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Cultură

Una breve retrospectiva de asesinatos satánicos cometidos en los últimos 30 años

Una lista de asesinatos satánicos cuyos autores van desde grupos políticos minoritarios y cultos satánicos hasta aficionados que se inspiraron en películas de terror y el heavy metal.

Foto vía Flickr

En algún lugar de Francia en el siglo XVII, el abad Guibourg, un sacerdote que colgó los hábitos, inventó las misas negras.

Guibourg fue el primero en organizar las "misas negras", con su compañera Catherine La Voisin, entre 1670 y 1679. Se sabe que Madame de Montespan, la amante abandonada de Luis XIV, solicitó los servicios de la pareja para organizar una serie de misas negras con el fin de recuperar su lugar como la favorita del rey. Se sacrificó un bebé por cada ceremonia para verter su sangre en un cáliz. La pareja antes mencionada también hacía rituales que imitaban las prácticas cristianas. De hecho, se les atribuye el nacimiento del culto a Satán en Francia.

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En la Edad Media se temía a Satán y se creía que era el culpable de todos los males. Sin embargo, con el paso de los siglos, se volvió un objeto de veneración.

En la década de los 70 del siglo XX, el estadounidense Anton Szandor LaVey se encargó de teorizar el satanismo, fundó la Iglesia Satánica en San Francisco en 1966 y escribió la biblia satánica. El hombre de la cabeza rapada y barba bien cuidada escribió líneas grandiosas sobre "una filosofía religiosa donde Satán es el símbolo de la libertad y del individualismo", con la que estableció las bases de una nueva religión hedonista y libertaria que transgredía las normas sociales. LaVey estudió y reinterpretó los clichés del pensamiento occidental, y ahora predica la "superación del ser" para transformarlo y convertirlo en un superhombre que posea la capacidad de poner en práctica sus propios deseos. El satanista ideal debe poder realizar rituales diversos y ceremonias con el objetivo de exteriorizar su fuerza oculta.

Los satanistas dieron poco de qué hablar hasta mediados de 1980, cuando se volvieron a hacer notar con una serie de acciones. En esa época salieron a la luz los incendios de iglesias y asesinatos entre amigos de la escena del black metal noruego, las profanaciones de los cementerios en Tolón, Francia —el 9 de junio de 1996, cuatros satanistas jóvenes exhumaron el cuerpo de una mujer de 77 años de edad—, asesinatos de sacerdotes, sacrificios humanos, entre otros crímenes y delitos asociados al culto de Satán. Algunos fueron obra de grupos políticos minoritarios, sin embargo, otros fueron el fruto de satanistas amateurs que adoptaron ciertos elementos estéticos y culturales del movimiento, y se inspiraron en la películas de terror, en la literatura oscura y en el heavy metal.

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¿Qué caracteriza a un crimen satánico? La puesta en escena del crimen y la personalidad del asesino. También una cierta disposición del cuerpo, la presencia de símbolos y objetos religiosos, como crucifijos invertidos, más que nada. Todos los asesinos dijeron haber sentido "una gran necesidad de matar" semanas antes del crimen. Teniendo en cuenta todo esto, me propuse encontrar los casos de asesinatos satánicos más famosos de los últimos treinta años.

Imagen vía Wiki Commons

Niños brasileños sacrificados frente al altar de Satán

Seis brasileños decidieron utilizar algunos niños para hacer rituales de magia negra porque estaban convencidos de que todos los niños nacidos después de 1981 estaban poseídos por el diablo. Seis personas –entre las cuales habían dos doctores y dos expolicías originarios de Altamira, una ciudad al norte de Brasil, que pertenecían a la secta Lineamiento Universal Superior (LUS)– estuvieron involucradas en este sórdido caso. Entre 1989 y 1993, se encontraron varios cadáveres de niños castrados. De las 19 presuntas víctimas, seis fueron asesinadas, cinco siguen desaparecidas y ocho se negaron a hablar después de que los drogaran, los ataran, los castraran y los dejaran en la orilla de la carretera para morir. Sus órganos genitales estaban destinados a ser utilizados en rituales satánicos. En 2003, 11 años después del inicio de la investigación, cinco de los miembros de la secta se enfrentan a cargos por torturar, castrar y asesinar a cinco niños. Los dos médicos y los dos expolicías recibieron severas condenas. La líder del grupo negó todas las acusaciones y fue absuelta.

