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la casa siempre gana

El contrato de Kenta Maeda deja mal parados a los beisbolistas

Los Dodgers acaban de firmar al japonés Kenta Maeda en un súper contrato. Es un gran acuerdo para los angelinos y probablemente en un futuro, para la agencia libre de la MLB.
Photo by Kelley L Cox-USA TODAY Sports

Hemos visto lo que al béisbol le gustaría que fuera el futuro de los contratos de agencia libre de los pitchers y, sorprendentemente, el panorama no luce bien para ellos.

El jueves, los Dodgers de Los Ángeles anunciaron formalmente sus acuerdo de 8 años con el pitcher japonés Kenta Maeda. Decir que el contrato es "amigable con todo el equipo" se queda corto. Maeda ganará un salario base por arriba de los 25 millones de dólares a lo largo de su temporada con 35 años. De alguna forma u otra, es muy probable que se trate del último gran contrato profesional que Meada firme en su carrera. En un mercado donde tipos como J.A. Happ ganan mucho más que eso con contratos de tres años, estamos hablando de una cifra increíblemente baja para su duración. O, tal vez, sea una cifra base muy baja.

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La vida del acuerdo de Maeda puede subir: además de su salario base de 3 millones, Maeda tendrá la oportunidad de ganar 10 millones más cada año a través de incentivos a la hora de jugar. En la superficie, es un buen trato para Maeda: el convenio colectivo (CBA) actual dicta que los bonos sólo pueden obtenerse a la hora de jugar o por los días en el plantel, y no por medio de las actuaciones, así que todo lo que Maeda tiene que hacer para obtener su dinero es quedarse en el plantel activo y lejos de la lista de deshabilitados.

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En esto es donde está la verdadera victoria para el equipo: los actuarios de los Dodgers consiguieron un atleta que apuesta en sí mismo. Es una apuesta que están seguros no podrá ganar, y que quita una cantidad importante de riesgo del empleador al empleado. A lo mejor reconoces esta táctica de la NFL después de su victoria de propiedad en la última ronda de negociaciones con la asociación de jugadores de dicho deporte. Tal vez también la reconozcas gracias al resto de toda la economía en las últimas dos décadas.

Hay dos razones específicas del porqué y del cuándo de este contrato. Primero, los Dodgers tenían a Maeda controlado. Aunque una gran cantidad de protección de las ligas profesionales en todo el mundo permanece algo comprensible y necesaria, en caso de que las grandes ligas desvíen todo su joven talento por su apetito insaciable por crear prospectos, los detalles de los sistemas entre la NPB y la MLB continúan siendo injustos para los jugadores. Los Dodgers fueron uno de los pocos equipos, tal vez el único, dispuesto a pagar los 20 millones que les costaría fichar a Maeda; sin competencia, la opción de Maeda era aceptar un contrato dentro de los parámetros de los Dodgers, o no lanzar en la Major League Baseball. Un sistema donde las adquisiciones no eran tan altas —donde la cuota de transferencia era un porcentaje del contrato general— habría sido más equitativo para jugadores como Maeda, otorgándole más apalancamiento en las negociaciones. Por estas razones, es muy poco probable que suceda.

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La segunda razón tiene que ver con la salud de Maeda. De hecho, ya había suficiente preocupación por este tema, suficiente como para mantener a los equipos alejados de una cuota de 20 millones necesarios para negociar con él en primer lugar. El jueves en la presentación de Maeda como Dodger ante la prensa, el pitcher reconoció que había problemas con su físico. Dado que los Dodgers poseían para ese entonces todo el poder de las negociaciones, es entendible que se aseguraran de que el contrato los protegiera inmediatamente en caso de que el codo u hombro de Maeda se lesionara.

Cuando no estás seguro si el mercado libre está haciendo bien las cosas a tu favor. Foto por Kyle Terada-USA TODAY Sports

Sin embargo, no sólo se trata de este pitcher y su contrato. El acuerdo de Kenta Maeda es un prototipo, una prueba por parte de una dirigencia cuyo liderazgo ha estado a la cabeza por un buen rato para reducir los sueldos de los jugadores como parte de un empuje ideológico para la optimización. El contrato es una reacción al estado del mercado de pitchers, el cual es demasiado ineficiente y costoso porque el pitcheo es, inherentemente, tan antinatural y violento con el cuerpo humano que pocos logran llegar, ya ni mencionar como agentes libres, a las mayores con sus brazos y hombros intactos, y es algo que los equipos en toda la liga estarían encantados de ver más seguido.

Naturalmente, a los fans les gustará. ¿Jugadores que cobran sólo por los partidos jugados y nada más? Las multitudes de la ética protestante del trabajo se lo tragarán. La gente que cobra para hablar de esto —y muchos más— verán un acuerdo que tiene sentido de la misma manera en que muchos otros convenios de dirigencia y propiedad tienen sentido. Todo esto tiene lógica sólo si ves el dinero obtenido por los Dodgers como la única propiedad de los dueños del equipo, quienes después se dignan en racionarlo con sus jugadores, la dirigencia, los contratistas que emplean gente con el salario mínimo para hacer funcionar las concesiones, y todo eso.

Entonces si Maeda se lesiona, el dinero que habría ido a sus bolsillos regresará a su estado natural a los bolsillos de Guggenheim Baseball Management, y todo es justo y bueno en el mundo. Los Dodgers ahora tienen mucho más dinero con qué fichar jugadores. ¿Qué pasaría si todo mundo tuviera un contrato como este? ¡Piensa en todo lo que podríamos escribir sobre los jugadores que ficharían!

La Asociación de Beisbolistas de la Major League Baseball (MLBPA) debería oponerse a esto, especialmente con lo que se estipula en el nuevo CBA de que al menos algo del porcentaje del valor total de un contrato debe ser garantizado al jugador, ya sea cualquier número entre 50 y (preferentemente) 80 por ciento. Es difícil saber si el sindicato lo hará. De por sí la MLBPA ya tiene cola que le pisen por la brecha de ganancias entre los dueños y los jugadores, y parece indispuesta a hacer algo que amenace la paz de este deporte. Por su parte, las dirigencias se sentirán libres de hacer y deshacer. Si el contrato de Maeda resulta ser tan exitoso como los Dodgers esperan, veremos más como este en los próximos años. Sólo una parte está garantizada para ganar este tipo de contratos, y es justamente el tipo de probabilidades que a los directivos del béisbol les agrada más.