FYI.

This story is over 5 years old.

Cultură

Buenos días, pecadores... con Warren Ellis: Una guía al tiempo para idiotas

Ya basta de querer volver en el tiempo.

Está bien, esto será un poco extraño, pero esta semana surgió algo en el mundo de la física que me dejó asombrado, así que van a tener que escucharlo.

La flecha del tiempo. Una línea horizontal perfecta que se mueve desde al pasado hacia el futuro. Ese es nuestro entendimiento del tiempo.

Si dos partículas chocan en un acelerador, se convierten en una lluvia de partículas más pequeñas. Si vemos esa película de forma inversa, en donde las particulitas formen las partículas originales, lo que veríamos sería igual de válido. Esto se llama simetría del temporal. Básicamente, el tiempo es simétrico a nivel cuántico. Todo son partículas y energías en movimiento. Y esta estúpida dimensión cuántica contiene toda la maquinaria que determina como funciona todo lo demás.

Publicidad

Pero estas personas descubrieron un proceso subatómico que no se comporta de esta manera. Mientras trabajaban con física de la antimateria, jugando en las profundidades hadrónicas con sus mesones (estos diminutos cabrones, varias órdenes de magnitud más pequeños que las nanopartículas), descubrieron algo que no debía pasar. En ese mundo, estos extraños sabores de mesones se convierten en todo tipo de cosas diferentes. En un mundo donde el tiempo es simétrico, las condiciones deberían ser que la Cosa A se convierte en la Cosa B más fácilmente que la Cosa B en la Cosa A. Así es como la película inversa tiene sentido.

Pero resulta que la Cosa B se convierte en la Cosa A con seis veces más frecuencia. Esto es como invertir la película de un vaso de agua que cae al suelo, regresarla hasta el comienzo, y descubrir que simplemente no se puede regresar al punto donde el vaso empieza a caer. El tiempo tiene una dirección preferida. El tiempo es asimétrico.

De hecho, se puede pensar en el tiempo como una pendiente hacia abajo. Nuestra caída hacia el futuro es inexorable. Todo rueda hacia abajo por la colina del tiempo.

Te hace preguntarte que hay al final, ¿cierto?

Esto también sugiere que el tiempo va colina arriba. La historia detrás de nosotros está a una altitud cada vez más alta. Quizá los fantasmas sean sólo nubes de extraños aerosoles electromagnéticos, atrapadas en el paso del tiempo y que cayeron a nuestra altura en el presente.

Publicidad

Las personas involucradas en la física para viajar en el tiempo tienen que considerar que viajar al pasado sería, en el mejor de los casos, como empujar una piedra sisifeana sobre una pendiente imposible. Sabes que el universo te odia cuando hasta el ángulo del tiempo está en tu contra.

Hay una hermosa y teórica máquina del tiempo, pensada por un tal Ronald Mallett, que usa un fenómeno llamado arrastre de marco para crear, con luz, un camino circular del presente hacia el futuro, y de regreso de nuevo. La idea era que podrías entrar al rayo de luz, caminar hasta el punto medio, y aparecer en el futuro. Si juntabas el rayo en el mismo punto, podrías caminar a tu punto de partida en el presente.

Me imagino que sería como una caminata interminable hacia el futuro, con todo tu pasado irguiéndose como una montaña a tus espaldas.

Ahora piensa en esto. Ronald Mallett inició su viaje muy temprano en su vida. Su padre murió joven por un defecto en el corazón. Su ímpetu por viajar en el tiempo venía de un fuerte deseo por regresar y advertirle a su padre sobre la condición desconocida que lo habría de matar.

Piensa en eso, en un tiempo que sólo fluye río abajo y el pasado es un glaciar impenetrable. Llegaremos al fondo de la espiral mucho antes de que resolvamos el problema de rescatar a nuestros seres amados o decir ese adiós que nunca dijimos.

Buenos días, desde unos metros más abajo sobre la colina.

Sigue a Warren en Twitter: @warrenellis

Imagen por Marta Parszeniew