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LGBTI

Somos más fuertes de lo que creen: las mujeres trans resistimos en colegios y universidades

Opinión // Dos casos, uno en la Javeriana de Bogotá, otro en México (por parte de una barranquillera), en la Universidad Autónoma de Zacatecas, demuestran el poder de las mujeres trans.

En Estados Unidos, México y Colombia se han encendido las alarmas sobre el preocupante panorama que enfrentan las personas trans en colegios y universidades. En mayo de 2016, el entonces presidente de Estados Unidos Barack Obama envió una carta a todos los colegios de Estados Unidos en la que les notificó que los estudiantes trans podían utilizar aquellos baños de sus instalaciones con los que se identificaran mejor. La carta, además, incluía una advertencia: si algún Estado no cumplía con esa interpretación podrían ser demandados por el gobierno y perder fondos federales. En otras palabras, que si se metían con los niños y niñas trans les iba a recortar el billete. La carta se envió en un contexto político agitado por una ley que se había aprobado en el Estado del Norte de Carolina, que prohibía que las personas fueran al baño con el que se sentían identificadas. Meses más tarde, un juez federal emitió una orden que bloqueaba ciertas directrices de la administración Obama, incluyendo aquellas que permitían a las personas trans acceder a baños y lockers que correspondían con su identidad de género.

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La administración Obama apeló dicha decisión para que su decisión no le aplicara a todo el país sino únicamente al estado de Texas. Sin embargo, el 9 de febrero del 2017, el Departamento de Justicia de Donald Trump retiró la apelación de Obama. El panorama jurídico es incierto y, según le dijo Mara Keisling de la organización National Center for Transgender Equality (Centro Nacional por la Igualdad Trans) al Huffington Post, era una jugada chambona y predecible de Trump: "Vimos esto venir, y no es una sorpresa… Pero el gobierno de Trump es un desastre. Se enfrentan a las personas que perciben como las más débiles primero. No creo que entiendan lo fuertes que somos".

Y es que no tienen ni idea de lo fuertes que somos. En la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, Juli Salamanca, una mujer trans que está en octavo semestre de Comunicación Social con énfasis en Periodismo, acaba de ganar una importante batalla.

Cuando inició el semestre, Juli solicitó que se adaptaran ciertas cosas en la universidad para que ella pudiera estudiar en paz. Dentro de sus solicitudes se encontraba el cambio de su nombre en las listas de las clases y que se continuaran refiriendo a ella como mujer. Al principio, la universidad se negó y no sólo le continuaban diciendo con un nombre con el que ella no se identificaba, sino que le enviaban agentes de seguridad privada a que la sacaran del baño. No sólo fue difícil que la universidad la violentara, sino que le dolió mucho que otras estudiantes hicieran chistes, la miraran con extrañeza y la sapearan con las señoras del aseo para que la echaran del baño.

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Juli, además, está en terapias para bajar de peso con una droga que la hace ir al baño cada media hora. Cada que iba al baño, el maltrato y la humillación la llenaban de ansiedad y le quitaban toda su energía. Todas las mañanas sentía una enorme responsabilidad para elegir su ropa, porque de ello podría depender que pudiera pasar desapercibida en los baños y lockers. Su barba era su pesadilla porque le mortificaba pensar que si no la mantenía super bien afeitada no iba a poder ir al baño. Ella es amiga mía y durante esos días la noté constantemente a la defensiva, irritable y cansada. Pero ellos no tenían ni idea cómo éramos de fuertes. Juli sacó energías de donde no tenía y decidió frentear la pelea. Enviaba correos a las directivas de la universidad en cada episodio transfóbico que vivía, y bregó y bregó, y jodió y jodió hasta que logró que la universidad se comprometiera a adaptar baños mixtos en cada edificio donde Juli recibe clases y a realizar un evento público sobre derechos de las personas trans patrocinado por la institución. La creación de estos baños no implicará una prohibición para que las mujeres trans utilicen el baño de mujeres y los hombres trans los de hombres.

En México, un barranquillera trans está pasando un muy mal rato porque la Universidad Autónoma de Zacatecas se la montó y no la quiere dejar hacer su último semestre de Maestría. Camila es una mujer brillante que conocí porque me entrevistó para su tesis de grado sobre el derecho al trabajo y las personas trans. Ella llegó unos días tarde y no se matriculó en la fecha que la universidad requería. Sin embargo, no es la única que se inscribió tarde. Varios estudiantes –afirma Camila- incumplieron con el mismo requisito. No la dejaron irse de intercambio el año pasado y la razón que le dio el Director Rubén Ibarra para negarle esa oportunidad fue que "no la dejaba ir porque a él no le daba la gana". Aunque saben que Camila es una mujer, y desde que inició su transición le solicitó a la universidad que se refirieran a ella como Camila, en las comunicaciones de la universidad al vicecónsul de Colombia siguen utilizando el nombre que aparece en su pasaporte. A diferencia del Consulado de Colombia, que sí reconoce a Camila como mujer y respeta su identidad de género.

La Universidad no tenía ni idea de lo fuertes que somos las personas trans cuando queremos estudiar. Camila me cuenta que recibe asesoría jurídica de la organización colombiana Caribe Afirmativo, y dos instituciones oficiales en México: CONAPRED (Consejo Nacional para Prevenir La Discriminación) y el Centro de justicia para las Mujeres de Zacatecas. CONAPRED envió medidas precautorias a la Universidad, pero la naturaleza legal de éstas es meramente preventiva. Camila no pide mayor cosa: quiere graduarse y que la dejen en paz. También hace un llamado a universidades públicas y privadas que estén interesadas en apoyarla para que, en caso de que la Universidad Autónoma de Zacatecas no la reintegre, la dejen homologar las materias que ha visto y le permitan obtener su título.Tanto Juli como Camila son resilientes. Juli dice que saber que le está haciendo la vida un poquito más fácil a las personas trans que vienen detrás, le ayudó a volver a la universidad todos los días y enfrentar la transfobia con toda la fuerza y dignidad. Camila dice que la resiliencia para ella es la "capacidad que tiene una persona para enfrentar los problemas que se le presentan en la vida. Enfrentar con la cabeza en alto, con valentía las dificultades".

Cuando uno las ve, las escucha y se deja contagiar de su rebeldía e inteligencia se da cuenta que las trans no somos sólo víctimas. Somos guerreras fuertes y siempre listas para darnos la pelea y sobrevivir en un mundo bastante hostil con nosotras. La resiliencia para las personas trans es enfrentar con valentía la rampante transfobia cotidiana, y en el caso de Juli y Camila, jamás perder la regiedad en el intento. Esas estrategias para sobrevivir a la transfobia nos han vuelto más maliciosas. Los chistes y cuchicheos en los baños alimentan nuestra sed de justicia y liberación. Las humillaciones y sentimientos de aislamiento nos han dado espacio para pensar más. El cansancio que genera la burocracia nos ha vuelto expertas en navegar los sistemas que nos oprimen. Y es que el mundo lo vamos a cambiar, recordando a la fabulosa Lohanna Berkins "con el amor que nos han negado". Queremos venganza, pero dulce. Y por eso es que no tienen ni idea de los fuertes que podemos llegar a ser.