Me electrocuté por 5 días para sanar mi adicción a Internet
El autor con su pulsera Pavlok. Imagen: Toon Heesakkers / VICE Netherlands

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Tecnología

Me electrocuté por 5 días para sanar mi adicción a Internet

¿Puede que un brazalete que da shocks eléctricos me ayude con mis hábitos de trabajo? Espero que sí.

​Optimiza tu vida, desprendete de tus malos hábitos, fortalece tu voluntad - ¡En sólo 5 días.

Los creadores de "Pavlok" esperan sacar provecho económico con esta rápida y efectiva pulsera. Es ​un accesorio que emite shock eléctricos de 340 voltios cada vez que vaciles o cometas un pecado. Esta solución supuestamente te entrena para que abandones los malos hábitos.

El equipo de desarrollo está compuesto por cinco norteamericanos y bautizaron su proyecto con el slogan "viste tu fuerza de voluntad". La pulsera de acondicionamiento y auto castigo se maneja desde una aplicación en tu teléfono celular. Y como bono para la auto-optimización, puedes enviarle los datos a tus amigos a través de la función "presión de los pares", la que monitorea tu mejora. Todo lo que necesitas es un cable USB para cargar Pavlok y cerca de $185 dólares por la versión básica.

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Muchos parecen estar fascinados por el concepto. Los desarrolladores reunieron casi $275.000 dólares a través de Indiegogo, la plataforma de crowdfunding, y las primeras 3000 pulseras de la versión beta serán enviada a partir de mayo.

"Usas un taser en ti misma" dijo, sin sonreír.

Delegar mi mejoramiento personal en una máquina suena muy atractivo. Entonces me llené de expectación, recibí una versión de Pavlok y ya estaba lista para someter mi vida diaria a una terapia de electroshock. Durante 5 días este brazalete de alta tecnología se transformará en el compañero más cercano a mi ego, acompañándome a medida que mi autoestima y odio personal crecen gradualmente.

¿Puede que 340 voltios realmente me ayuden a ser una mejor persona? ¿O será un método efectivo para penalizar los malos hábitos mientras esperas deshacerte de todos de una buena vez?

Lista de pecados

El primero paso del programa Pavlok es hacer una lista desvergonzada de todas las cosas que ya no quiero hacer más.

Las sugerencias de Pavlok se leen como una lista de los problemas esenciales de nuestra generación durante el siglo 21. En vez de morder uñas, fumar, decir garabatos o comer comida chatarra, supuestamente debemos levantarnos rápidamente de la cama, meditar, ser más atléticos y más productivos.

Delegar mi mejoramiento personal en una máquina suena muy atractivo.

A medida que leo el manual de instrucciones, me acuerdo del sistema educacional en "Un mundo feliz" de Aldous Huxley, dónde pequeños niños eran obligados a arrastrarse por un suelo electrificado para que pudieran aprender instintivamente a detestar los libros y las flores.

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Mi lista:

- No chatear innecesariamente y terminar escribiendo más páginas de mi disertación. Tener tantas conversaciones en línea sólo me distrae de mi verdadera investigación científica.

- Reducir mi consumo de digital de basura. Eso significa menos blogs de gifs y tampoco entrar a sitios web entretenidos como Buzzfeed, Twitter y Facebook.

- Despertar a tiempo y ahorrarme la tortura del continuo procedimiento alarma-sueño-alarma-sueño.

- Menos café. Debo consumir cerca de 400 gramos diarios de granos de expreso todos los días.

El principio es simple: cada vez que quiera por ejemplo tomar café, voy y presiono un botón en la pulsera, el que me da un disciplinario shock eléctrico. Miro un blog y ¡Shock! Converso con amigos o tuiteo y ¡Shock!

En cinco días todo estará mejor dice el empaque de Pavlok.

Aquí vamos. El Pavlok ha sido activado. Imagen: Toon Heesakkers

Día 1 - Sin autocontrol, 35 electroshocks

Hoy comienzo. Estoy excitada pero sólo hasta el momento en que activé el Pavlok por primera vez, sentí el shock y retrocedí. No lo hice porque tuviera miedo, más bien porque este aparato realmente provoca una respuesta. Mi mano tiembla; el hormigueo llega hasta la punta de mis dedos. Pensé que iba a ser más inocuo y ni siquiera hay una recomendación sobre el número máximo de shocks al día. Quizás sólo soy débil y me debo acostumbrar a estos pequeños castigos.

La versión de Pavlok que me enviaron es un prototipo y por ende es mucho menos glamorosa. La batería, que es cargada con un mini USB, está dentro de la pulsera. Hay una hoja de cobre dentro, la que tiene contacto directo con tu piel. Arriba hay un botón con forma de rayo, el que se ilumina y da la impresión que es un juguete de Harry Potter.

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Mi prototipo es el más rudimentario de todas las versiones hasta el momento: no existe aplicación, no hay amigos, debo hacer el seguimiento y el castigo por mi misma. Presionó el botón, el rayo parpadea y poco después viene el electroshock. 340 voltios que duran medio segundo, esto es más poder del que sale de los enchufes en Alemania. No es agradable.

Voy a pasar mucho tiempo de este lunes en un tren así que decido ponerme a trabajar.

Frente a mi hay una parte de mi disertación que está impresa. Miro el papel. Tengo el teléfono celular en la otra mano; la pantalla aun está bloqueada.

