Entonces pensé, joder, es que realmente la gente gestiona esta vil estratagema de cortar expresamente con la pareja justo antes de que empiece el verano para lanzarse hacia una potencial temporada de idilios amorosos, hacia una ensalada de casquetes infinitos y variados. La mítica proyección hacia un futuro en lo que todo es posible y todo resplandece bajo una luz amelocotonada y preciosa. ¿Es ese ensueño el que hace que tantas parejas decidan cortar en el momento justo antes de darle la bienvenida a la tercera estación anual? ¿O es otra cosa?—"David me pregunta que si la Marta tiene novio".
A lo que una de las chicas le contesta.
—"Sí, sí…".
Entonces otra chica la interrumpe puntualizando:
—"No, no. Lo acaba de dejar. Dice que estaba agobiada con la relación y, claro, ahora se acerca el verano y ya sabéis".
La otra chica asiente.
—"Claro, lo típico de cortar antes del verano".
Todos conocemos a gente que ha dejado a su pareja o que la han dejado tirada en ese regazo veraniego. Marta, de 28 años, me comenta que en su caso "pasó lo típico, te das cuenta de que eres joven, de que la pareja con la que estás no es la adecuada porque no compartís gustos ni tenéis objetivos de verano conjuntos. Cambias la rutina infernal por el gozo y disfrute propios del verano"."Algunas parejas que ya están mal y que tienen experiencias de veranos anteriores desastrosos, a medida que se va acercando el verano les entra una especie de fobia porque anticipan que el verano volverá a ser horroroso"
Pere Font, psicólogo y director del Instituto de Estudios de la Sexualidad y la Pareja me comenta que es bastante normal que sucedan este tipo de situaciones y que pueden suceder antes o justo después del verano. De hecho existen dos grandes periodos de crisis a lo largo del año: antes o después de las vacaciones de verano y justo después de las vacaciones de Navidad.Al contrario de lo que pueda parecer en un principio —me refiero a esa búsqueda de libertad sexual durante los meses calurosos— estas rupturas responden a otro tipo de pulsiones. "Algunas parejas que ya están mal y que tienen experiencias de veranos anteriores desastrosos, a medida que se va acercando el verano les entra una especie de fobia porque anticipan que el verano volverá a ser horroroso" afirma el psicólogo.Existen dos grandes periodos de crisis a lo largo del año: antes o después de las vacaciones de verano y justo después de las vacaciones de Navidad
"Es por eso que la gente, cuando ve que se acerca el verano y que eso no va a ir bien y que tienen experiencias terribles acumuladas de veranos anteriores, deciden, antes de que la cosa sea un calvario, dejarlo. Esto sucede sobre todo con parejas de largo recorrido, gente de más de 30 años. En la gente joven, como las relaciones tienen menos recorrido, es más fácil romper. A esa edad las relaciones se hacen o se deshacen. Con una pareja que lleva 12 años, ahí la cosa se complica más cuando se acerca el verano", dice el psicólogo de parejas."Como la convivencia diaria tiene poco recorrido, de golpe te encuentras con la pareja al lado. Y todo lo que se ha ido escondiendo durante el año sale a la luz"
En estas decisiones también influye mucho la expectativa que puede ofrecer el verano, "No deja de ser una fantasía, si los adultos las tenemos, los adolescentes aún las tienen mucho más", me dice la sexóloga. Pero claro, lamentablemente, "los adultos somos más realistas y miramos más qué nos conviene y qué no, ellos, por lo contrario, no elucubran tanto al no tener, realmente, tantas responsabilidades, y esto está muy bien", piensa Sánchez.Pese a todo, seguiremos teniendo amigos como Rubén, de 32 años, que apostilla que "en una ocasión me dejaron al final del verano para volver con un exnovio, así que supongo que yo era el ligue de verano".A Ana, de 29, "sí que me ha pasado de ennoviarme en enero un poco para aguantar el invierno (que enero y febrero son meses muy jodidos). Ahora me estoy viendo con un chico desde mayo, por ejemplo, y no nos estamos comprometiendo demasiado porque es el verano del amor. Si hubiéramos empezado pongamos que en noviembre, ya estaríamos muy comprometidos. Es de locos ennoviarse en verano".Estas actitudes en jóvenes de veinte y pico o treinta y pocos pueden responder, según Sánchez, a una tendencia a la dilatación de la adolescencia y primera juventud, que se puede extender hasta más de la treintena, algo que sucede debido al contexto sociocultural actual, en el que las relaciones tienen un valor mucho más líquido.Y bueno, si en verano todo sale mal, siempre nos quedará volver con el ex en septiembre.Los adolescentes toman estas decisiones por una falta de compromiso y unas inherentes ganas de pasarlo bien y descubrir su propia sexualidad