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El programa de pasantías de la ONU está jodiendo a los jóvenes de los países en vía de desarrollo

El caso de un practicante que se vio obligado a vivir en una carpa en Ginebra ha reavivado la crítica de que la ONU limita su programa de pasantías a la élite mundial.

Este artículo fue publicado originalmente en VICE News, nuestra plataforma de noticias.

Las pasantías no remuneradas de la ONU fueron duramente criticadas esta semana después que algunos informes sacaran a la luz que un practicante de 22 años de edad, nacido en Nueva Zelanda, estaba viviendo en una carpa en Ginebra porque no podía pagar la renta en la ciudad suiza.

Los críticos dicen que al no remunerar a los practicantes, o al menos no reembolsarles los gastos, la ONU está limitando el programa a la élite mundial, principalmente de los países desarrollados y, sobre todo, de Europa. Cuando la noticia de que el practicante David Hyde estaba viviendo al aire libre se propagó, algunos funcionarios de la ONU se apresuraron a repetir, como lo han hecho en el pasado, que depende de la Asamblea General que se ajuste el programa. Después de una serie de informes en los medios de comunicación, Hyde renunció a su pasantía. Reconoció haber mentido en su solicitud cuando se le preguntó si contaba con los medios para costear su estancia en Ginebra, y también dijo que él había avisado a la prensa.

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VICE habló a comienzos del año pasado con los practicantes, tanto actuales como antiguos, sobre la falta de pago. En más de una docena de entrevistas los pasantes reconocieron unánimemente una injusticia fundamental en la situación actual. Una pasantía de tres meses en Nueva York o Ginebra podría costar más de 5.000 dólares en gastos, una cifra excluyente para la gran mayoría de los jóvenes en el mundo. Los países ricos como Alemania, que ofrecen financiación para los pasantes potenciales, se encuentran en la actualidad sobrerrepresentados en el programa de pasantías de la ONU.

Grupos de pasantes en Ginebra se han organizado en torno al tema y han realizado protestas, incluyendo una el pasado viernes. En Nueva York floreció una iniciativa llamada Iniciativa de Prácticas de Calidad y Justamente Remuneradas [QFRI por sus siglas en inglés], que se describe a sí misma como "preocupada por el status quo y la organización actual de las pasantías en los sistemas de la ONU". En una declaración a VICE, el grupo dijo que "la actual organización de pasantías en la ONU no se alinea con los valores que representa la ONU, incluyendo la Carta de la ONU, la declaración de los derechos humanos de la ONU, y el Objetivo 8 de desarrollo sostenible sobre trabajo digno para todos". Otros practicantes en Nueva York hablaron de la idea de hacer un plantón el pasado lunes.

Aunque un pequeño número de organismos especializados de las Naciones Unidas, incluida la Organización Internacional del Trabajo (OIT), ofrece salarios reducidos a los pasantes, la gran mayoría no lo hace. Así lo describió Ian Richards, secretario ejecutivo del Consejo de Personal en Ginebra de las Naciones Unidas, en conversación con VICE. Entre los que no pagan o no reembolsan gastos a los pasantes se encuentran los organismos más grandes, como El Fondo para la Infancia de las Naciones Unidas (UNICEF) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), así como la Secretaría de la ONU, que cuenta con oficinas en Nueva York, Ginebra y otros lugares. Richards dijo que cubrir los gastos de los pasantes en la ONU podría costar tan solo unos 4 o 5 millones de dólares al año, que es poco para los Estados miembros.

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El martes pasado, el portavoz Stephane Dujarric dijo que a la ONU le gustaría pagar a sus pasantes.

"Es una lástima en cierto modo, porque creo que estamos limitando la oportunidad a aquellos que son capaces de autofinanciarse a sí mismos", dijo Dujarric a los periodistas. "A menos que la Asamblea General cambie esas reglas, no hay ningún cambio a la vista".