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Un cura de Alsacia fue asesinado por un "impulso satánico"

"¡Mata a un cura!", escuchó David, un empleado de Peugeot de 19 años de edad, por segunda vez dentro de su cabeza. Esa noche, después de haber escuchado música gótica en su cama, en casa de sus padres en Kingersheim, en la ciudad de Mulhouse (Alto-Rin), David volvió a sentir ese "impulso satánico". Vestido de negro y armado con un cuchillo de caza, tomó su bicicleta y partió a toda velocidad. Eran las 10 de la noche cuando llamó a la puerta del padre Uhl. El padre lo dejó entrar y escuchó su confesión. Cuando el padre se dio la vuelta, David sacó el cuchillo, le ordenó que se acostara en el suelo, le gravó un pentagrama en la mano izquierda, lo amordazó con un pañuelo, le dio varias patadas, lo apuñaló y se dio a la fuga. "Es como si alguien se hubiera apoderado de mi cuerpo", explicó el joven durante su juicio en abril del año 2001. Un feligrés encontró el cadáver del cura tendido boca abajo con 33 puñaladas la mañana del 12 de diciembre. La investigación que se abrió condujo al caso de la profanación de un cementerio de Tolón en 2006. El cadáver de una mujer de 77 años de edad fue exhumado y empalado con un crucifijo invertido hasta llegar a la altura del corazón. Uno de los cuatro acusados —cuatro jóvenes satánicos— tenía familia en Kingersheim. Era David. En el dormitorio del joven se encontraron textos satánicos, diversos objetos relacionados con el satanismo y una foto de Hitler. "Me inspiré en mi sentimientos satánicos", dijo David. Creía que si mataba a un cura, se iba a quitar su depresión. Fue condenado a pasar veinte años en prisión.

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El hombre bajó a la cocina donde yacía su esposa, llevó su cuerpo a la sala y le rindió honores.

Una sola superviviente en la casa del horror

Por fin un momento en donde no le va tan bien a Davy T. Este habitante del departamento de Meurthe y Morsela, en la región de Lorena, Francia, acababa de perder su empleo de vigilante y tenía que tomar un tratamiento médico para cuidar su hernia discal y sus angustias. El cuarentón nunca fue muy "amante de la vida". Le encantaba Edgar Allan Poe, LaVey, escuchaba rock alternativo en su garaje, escribía poesía y estaba muy metido en la cultura gótica. El sábado 4 de junio, por la noche, se sirvió una copa mientras su esposa le daba de comer a su hija de un año y tres meses de edad. Su otra hija, de seis años de edad, producto de un matrimonio fallido, estaba en la habitación de arriba. Davy bajó a la bodega de donde sacó una lámpara enorme. Se aproximó a su esposa por la espalda, la golpeó con el aparato y le hundió el cráneo. La mujer corrió a esconderse a la cocina con el bebé. Davy la apuñaló con un cuchillo de cocina. Se llevó a la bebé a su habitación, trató de asfixiarla y terminó matándola con el mismo cuchillo. Después bajó a la cocina donde yacía su esposa, llevó su cuerpo a la sala y le rindió honores. Subió a la habitación de su otra hija, la obligó a que le hiciera una felación y volvió a bajar a la sala. Se sentó en el sillón, encendió unas velas y unos inciensos, se sirvió whiskey y puso música. Vio a su esposa morir, la penetró, le tomó fotos y dibujó cruces invertidas en las paredes. Después se tomó sus medicinas y se fue a dormir. La policía encontró a la pequeña de seis años encerrada en su habitación. "No fui yo, fue él, Belcebú", dijo Davy tratando de explicar sus actos. El tribunal de Meurthe y Morsela no tomó en serio la intervención del Diablo y condenó a Davy T. en abril de 2015 a cadena perpetua sin derecho a libertad condicional hasta pasados 22 años.

