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Thanksgiving

Crecer en la frontera, celebrar Thanksgiving y ser fan de los Leones de Detroit

En pleno Thanksgiving Day, esto se siente ser fan de los Leones de Detroit. No es sencillo irle a un equipo castigado de la NFL, pero una vez al año, somos el centro de la Liga.
Foto: Regressing.com

Yo fui de los niños que vivía en México, cruzaba la frontera en las mañanas, portando orgullosamente un pasaporte con estampa de visa de estudiante, y llegaba al salón de la escuela para poner obligatoriamente mi palma sobre el corazón mientras citaba el "Pledge of Allegiance"—una especie de promesa de lealtad—a la bandera de las barras y las estrellas antes de empezar mi culturalización estadounidense en escuela gabacha.

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Asumo que las materias eran las mismas que tomaban mis amigos que se mantenían en nuestro país para ir a la escuela, pero por lo menos en la mía—una escuela particular de monjas, católica, con una polo roja y después celeste como uniforme—decoraban el salón según la temporada. En febrero, el salón estaba lleno de tonos rojos y corazones mientras nos educaban a ser románticos en el Día del Amor y la Amistad, escribiendo y repartiendo cartas y golosinas por todo el salón y la escuela. Marzo era un mes verde, celta, con el día de San Patricio como la excusa temporal para la fiesta y el consumo. Y así, primaveras, veranos, santos, Cristóbal Colón y el otoño en octubre que nos llevaba hasta el mes de noviembre, el mes del Día de Acción de Gracias, mejor conocidos por algunos como yo, como Thanksgiving.

El salón se decoraba de tonos cafés, anaranjados y amarillos, pavos, representaciones de nativos y peregrinos, mientras el clima ya comenzaba a helar. El cuarto jueves de cada noviembre se celebra esta festividad con orígenes en los ciclos de las cosechas, y otros mitos e historias de bondad entre los nativos y los peregrinos, llevados a la actualidad en forma de banquetes llenos de gula, temas sobre la inmigración y religión para los antropólogos e historiadores, y por supuesto, futbol americano.

Entre las costumbres del Thanksgiving, están los tradicionales juegos de futbol americano; y por alguna razón extraña, uno de ellos se realiza en casa del peor equipo en la historia de la NFL, los Leones de Detroit. Por otra razón aún más extraña, soy fanático del peor equipo en la historia de la NFL. Sí, los Leones de Detroit.

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Recuerdo aquellos grandiosos tiempos de mi infancia cuando Barry Sanders era el verdadero héroe, atravesando defensa tras defensa sin tener realmente una línea ofensiva que lo protegiera como su contemporáneo Emmitt Smith. Cuando gracias a Sanders, funcionaba el enlace que existía entre el mariscal de campo—o quarterback como lo pronunciaba yo de manera pocha—Scott Mitchell, y el receptor Herman Moore, y llegarían a la postemporada de manera regular en la primera mitad de los 90. Grandiosa época.

Ahora ni como carne, ni juego futbol americano, ni celebro Thanksgiving, el Día de Acción de Gracias, y por supuesto que no es una grandiosa época para Detroit. Tampoco he seguido la NFL hoy en día con el detalle meticuloso con lo que lo hacía en esos tiempos. Pero si hay algo que he hecho, es seguir teniendo la elección del equipo favorito de la NFL más extraña, porque sigo siendo fan de los Leones de Detroit.

Foto: BarrySanders.com

Calvin Johnson es admirable porque simplemente es admirable. No a cualquiera se le apoda "Megatron", no cualquier receptor mide 1.96, pesa 106 kilogramos y corre las 40 yardas en 4.35 segundos; y mucho menos, no cualquier talento semejante le sigue siendo fiel a un equipo hoy en día, y mucho menos si esos son los Leones. Le sigo teniendo esperanza al cañon de Matthew Stafford, al fenómeno de Calvin Johnson, al esquema ofensivo, a la garra defensiva y lamento la salida de la rudeza necesaria que traía Ndamukong Suh al equipo.

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Entrando a la edición 76 del tradicional partido en Detroit, los Leones—sin sorpresa alguna—no han tenido el mejor año, aunque con dos victorias al hilo, llegarán el jueves con un récord mejorado de 3-7 para colocarse en el último lugar la NFC Norte. Puedo decir que este año, llegan como favoritos ante Filadelfia.

Las Águilas, contrario a Detroit, llegan con una racha de dos derrotas, un récord de 4-6, y tras la adquisición de su quarterback Sam Bradford para esta temporada, no han tenido los resultados deseados. El colmo: Bradford está lesionado. El reemplazo es un viejo conocido como Mark Sánchez, quien buscará mantenerse como titular ante la mejoría del QB titular de Filadelfia, aunque en este rubro, el mexico-americano lleva el doble de intercepciones que de anotaciones, un pobre cuatro y dos.

Filadelfia tiene un equipo talentoso, con un buen trío de corredores—DeMarco Murray, Ryan Matthews y Darren Sproles—que mantienen su ofensiva, pero que lamentablemente no han llenado las expectativas esta temporada. Con el paso de la temporada, la defensa de Detroit ha mejorado, por lo que confío en que la línea liderada por Ziggy Ansah, Jason Jones y Haloti Ngata, con el apoyo de Stephen Tulloch, detengan el poder terrestre de las Águilas, ya que por aire, no creo que puedan conquistar muchas yardas.

Los visitantes son complicados, juegan rápido y tienen talento, pero me gustan las probabilidades para Detroit.

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Foto: Sportingnews.com

Las estadísticas no le favorecen a Detroit. De manera histórica, el único partido que Filadelfia y Detroit se toparon en Thanksgiving y que se dio en 1968, salieron victoriosas las Águilas 12-0, y la última vez que jugaron, en 2013, también ganaron las Águilas 34-20. Además, Matthew Stafford ya lanzó doce intercepciones este año. Aún así, los Leones han revertido su suerte en los últimos dos años, ganando el partido de Thanksgiving en 2013 y 2014. Así que son unas por otras.

Si Detroit se mantiene ordenado y se aleja de las intercepciones, no hay duda que la tradicional frustración que nos dejan los Leones a los fanáticos será una sonrisa este jueves. Eso espero, ése es el problema de los fans de Detroit, nos la pasamos con la esperanza.

Personalmente, no creo terminar celebrando a lo grande, con un banquete enorme rodeando un pavo rostizado, o tal vez horneado, y una gama de postres que decoran los pays de nuez y de calabaza, pero me da una alegre nostalgia pensar en Thanksgiving, mi infancia fronteriza, el juego de los Leones de Detroit, y un día festivo en memoria de los actos de bondad por parte de los nativos hacia los peregrinos.

Así, la NFL regresa el jueves con sus tres partidos del Día de Acción de Gracias:

Los Leones de Detroit reciben a las Águilas de Filadelfia a las 11:30 de la mañana, hora de la Ciudad de México; seguido por los Vaqueros de Dallas que reciben a las Panteras de Carolina; y finalmente los Osos de Chicago visitan a los Empacadores de Green Bay.