Las autoridades han apuntado a la resolución de 1997 sobre el "personal gratuito," que dice que "el programa de trabajo aprobado por los Estados miembros debe ser financiado mediante la forma que determine la Asamblea General". Pero la propia resolución se refiere principalmente al personal gratuito utilizado por el Departamento de Operaciones de Mantenimiento de la Paz y no hace mención explícita a los practicantes.

"Muy pocas personas tienen la memoria institucional para recordar cuando la Asamblea General (discutió el tema)", dijo Richards. "Ha sido casi un mito urbano".

Cualquiera sea la razón, la mayor parte de las agencias de la ONU aparentemente están a la espera de una aprobación por parte de la Asamblea General.

"Lo que esto significa, es que hay un montón de gente muy buena de diferentes partes del mundo que no puede venir y no aplica porque es requisito financiarse toda su estancia", dijo Richards.

"Hay un montón de gente muy buena de diferentes partes del mundo que no pueden venir y no aplican"

La información proporcionada por la Organización Mundial de la Salud a la Asociación de Practicantes de Ginebra ejemplifica la tendencia. De 247 practicantes instalados en sus oficinas en la ciudad suiza desde 2014, a 196 de ellos se les dio la nacionalidad. De los que la recibieron, 147 — el 73 por ciento — eran de países desarrollados. Sólo 53 eran de países en vía de desarrollo o de países menos desarrollados (PMD), precisamente de los lugares donde la OMS hace gran parte de su trabajo. La disparidad, según dijeron los funcionarios de la ONU que hablaron con VICE de forma privada, refleja la división en la mirada de la ONU sobre las diferentes regiones: es una fuente de puestos de trabajo para un segmento de alto nivel educativo y de mentalidad internacional en el mundo desarrollado, mientras que la mayoría de personas en el mundo en vía de desarrollo interactúa con la ONU como un proveedor de servicios.

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Aunque antiguos y actuales pasantes han abogado por reformas, las voces de los jóvenes en los países en desarrollo han estado notablemente ausentes de los medios de comunicación. Mientras la ONU es considerada a menudo cínica en países ricos como los EEUU, los jóvenes que hablaron con VICE en regiones de ingresos medios y bajos la describieron como un faro en su vida. Esto hace que para ellos el rechazo de entrada al peldaño más bajo del sistema de dotación de personal de la ONU sea mucho más amargo.

Una vista del Salón de la Asamblea General en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York. (Foto de Justin Lane/EPA)

Alfonso Abularach, de 27 años de edad, de Cochabamba, Bolivia, le dijo a VICE que primero participó en un programa local del Modelo de Naciones Unidas a los 12 años, y que continuó haciéndolo hasta 2013.

A través de su participación en el Modelo de la ONU, Abularach pudo viajar a conferencias en Malasia, Corea del Sur y Nueva York. Pero en casi todos los viajes del Modelo de Naciones Unidas que VICE ha revisado, los participantes recibieron asistencia de la ciudad anfitriona o de donantes privados que apoyaron el programa. Una vez Abularach llegó a sus 20 años —el punto en el que muchos de los participantes del Modelo de la ONU ven las pasantías como el siguiente paso lógico dentro de la organización— se encontró con que no existía financiación.

"Me he mantenido económicamente a mí mismo desde que era muy joven", dijo Albaruch, que estudió derecho internacional, tanto en la universidad como en una escuela de derecho en Bolivia. "Me fue imposible hacer una práctica en las condiciones que ofrece la ONU".

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El salario mínimo en Bolivia es de 239 dólares por mes y, según Albaruch, podría tomar años para algunos bolivianos ahorrar lo suficiente para un tiquete de avión a Nueva York o Europa.

"Fue muy difícil para mí ver que esta gran institución, en la que yo creo y a la que quiero mucho, no está dispuesta a pagar a la gente que cree en ella. Fue muy decepcionante", dijo. "No creo que sea justo".

Otros jóvenes de países en vía de desarrollo compartieron historias similares.

