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Cultură

“Tengo uno completo en 1800”: El mercado ilegal de cráneos de la CDMX

En el Panteón de Dolores de la Ciudad de México, sólo hace falta preguntarle a un sepulturero para conseguir un cráneo.

Artículo publicado por VICE México.

Como salido de un cuento de fantasía oscura, se observa una aglomeración de jóvenes esperando ansiosos la llegada de algo sobrenatural. En el centro de ellos, una olla enorme al fuego, arroja vapor cuando uno de los jóvenes revuelve su contenido con un palo; dentro de la olla, hay varios cráneos humanos.

Algunas de las personas alrededor del caldero, son estudiantes de primer semestre de odontología de la Universidad Justo Sierra. Necesitan hervir los cráneos con sosa cáustica y jabón para poder quitarles los restos de piel y pelo. Entre ellos, está Guadalupe Llamas, quien dice que los cráneos los compraron en una fosa común y decidieron hervirlos de una vez todos juntos en un terreno que estaba en el camino de regreso. Los necesitan para su clase de anatomía.

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Cuando Laura, de la Universidad Tecnológica de México (UNITEC), compró su cráneo y vio que aún tenía pelo y piel se desmayó. Denisse, de la misma escuela, tuvo que tirar el suyo cuando pasó la materia de Seminario de Aparatos y Sistemas, porque ya estaba tan viejo que se empezaba a deshacer.

A los estudiantes de odontología les piden cráneos humanos para sus clases. No especifican que deben ser comprados en cementerios. Hay quien los consigue heredados de parientes que estudiaron lo mismo —o medicina—, o los compran a alumnos que ya pasaron esa materia, y que incluso anuncian la venta de sus cráneos en los grupos escolares de Facebook. Los demás, deben aventurarse en algún cementerio para comprar huesos, rompiendo la ley estipulada en artículos 280 y 281 del Código Penal Federal, que prohíbe exhumar cadáveres sin los requisitos legales necesarios y según los cuáles la falta se castiga con mínimo un año de prisión y máximo cinco.

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Hoy existen alternativas como los cráneos Kilgore, modelos artificiales. Pero estos van desde 105 hasta 1700 dólares cuando son muy detallados —2,100 a 34,600 pesos aproximadamente—. Además, son frágiles y con una sola caída pueden romperse. Los cráneos en cementerios cuestan de 500 a 2500 pesos. “Te lo venden a 2000, limpio y sin piel”, cuenta un estudiante de la Universidad Latinoamericana (ULA). También hay modelos virtuales, en los que los alumnos revisan reproducciones 3D en computadoras, pero nada es más real que lo real.

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Romy Petrides, directora entonces de la ULA Campus Norte, recibió una llamada de la abuela de uno de los alumnos que estaba sumamente consternada porque su nieto le comunicó que debía comprar un cráneo. Ella no quería que entrara algo así a su casa, porque era “una casa de Dios”. Romy le dijo que se tranquilizara, que no era obligatorio.


Un rol por el Culiacán de los narcos muertos


El profesor le pidió a Romy que le diera una carta para poder hacer la petición formalmente, pero ella se negó porque sabía que se consideraba tráfico de órganos “y los podían meter a todos al bote”. “Pasa lo mismo con los dientes para endodoncias y para hacer cavidades”, dice refiriéndose a los dientes con los que practican extracciones de nervios y perforaciones antes de hacerlo en sus pacientes.

Otro profesor de la ULA asegura que es necesario ver la anatomía en vivo, ya que los huesos del cráneo son sumamente complejos, en especial el esfenoides, que se conecta con muchos otros, y verlo en un libro de texto en segunda dimensión no es suficiente para comprenderlo. La dureza de los dientes tampoco es igual en réplicas. También es necesario para ensayar endodoncias, ya que en los dientes se puede practicar la extracción del nervio dental, el uso de las limas de endodoncia, la toma de medidas, etc. Argumenta que es mejor que los errores no se cometan en personas vivas.

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En el Panteón de Dolores, para conseguir un cráneo sólo hace falta preguntarle a un sepulturero. Otras personas trabajando ahí como jardineros o personal de mantenimiento te dirán que no saben nada, pero tras unos minutos llegará un sepulturero corriendo y actuando casual, te preguntará “¿Qué buscabas?” Cuando confirma que es un cráneo, mira alrededor, espera a que pase una camioneta, observa su celular como desinteresado y dice en voz baja “sí tengo. Tengo uno completo en 1800.” Los dientes los deja en 25 pesos.

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Asegura que los huesos nada más los saca de la fosa común, a donde van a parar los de los cuerpos de personas no identificadas y de los muertos cuyas familias no refrendaron su derecho a permanecer en su tumba.

Según el artículo 48 del Reglamento de Cementerios del Distrito Federal, la exhumación de los restos áridos de un niño o de una persona adulta se realizará a los siete años del entierro. Sin embargo, el mismo artículo señala que "si se descubriera que el cadáver inhumado no presenta las características de los restos áridos, la exhumación se considerará prematura”, pero es claro que no se sigue esta regla ya que hay quienes reciben huesos con piel y pelo.

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Réplica de cráneo humano.

El sepulturero dice que en Dolores tienen hasta 25 años de tolerancia en lo que dejan a los muertos en su lugar. Después, si nadie los visita ni paga el mantenimiento pierden su derecho a estancia. Él gana alrededor de 2800 pesos a la quincena, más lo que le pagan los particulares por sus servicios de sepulturero, y más los huesos que vende. Entre sus clientes también hay estudiantes de medicina que no buscan sólo cráneos, sino huesos de todo el cuerpo, y brujos, que los usan para realizar rituales.

Otros cementerios donde han conseguido cráneos son el Panteón de San Isidro, el Francés, el de Tlalpan, además de fosas comunes y otros panteones dentro y fuera de la ciudad.

Otras escuelas en donde lo estudiantes afirman que tuvieron que comprar cráneos para materias como Anatomía de Cabeza y Cuello, Endodoncia, Cirugía Maxilofacial y Anestesia y Exodoncia, son la FES Zaragoza, el Centro Universitario de México (CUDEM) y el Instituto Politécnico Nacional.