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Cultură

Stoya explica cómo le contó a su abuela que hace cine porno

"A ver... eh... ¿te acuerdas de Bettie Page y del pinup? Lo que hago es un poco como pinup, pero más explícito. Es decir, sin ropa"
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por Stoya

Fotos por Steve Prue

Stoya es actriz porno, escritora y maestra en evitar ponerse los pantalones. Sus textos han sido publicados por The Guardian , el New York Times , y el New Inquiry . Tiene un blog en GraphicDescriptions.com y recomienda que te abstengas de buscar su nombre en Google cuando estés en el trabajo. El siguiente artículo aparece en el nuevo libro Coming Out Like a Porn Star y fue extraído previo permiso de Stoya. Para obtener más información y para pedir el libro (en inglés), visita comingoutlikeapornstar.com.

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La ley de Murphy sobre comportamiento inapropiado dice que si tienes el hábito de quitarte la ropa en público, con el tiempo todos los de tu familia (incluyendo los miembros más lejanos) terminarán dándose cuenta. De una forma u otra.

Mi abuela es una mujer muy inteligente, y yo ya llevaba tres años esquivando su pregunta sobre lo que hago para ganarme la vida. Lo cierto es que tenía la intención de contarle a lo que me dedico antes de que se enterara por la televisión o por un periódico, pero pensé que lo haría cuando estuviera lista. Es decir, entendiendo la palabra «lista» como «después».

Así que no estaba para nada preparada cuando me llamó y me dijo: «Tu madre dice que eres una especie de modelo. No sé qué significa eso porque si fueras modelo simplemente me dirías que eres modelo y, de todas formas, eres un poco bajita para serlo. No te ofendas, cariño, pero, ¿a qué te dedicas?».

Me habría gustado discutir este evento inevitable con mi madre o haber tenido alguna razón de peso para colgar el teléfono. La cobertura, que por lo general es un poco mala, estaba perfecta. Entonces, empecé a preocuparme: ¿y si no era capaz de hablarle de mi carrera en la pornografía de una forma sutil y le daba un infarto? ¿Y si decidiera olvidarse de mí y sacarme de su vida? Más preocupante: ¿cómo le iba a explicar lo que es una actriz pornográfica moderna a una mujer que no sabe manejar un teléfono móvil y que todavía tiene herramientas de composición tipográfica de cuando trabajaba en publicidad?

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«A ver… eh… ¿te acuerdas de Bettie Page y del pinup? Lo que hago es un poco como pinup, pero más explícito. Es decir, sin ropa».

«¡Ah! ¡Entonces eres una chica nudiiiiiiiista!».

O yo alucinaba o había notado cierto tono positivo en su forma de pronunciar la frase.

«Sí, señora. Pero, eh… la cultura pop ahora es un poco más provocadora de lo que era en los años 50, así que practico sexo de verdad con gente y todo se graba en vídeo o en DVD».

«¡Ah, en imá-ge-nes en movimieeeento! ¿Y te gusta?».

«Me lo paso bien. Siempre es interesante. Solo hago cosas que quiero hacer, con la gente con la que las quiero hacer. Está bien».

«Pues bueno, todo eso está muy bien y me alegra oír que estás haciendo algo que te gusta».

Ya que la conversación estaba yendo tan bien, pensé que era el momento de sacarlo todo.

«Hay otra cosa que probablemente debería decirte, ya que estamos hablando del tema».

«¿Aah?».

Además de ser inteligente, mi abuela es una mujer increíblemente expresiva. ¿Has oído hablar de la regla de Mehrabian, sobre cómo la comunicación es 93 % no verbal? En el caso de mi abuela, el 99 % de la comunicación es inflexión vocal pura. Hay algo especial en la forma en que modula las vocales, se convierten en toda una aventura.

Este «aah» en particular había arrancado con cierta curiosidad. Luego se volvió una forma de decir, «Dios, ¿qué cosa podría superar eso último?», y finalmente se instaló en la espera paciente por escuchar qué mas iba a decir yo.

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«Estoy usando tu nombre como mi nombre artístico. Bueno, estoy usando el diminutivo americanizado. La cosa es que estoy usando parte de tu nombre como mi nombre artístico».

«¿Vera? No suena muy sexy».

"No, abuela. Bueno, a ver, creo que Vera en realidad podría ser muy comercializable con el panorama neoburlesque actual, pero estoy usando Stoya».

«¿Oh? Oh».

El primer «oh» fue de sorpresa. El segundo, menos entusiasmado. Ahí sentí, en lo más profundo de mi alma, que había hecho algo que no debí haber hecho. Me pregunté si sería capaz de escuchar mi corazón latiendo con fuerza a través del auricular. Mi mano izquierda empezó a recorrer frenéticamente la costura del borde de mi camisa. Empecé a pensar que podría ser yo la que acabaría sufriendo un infarto. Bueno, no me iba a morir sin fumarme un último cigarrillo. Encendí uno: inhalé y exhalé. Otra vez. Al final, no pude aguantar el silencio prolongado por más tiempo.

«¿Abuela?».

«Estaba pensando. Espero que ninguno de los hombres en el hogar de ancianos nos confunda e intente poner mi pie detrás de mi cabeza. Ya no me puedo doblar de esa manera».

Al parecer, desde la muerte de su último esposo, había tenido tres novios, porque eso es lo que se necesita para seguirle el ritmo a ella. Mi momento estresante y dramático de destape con mi abuela se convirtió en una farsa porque, aunque el gen de la promiscuidad pudo haberse saltado una generación, sin duda es algo de familia.

Para más de Stoya visita su blog, su sexy página porno TRENCHCOATx, o síguela en Twitter.