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Ilustración: Cach1rulo

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La inspiración no tiene límites en la arquitectura modular

En este nuevo modelo de arquitectura el bloque de cemento le cede espacio a edificaciones móviles y allí la inspiración y la tecnología se unen para retar límites.
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ilustración de Cach1rulo

Presentado por HP Zbook x2

¿Cuál es la función de la arquitectura? Sí, construye edificios, diseña casas. Pero no se queda ahí. En su máxima expresión, la arquitectura crea nuevas realidades. Diseña nuevas formas de interactuar con el entorno, trae el futuro al presente y lo interviene para que reciba nuevos espacios y nuevas formas de habitarlo. La arquitectura hace que terrenos flexibles para cumplir distintas funciones alcancen su potencial. Interactúa con situaciones y contextos abiertos, con los que se puede negociar para llegar a un nuevo resultado. “Generar nuevas realidades, proyectar otros futuros y posibilidades. Esa es la arquitectura”, define Felipe Guerra, profesor y socio fundador de Altiplano, un estudio de arquitectura comprometido con el conocimiento histórico arquitectónico y con el trabajo interdisciplinario que ha realizado distintos proyectos de vivienda en Bogotá.

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Hay algo de arte y de magia en este proceso, en diseñar una nueva forma de habitar un espacio, en delimitar las posibilidades según lo que el entorno requiera y permita. “Cada proyecto es una nueva realidad que se crea. Tenemos insumos, como las preferencias del cliente, las posibilidades del terreno y los antecedentes, junto con nuestros gustos. Pero cada proyecto es nuevo, todo varía tanto que es imposible copiar lo anterior”, explica Federico Mesa, codirector de Plan:b arquitectos, una oficina de arquitectura que trabaja con herramientas como el diálogo, el dibujo, el viaje, la maqueta, la construcción. Entre los protocolos establecidos, la tradición existente y la posibilidad infinita de todo lo que puede llegar a ser, ahí la arquitectura actúa y crea. Cada arquitecto tiene maneras distintas de llegar al mismo lugar”, añade Mesa.

Dentro de las distintas apuestas que se pueden hacer desde la arquitectura, hay algunas que destacan por retar las maneras convencionales de ocupar y habitar un espacio. Características como la adaptabilidad y la rapidez definen la arquitectura modular, un sistema eficaz que reduce plazos y precios a la vez que cumple los requisitos técnicos y puede tener un alto impacto social. Los proyectos de este tipo de arquitectura responden a sus contextos, y las restricciones del entorno se configuran como oportunidades para una forma de construcción colaborativa que provee de alternativas funcionales y coherentes a los habitantes de estos espacios.

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En la sede de Manizales de la Universidad Nacional de Colombia, Andrés García, del grupo de investigación de Arquitectura, Medio Ambiente y Sostenibilidad, diseñó el año pasado casas flotantes de metal y madera para albergar a los damnificados por las inundaciones del invierno. “Estas viviendas de estructura metálica y paneles de madera, proyectadas para cuatro personas aunque pueden expandirse, están compuestas por tres módulos, cada uno de 3 m x 3 m: área de servicios (cocina, baño, lavado de ropa), multifuncional (sala, comedor, estancias) y habitacional”, explica García. Además de flotar, puede ser desplazada a otros lugares, y permite iluminación y ventilación naturales. Vienen con un manual de instrucciones y son fáciles de ensamblar, aún sin conocimiento técnico, por sus módulos repetitivos.

La casa está anclada al piso en cuatro puntos. Cuando llega la inundación, se deslizan verticalmente hacia arriba sobre los pilotes, conforme el agua va subiendo, y pueden llegar a flotar hasta dos metros más arriba de su punto inicial. Cada casa pesa cuatro toneladas y están pensadas para que puedan ser autoconstruidas, por eso cada uno tiene un manual y sus piezas pueden ser transportadas rápidamente a cualquier lugar del país. Lo que se buscaba, plantea García, era hacer una casa resiliente, “que se saliera de lo convencional, lograr un proyecto contemporáneo que encuentre puntos en común a los distintos territorios colombianos”.