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Foto vía Flickr

Los góticos de West Memphis presuntos culpables

El 6 de mayo de 1993, en West Memphis (Arkansas), una ciudad emblemática de fundamentalistas cristianos del cinturón bíblico. Se encontraron los cuerpos de tres niños de ocho años en las colinas de Robin Hood con las manos y los pies atados con los cordones de sus zapatos. En vista de una escena tan macabra, los investigadores sospecharon inmediatamente de que se trataba de un ritual satánico. Tres adolescentes de los barrios pobres parecieron de inmediato los culpables ideales. Tenían entre 16 y 18 años de edad. Su delito fue tener un look gótico, amar el heavy metal y, sobre todo, no tener los medios suficientes para pagarse un buen abogado. A pesar de no tener pruebas concluyentes, dos de ellos fueron condenados a cadena perpetua y el último fue sentenciado a pena de muerte en 1994. Análisis recientes demostraron que no se encontró ningún rastro de su ADN en la escena del crimen. En 2011 fueron declarados inocentes y puestos en libertad. El director de cine Atom Egoyan rodó una película basada en el caso en 2014 llamada Devil's Knot. También se realizó un documental en tres partes llamado Paradise Lost de Joe Berlinger y Bruce Sinofsky.

Una satanista confiesa 22 asesinatos a un periódico

"Dejé de llevar la cuenta a partir de los 22", confesó Miranda Barbour, de 19 años de edad, ante la prensa local cuando la encarcelaron por el asesinato de un hombre de 40 años en noviembre de 2013 en Pensilvania, Estados Unidos. No solo reconoció el asesinato con arma blanca por el cual la encarcelaron, sino que dijo "haber cometido al menos 21 asesinatos más" en todo Estados Unidos, en especial en Alaska. La joven explicó que empezó a los 13 años de edad, cuando frecuentaba a un hombre que era miembro de una secta satánica en Alaska. La joven huyó de su casa para formar parte del grupo. A pesar de que se mudó con su hermano a Carolina del Norte, nunca dejó de estar en contacto con los miembros de la secta. Según la prensa local, la noche del asesinato por el cual la encarcelaron, Miranda llevaba un vestido negro y en su coche se encontró una biblia satánica y una daga –medieval– con la que mató a la víctima. "Si me dan un mapa, puedo decirles dónde encontrarlos", declaró la joven mientras que la policía investigaba los lugares que mencionó.

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Los verdugos torturaron a la novia de uno de los asesinos para encarnar a la Virgen María.

Querían realizar sacrificios humanos

El 23 de julio de 1997, el cadáver de Josef ben Meddour, de 36 años de edad, fue descubierto en el parque Keillers de Göteborg, en Suecia. La víctima, que no escondía su homosexualidad, fue asesinada con dos balazos. Los autores fueron dos hombres de alrededor de veinte años, Jon y Vlad, miembros de la Orden Misantrópica de Lucifer (MLO, por sus siglas en inglés), una organización satánica. Uno de ellos era el vocalista de la banda de black metal Dissection. Los miembros de la MLO practicaban ceremonias ocultas donde sacrificaban gatos. Semanas antes del asesinato de Josef ben Meddour, Jon y Vlad se volvieron locos. Dijeron que querían "practicar sacrificios humanos y después organizar un suicidio colectivo", un acto que ahuyentó a un gran número de adeptos al culto. La justicia nunca pudo decidir si se trató de un crimen satánico o un crimen homofóbico. Los dos hombres fueron condenados a diez años de prisión en 1998. Después de cumplir su sentencia, Jon se suicidó. En 2006, su cuerpo fue descubierto en su apartamento en medio de un círculo de velas rojas y al lado de un grimorio.

Las bestias de Satán aterrorizan a Italia

Fueron vistos por ultima vez el 17 de enero de 1998 en la entrada de Midnight, un bar de metaleros en Milán. Fabio Tolis, de 16 años de edad, era admirador de H.P. Lovecraft y vocalista del grupo Circus of Satanis. Chiara Marino, de 19 años de edad, era su novia. Sus cuerpos fueron descubiertos seis años después, en 2004, en un bosque al noroeste de Milán. Los verdugos torturaron a Chiara para encarnar a la Virgen María. Los investigadores sospecharon rápidamente de Andrea Volpe, un joven conocido por vestir siempre de negro y por conducir un coche con una efigie del diablo. La policía sospechaba que Volpe había asesinado a su novia el mes de enero. Cuando el padre de Fabio Tollis vio la foto del sospechoso en el periódico, recordó que los dos chicos estaban juntos la noche en que su hijo desapareció. En 2002, después de una larga investigación en torno a Volpe, la policía descubrió muchos otros sospechosos, varios casos de suicidios y al menos cuatro muertes entre 1998 y 2004. Siete personas cercanas a Volpe estuvieron implicadas. Todos eran miembros o conocían la secta satánica de "Las bestias de Satán". Se les declaró culpables de haber cometido homicidio, de ocultar los cadáveres y de haber obligado a dos personas, y otros jóvenes relacionados a la organización, a suicidarse.

