciones de placer.

Esencialmente, la ensalada les estaba dando erecciones cerebrales y esto es algo grandioso. Aunque este era un estudio pequeño, nos indica cómo un sentido incrementado de recompensa y satisfacción de comidas saludables sí puede suceder. No solo eso, pero además el equipo de Roberts encontró que el centro de recompensa del cerebro mostró una disminución de sensibilidad –o se apagaba– por las comidas poco saludables.

Cuando se trata de tratar la adicción a la comida y la obesidad, procedimientos como la cirugía del bypass gástrico pueden funcionar –a veces de manera dramática– pero pueden hacer que la comida y comer sea una experiencia realmente miserable. Si este tipo de estudios se pudieran llevar más lejos o se lograra estimular el estudio en otras partes del cerebro, quizás podríamos llegar a un punto donde, cuando se trate a personas con adicciones de comida  u obesidad, se pueda hacer un énfasis en disfrutar la comida que les hace bien.