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El profesor Gustavo Agredo, del grupo de investigación de Arquitectura, Medio Ambiente y Sostenibilidad, explica que el diseño de estas casas es una respuesta al contexto colombiano que es de constante riesgo y vulnerabilidad, producidas por la desigualdad social. “Muchos colombianos viven en zonas de riesgo, en zonas de menor interés para los urbanistas: zonas periféricas o de alta montaña, o a las orillas de los ríos en los valles. El reto es entonces cómo habitar estos espacios y buscar una alternativa que evite que la población esté expuesta al riesgo si no hay una respuesta del Estado”, explica el profesor Agredo. Este tipo de arquitectura modular tiene varios retos. Es un desafío innovar y que a su vez se cumplan con las condiciones de seguridad. El diseño mismo es también un reto: “la gente está acostumbrada al sistema tradicional de vivienda construida por bloques de concreto o ladrillo. Es difícil y requiere pedagogía plantear una realidad distinta”, añade Agredo.

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Muestra de la casa flotante.

Además de estos retos crear nuevas realidades, también implica un aspecto matemático o científico por resolver. “La arquitectura es una ecuación que resuelve variables en torno al espacio, como la iluminación, la vegetación, la altura, las expectativas de vida, el tipo de usuario… el proceso arquitectónico es interactuar con esas variables y resolverlas”, sostiene Antonio Yemail, arquitecto principal de Yemail Arquitectura, una oficina de arquitectura enfocada en la investigación, el diseño y la construcción de viviendas e infraestructura cultural. ¿Qué se necesita, entonces, para resolver la ecuación arquitectónica y despejar ‘x’, la mejor forma de llevar a cabo el proyecto?

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En estos procesos de creación, las ideas necesitan de las herramientas precisas para poder transformar la realidad: la tecnología es el medio a través del cual una idea no se queda en solo eso, sino que pasa a ejecutarse y transformar un entorno, a lograr que un terreno cumpla toda su potencialidad. Desde el lápiz y la regla, la arquitectura ha crecido a través de la tecnología. Aun si una parte importante del quehacer arquitectónico sigue siendo manual, con pequeñas libretas y modelos de cartón, hoy, con siglos de conocimiento y experticia sobre cómo intervenir un espacio y construir una nueva realidad en él, estas herramientas pueden ser los mejores aliados de los arquitectos, al simplificar tareas y resolver problemas, potenciando la creatividad y la innovación.

“El software y las máquinas son el vehículo para hacer lo que uno quiere. Programas de diseño tridimensional como AutoCAD y SketchUp; programas gráficos como Photoshop; son el conducto para ir ejecutando las ideas”, afirma Mesa, de Plan:b. “Tanto el hardware como el software son súper importantes en lo que hacemos. Nosotros construimos a partir de imágenes, y utilizamos desde Instagram hasta Illustrator; para componer los proyectos usamos Rhino, y para desarrollar los proyectos, AutoCAD”, acota Guerra, de Altiplano.

"En la relación entre los arquitectos y la tecnología, es importante que haya sinergia y química".

En cada paso del camino entre la concepción de la idea y su materialización final, la tecnología es protagonista. “Son vehículos que te facilitan la creación, y puedes visualizar cómo habitar un proyecto antes de construirlo, o tus ingenieros pueden utilizar los programas para hacer los cálculos necesarios”, dice Mesa.

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La arquitectura modular también puede plantear soluciones frente a necesidades de construcciones flexibles y creativas. Los poliedros habitables, ideados por Manuel Villa Arquitectos, funcionan como ejemplo de este caso. En el jardín de una casa a las afueras de Bogotá, se construyó un espacio abierto, independiente de los espacios domésticos de la casa, pensado para los juegos de un niño pequeño, una suerte de refugio particular. Más específicamente, es un pequeño dispositivo habitable sobre la base de un cubo octaedro truncado.

“La pareja nos pidió un espacio para su hijo que estuviera aparte de la casa, cuyos espacios están hechos a la medida de los adultos. Así también activamos una zona del jardín que estaba subutilizada”, explica Manuel Villa, el arquitecto que lideró el proyecto. Para Villa, los poliedros habitables reflejan nuevos formatos en la práctica arquitectónica, así como nuevas formas de habitar y ocupar el espacio, incluso uno como el jardín que no suele ser tenido en cuenta.

El poliedro habitable cumple con las premisas de la arquitectura modular en varios aspectos. Por un lado, explica Villa, es arquitectura portátil, lo que permite que la estructura sea transportada y reimaginada según la situación lo dicte, en contraposición con la inmovilidad perenne de la arquitectura tradicional. Por otro lado, Villa señala que este proyecto conecta con la industrialización de la arquitectura, al plantear una construcción que se puede repetir y, sobre todo, se puede descomponer y desarmar con facilidad. En ese sentido, sentencia Villa, “el poliedro habitable es contemporáneo porque es flexible”, pues puede adaptarse a las condiciones cambiantes de su entorno, o a las necesidad fluctuantes de quien lo ocupa.