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Los esposos satánicos actúan por "orden de Satán"

Programaron la fecha del asesinato de un amigo para el 6 de julio, por la simbología del número. "6.6 por nuestro matrimonio, 6.7 por el sacrificio de un alma, al final da 6667", explicó Manuela, una chica punk que se volvió satanista para "formar parte del ejército de Satán". La joven estaba casada con Daniel, exintegrante de un partido nazi que se convirtió al satanismo por una "visión" que tuvo a los 14 años de edad. En esta visión, un hombre le aconsejó sondear "la otra parte de su alma". En el apartamento de Witten, en Alemania, se engancharon unas esposas en el extremo de unas cadenas que colgaban del techo, se erigió un altar de cráneos, se dibujó un pentagrama con sangre en el muro y se colocó un ataúd frente a la ventana. El 6 de julio de 2001, la pareja secuestró a Franck, un amigo de Daniel. Su cadáver fue descubierto en el salón con 66 machetazos y martillazos, y un pentagrama dibujado en su vientre con un escalpelo. "No fue un asesinato. No somos asesinos. Solo seguimos las órdenes de Satán", declaró la joven durante su juicio. Su explicación no convenció al tribunal y condenó a la "pareja satánica", ella y su esposo, a pasar de 13 a 15 años internados en un manicomio.

Una francesa apuñalada, descuartizada y casi decapitada

"Estaba aburrido todo el tiempo y quería hacer algo emocionante", explicó Lewis Peschet, de 21 años de edad, al tribunal de Aisne, Francia, ante el cual comparecía por el asesinato de Sonia Brunbrouck. El 19 de abril de 2012, Lewis quedó con la alumna de 17 años. El adolescente gótico se puso una gabardina, unos zapatos de plataforma, cogió un regalo que había comprado para la chica y partió para encontrarse con ella. Para esto, condujo hasta las ruinas de la abadía de Saint Vincent, un convento abandonado a la altura de Laon (una comuna francesa). Cerca del bosque, le pidió a la chica que se diera la vuelta para no arruinar la sorpresa. Le dio alrededor de sesenta puñaladas. Ya muerta, el joven le abrió el vientre y le cortó la comisura de los labios. Descuartizó, cortó parcialmente la cabeza de la chica y escondió el cadáver debajo de unas tablas. Al día siguiente, su exnovia, Julie, con la que lo había dejado un mes antes, acudió a la comisaría. Lewis le contó que había asesinado a Sonia. Las autoridades lo interceptaron a la salida de la escuela y el joven, dispuesto a cooperar, les mostró donde se encontraba el cadáver. El joven fascinado por la muerte dijo que "las ganas de matar se volvieron una obsesión" en las últimas semanas. En su habitación encontraron la frase "Matar es creer" debajo de su cama y partes de animales disecadas y conservadas en bolsitas de té. A Lewis le encantaba "alegrar" sus actos sexuales con actos de estrangulación. Escogió a Sonia, que era muy atenta con él, porque le encantaban "las chicas puras que no fuman, no beben y no tienen relaciones sexuales". El 1 de octubre de 2014, Lewis Peschet fue declarado culpable por el asesinato de Sonia Brunbrouk y fue sentenciado a cadena perpetua sin derecho a libertad condicional hasta pasados 22 años.