Nasra Nandha, de 24 años, es exsecretaria general del Modelo de Naciones Unidas de Kenia. Como Abularach, pudo viajar a conferencias en varios países, por lo general con la ayuda financiera que cubría parte o la totalidad de sus gastos. Nandha, estudiante de derecho en Nairobi, dijo a VICE que ella también se planteó la posibilidad de reconducir su experiencia hacia un puesto de practicante.

"El Modelo de la ONU en relaciones internacionales se focaliza en el derecho internacional, algo en lo que yo estaba realmente interesada", dijo. "Unas prácticas hubieran sido una buena oportunidad para pasar de estar involucrada simplemente en un club de estudiantes o en una sociedad a lanzarse en una organización real".

"Parece que la oportunidad está ahí, pero en realidad sólo existe en el papel".

Esta es una historia muy familiar para los participantes del Modelo de Naciones Unidas en los países en desarrollo, Nandha se topó con una pared. No sólo tenía que hacer frente a la obligación de una visa que es más cara para aquellos que residen en las regiones pobres, también se le pidió el ingreso de por lo menos 8.000 dólares por una estancia de práctica de seis meses.

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"Si tienes suerte y estás bien conectado, entonces sí, tal vez puedas ir", dijo Nandha. "Parece que la oportunidad está ahí, pero en realidad sólo existe en el papel".

Adrián Martínez, de 31 años, realizó una maestría especializada en políticas del cambio climático, de la Universidad de las Naciones Unidas para la Paz, una escuela fundada por la ONU en Costa Rica. Martínez dijo a VICE que fue uno de los pocos costarricenses que asistieron a la escuela.

Martínez observó colegas de lugares como Suecia y Canadá acceder a prácticas en organismos de la ONU en Europa. "Es inteligente porque cuando solicitas un trabajo en la ONU, la sensación que te da es que están reservadas para las personas con esa experiencia", dijo. "Comparé la mía con la de mi colega que fue a una agencia de la ONU, y ella obtuvo mucha más experiencia en un contexto internacional".

El edificio de las Naciones Unidas en Ginebra, Suiza. (Foto de Henry Mühlpfordt/Wikimedia Commons)

Martínez había recibido un préstamo para pagar la escuela, y no podía permitirse dejar de ganar dinero mientras se mantenía a sí mismo en alguna de las ciudades más caras del mundo.

"Creo que lo que es desalentador es que está muy desconectado de la realidad económica de muchos países, especialmente de mi país, en el que los jóvenes profesionales están muy mal pagados", dijo. "Pedir esto es algo irreal. Ellos [la ONU] no hablan el mismo idioma".

Algunos en la ONU han expresado en privado su preocupación por el hecho de que pagar a los practicantes reduciría el número de prácticas disponibles, lo que significa que habría aún menos oportunidades para la gente de los países en vía de desarrollo.

"Habría una implicación de costo, habría que establecer cuotas/limitaciones a la cantidad disponible", escribió en un correo para VICE un miembro del personal de la ONU. "La ONU es un animal político y, nos guste o no, nuestro proceso de contratación se ve influido por las filiaciones políticas".

"Los países hacen grandes esfuerzos para asegurar que sus ciudadanos tengan lugar en las agencias de la ONU, ya que es una forma de ejercer influencia en las cuestiones que preside la organización", agregó el empleado. "Contrariamente a la creencia popular, establecer prácticas remuneradas en la ONU no la haría más accesible, sino que quedaría limitada sólo a unos pocos privilegiados, en su mayoría miembros de la élite política de los países".

Para Albaruch, la ONU tiene que hacer algo, de lo contrario se corre el riesgo de alienar a las personas muy jóvenes que quieren participar de ella.

"Tal vez ya es demasiado tarde para nosotros, pero hay una nueva generación que podría tener la oportunidad de trabajar en la ONU", dijo. "Los jóvenes de los países en vía de desarrollo ayudarán al cambio y a modelarla mejor, pero tienen que ser capaces de sostenerse a sí mismos, en Nueva York, París o Suiza. La ONU tiene que abrir los ojos y ver que los jóvenes son su mejor activo".