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El poliedro habitable

Esta flexibilidad del poliedro habitable, y de la arquitectura modular en general, también es una postura ética. “La arquitectura suele ser inflexible, y esta forma flexible tiene la ventaja de ser desarmable, amigable con el medio ambiente. A partir de su diseño, se reduce el consumo energético y la huella ecológica, además de que se puede transportar”, ilustra Villa. La flexibilidad también remite al espacio mínimo del diseño japonés, que aboga por la polivalencia de los espacios, en vez de entenderlos solo como destinados a una única ocupación. El poliedro habitable, pues, muestra que un espacio pequeño (8 m2) puede contener infinitas posibilidades.

Según la perspectiva de Yemail, la tecnología contemporánea ha entrado en contacto con el proceso creativo arquitectónico en tres puntos particulares: en el levantamiento de datos topográficos (antes requería equipos muy diversos, ahora se hace de manera inmediata), en el proceso de diseño (todo el andamiaje de la comunicación hace que la información esté cada vez más disponible para tener decisiones habiendo procesado las variables) y en la implementación del proyecto (con las herramientas de corte láser y las impresoras 3D, es más fácil fabricar piezas para ensambles y elaborar maquetas). La tecnología acompaña todo el proceso de diseño arquitectónico de las nuevas realidades y espacios.

En la relación entre los arquitectos y la tecnología, es importante que haya sinergia y química, y algunas características pueden potenciar esto. Yemail aclara que, como el trabajo es intenso y nunca para, la estabilidad es lo que más aprecia: “que el programa cuide la información. Que no lo deje a usted tirado o que la información se pierda. Guerra, por su parte, un poco más pragmático, afirma que las herramientas de este tipo deben permitir sintetizar: “tecnología versátil y rápida; una buena tarjeta de video es fundamental".

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Hay debates sobre el rol que tiene la tecnología en la arquitectura y la autonomía que el aspecto humano de toda la ecuación puede preservar. Ligado a otros debates más amplios, existe la duda de si el avance tecnológico puede llegar a un punto en el que los arquitectos queden supeditados a las máquinas. Estas preguntas son válidas, pues esa chispa inicial, esa creatividad que impulsa el nacimiento de una realidad, muchas veces fluye a través del quehacer manual. Pero en este contexto, herramientas tecnológicas como las Estaciones de Trabajo Z de HP alían el hardware y el software para hacer más fácil la labor creativa y hacer que las cosas sucedan. Llevan a cabo la visión de sus usuarios, ampliando las posibilidades y retando los límites de los proyectos. Las Estaciones de Trabajo Z son confiables y brindan una gran potencia de desempeño e incluyen tarjetas gráficas listas para estar a la altura de cualquier exigencia. No cancelan el talento humano de los arquitectos: lo potencian y permiten que pueda alcanzar su máximo nivel. Máquinas que permiten, junto con el intelecto y la visión de los arquitectos, la creación y construcción de nuevas y mejores realidades. Dentro de toda la ecuación, pues, hacen que se siga sintiendo la magia.

Para el profesor Agredo, la tecnología también permite resaltar el aspecto comunitario de la arquitectura, uno que, se lamenta, muchas veces es olvidado. “La gente admira la arquitectura, admira las maquetas y los edificios. Con los softwares de 3D, podemos lograr plantear públicamente proyectos utópicos pero necesarios, podemos pensar distinto, retar las formas establecidas. Así, no se queda solo en la discusión de arquitectos, sino que la gente del común puede visualizar también los proyectos que aún no se han realizado”. En resumen, pues, la tecnología ayuda a traer el futuro al presente para proyectar nuevas formas, más flexibles e innovadoras, de habitar el espacio.


Este artículo fue creado en compañía de HP Z, una nueva familia de computadores que resalta la promesa de convertir aquello por hacer en algo hecho. De la mano de sus laptops y estaciones de desktop (workstations) que tienen el mix perfecto entre hardware y software la nueva familia Z de clan HP, promete convertirse en la perfecta solución para explotar la creatividad. Potencia, alto rendimiento, confiabilidad, seguridad y una alta calidad en procesadores y tarjetas gráficas hacen de estas estaciones los compañeros perfectos para que arquitectos, diseñadores, fotógrafos y creadores de videojuegos, entre otros muchos, creen otro tipo de realidades. Conózcalas aquí y desborde los límites del Paint, el AutoCad, el Photoshop y su propia creatividad.