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Imagen vía Flickr

Un cuervo le pidió que matara

Ricky Kasso, también llamado "El rey ácido", llevaba puesta una camiseta de AC/DC cuando lo arrestaron el 5 de julio de 1984. Su detención causó revuelo en todo Estados Unidos. Ricky, de 17 años de edad, era hijo de un profesor de historia, dejó la escuela, huyó de su casa y vivía en la calle. También era drogadicto y participaba en ritos satánicos. Su rutina diaria era: entregarse al satanismo, tomar LSD y dormir en cualquier coche que encontrara en Northport, un barrio de Nueva York. Formaba parte de un grupo de adolescentes satánicos llamado "Los caballeros del círculo negro". Su libro de cabecera era la Biblia satánica de LaVey. Le encantaba Black Sabbath y Judas Priest. Su pasatiempo era ir a robar huesos humanos a los panteones. Un día se peleó con su amigo Gary Lewes. Al parecer, Gary le robó a Ricky diez bolsas de polvo de ángel. Dos meses después, Kasso le pidió a Lawers que pagara lo que le había robado. Para reconciliarse, Kasso invitó a Lawers a pasar la noche en el bosque de Aztakea, cerca de Northport, con otros dos amigos, Albert Quinones y Jimmy Troiano. Entre los cuatro montaron una tienda, trataron de encender una fogata y tomaron una gran cantidad de mezcalina. Kasso atacó a Lawers, lo golpeó, lo apuñaló –alrededor de treinta veces– y le arrancó los ojos. El suplicio duró cerca de cuatro horas. Durante ese tiempo, Kasso le dijo varias veces a la víctima "¡Di que amas a Satán!" "No, amo a mi madre", respondía Lawers para enfurecer más a su verdugo.

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Según Kasso, Satán tomó la forma de un cuervo y le ordenó realizar ese "sacrificio humano".

De vuelta en la ciudad, Kasso alardeó sobre el crimen durante dos semanas. Según Kasso, Satán tomó la forma de un cuervo y le ordenó realizar ese "sacrificio humano". Los adolescentes curiosos fueron en seguida al bosque para ver los restos apenas cubiertos son unas hojas. Una chica escuchó algunas conversaciones sobre el asesinado y avisó a la policía. El 4 de julio, las autoridades descubrieron el cadáver de Lawers en estado de descomposición. Aún quedaba mucha carne en los huesos para obtener las huellas digitales e identificar el cadáver. Al día siguiente, Kasso y sus cómplices fueron detenidos dentro de un coche mientras dormían. Kasso no tuvo un juicio. Lo metieron a la cárcel tras su arresto.

Imagen vía Wiki Commons

Hablaban sobre religión

La víctima estaba tendida sobre su cama, la pierna derecha casi dividida en dos, un crucifijo en la mano izquierda, una imagen del Papa en el rostro y frases en alemán, en griego y en latín en todo el cuerpo. Así se encontró a María de Jesús Lopes, una viuda muy devota de 74 años de edad que vivía en un departamento pequeño en Aubervilliers, una comuna en el distrito Saint Denis, Francia. El 14 de enero de 2004, la anciana pasó la tarde con un amigo cercano. Mounir Aït Menguellet, de 34 años de edad, era el hijo de un cantante cabileño famoso llamado Lounis Aït Menguellet. Estudió antropología y derecho. Pasó toda la tarde hablando con María de Jesús sobre religión mientras se tomaba un Martini. La mañana siguiente, Mounir descubrió el cadáver de la anciana cuando se disponía a desayunar con la hija y la nieta de la víctima. En poco tiempo, el crimen se calificó como un "delirio místico" y la investigación dirigió hacia Mounir. El sospechoso explicó que estaba ebrio y que la anciana entró en su habitación, se desnudó y le exigió un encuentro sexual. "Ya había sucumbido antes pero esta vez me contuve", explicó y utilizó "la fatiga y el alcohol" como una serie de circunstancias atenuantes. Más tarde se encontró el ADN de los dos protagonistas en un preservativo. "Me disculpé y me fui". En enero de 2008, el tribunal de Sena Saint Denis determinó que Mounir pasó la noche con la anciana y que fue el asesino. Mounir fue sentenciado a veinte años de prisión.

El narcosatánico de Matamoros

Adolfo de Jesús Constanzo fue un narcotraficante y fundador de una secta que no era propiamente satánica, evocaba a Palo Monte (de la tradición de la santería), pero esto no lo detuvo para realizar ritos que por sus características, se relacionan con el satanismo. Actuó en Matamoros, Tamaulipas, durante los años 80, y se cargó a cerca de una docena de personas. Por un lado cruzaba marihuana a Estados Unidos y, por el otro, secuestraba a víctimas con las cuales ejercía una violencia extrema. A una de las personas que asesinaron le cortaron el pene, las piernas, los dedos, las manos y, ¿por qué no?, le abrieron el tórax de un manchetazo para morderle el corazón, aún palpitante. El menú incluía sopa de sangre con cerebro de víctima. La receta secreta puedes leerla aquí y aquí. Al final, la policía los acorraló a él y a sus cómplices, Constanzo les ordenó que le dispararan.

Sandrine es una periodista especialista en temas diversos. Síguela en Twitter.