No han pasado ni 20 minutos y tengo que darme un electroshock. Cada vez que toco la pantalla del teléfono, apretó el botón de Pavlok y me da una sacudida. Una mujer mayor que va en el mismo tren a Amsterdam me mira perplejamente.

No han pasado ni 20 minutos y tengo que darme un electroshock.

El nombre de este brazalete tan amistoso es obviamente un homenaje al científico ruso Ivan Pavlov. A primera vista el brazalete parece ser una versión mejor diseñada del clásico collar de acondicionamiento usado por los científicos de conducta rusos en el famoso experimento de los perros de Pavlov. El concepto psicológico de aprender a través del dolor y la recompensa no pueden ser pasados por alto al considerar esta pulsera.

El trabajo Pavlov también se puede ver en el deseo de auto mejora, el que ha fomentado su propia categoría de cosas, incluyendo el monitoreo corporal, las herramientas para medir tu rendimiento deportivo y los relojes inteligentes. En sus últimos trabajos durante la década de los 80, el filosofo Michel Foucault seleccionó a "el cuidado de uno mismo" como la más grande virtud crítica del humano, a través de la cual se construyó la sociedad emancipadora. En tiempos donde todos nos movemos entre pequeños computadores que están con nosotros todo el tiempo, suena muy atractivo delegar la auto mejora a una máquina que ponerte a ti mismo en ese engorroso trabajo.

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En el tren, el tipo del café y su carrito aromático siguen pasando al lado mío. La primera vez que empuja su brebaje a través del pasillo, profilácticamente me di un shock para evitar los malos pensamientos. Las arrugas en las cejas de mi vecina de asiento se hacen más profundas.

De ahora en adelante intentaré usarlo de forma más discreta. Pido un café la tercera vez que pasa el carrito. De todas formas me voy a dar electroshocks, realmente no me importa. Al final del día estoy consciente de mi débil poder de voluntad. Como recompensa, la piel de mi muñeca pica y está enrojecida.

Shocks: 35

Reacción física: color rojizo y picazón en la piel de la muñeca.

Fallos: tomé un expreso. Procastiné en línea 34 veces.

Éxitos: siete expresos menos que lo usual.

Fuerza de voluntad: un poco más enfocada en lo esencial, un poco menos distraída.

Día 2 - Fragilidades y alternativas ecológicas.

Esta mañana me desperté 45 minutos más tarde, después de activar nuevamente la función de vibración de la alarma ¿Es un mal hábito, un síntoma de agotamiento o la primera señal que renuncié a mi libre voluntad debido al brazalete?

Nada me ayudó a levantarme. Ni mi teléfono, el que escondí detrás del armario. Tampoco la alarma, la que tuve que perseguir hasta evitar que los sonidos más desagradables sonaran a alto volumen.

Sería bueno que Pavlok me ayudara a tener un mejor despertar, pero dejar el aparato al lado de mi cama para poder electrocutarme cuando despierte no parece una buena idea. Usé Pavlok en la noche, pero me desperté tres veces debido a que me daba vueltas mientras dormía y lo accionaba.

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La versión de Pavlok que saldrá al mercado viene con una aplicación, la que incluirá una función de alarma que se incrementa. Comenzará vibrando, luego hará un sonido y si aun no puedes despertar, te catapultará hacía el día con un shock. "Ritual matutino optimizado" es un buen nombre para esta función, la que fue inventada por Chris Schelzi del equipo de desarrollo. Me explicó cómo utilizando la pulsera le dio forma a su rutina matutina.

Su rutina parece ser muy ambiciosa: se levanta, toma un vaso de agua, se estira y medita. Si se pierde un paso, recibe un shock y al hacerlo internaliza su rutina matutina perfecta.

"Hace años contraté a una mujer que debía pegarme en el rostro cada vez que abriera Facebook"

El brazalete viene con algunos escollos a la hora de estar con otras personas. La primera vez que me di cuenta fue en una tienda de artículos electrónicos donde fui a compra el cable mini-USB que se necesita para cargar Pavlok. El encargado sacó el brazalete de mi mano sin preguntar nada y antes que pudiera decir algo se había electrocutado a si mismo.

Lo dejó caer, dijo un garabato y escuchó mi explicación. "Usas un taser en ti misma" respondió sin sonreír.

Pavlok demostró su incompatibilidad social otra vez mientas estaba sentada en una tienda de patines en Amsterdam. Me estaba probando un par de patines cuando pasé a prender el maldito aparato. La luz del rayo se prendió y no pude sacarlo de mi muñeca a tiempo. Al menos el encargado de la tienda se rió con mi explicación y le recordó "cuando la gente usaba elásticos de goma para castigarse al tener malos pensamientos".

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Otra cosa que pasé por alto. Un psicólogo me dijo que los elásticos de goma son utilizados como técnica de castigo personal, pero también pueden ser utilizados de forma terapéutica para controlar a los pacientes límites. La auto agresión puede ser canalizada para fines controlados.

"Pavlok es la versión del siglo 21 del elástico de goma" me explica el desarrollador Chris. "He conversado con un psiquiatra que está interesado en usar Pavlok en pacientes que se hieren a si mismos. Pavlok puede servir para que los pacientes reciban un shock controlado en vez de tomar medidas brutales para sentirse vivos".

La marca que deja Pavlok luego de unas pocas horas.

En términos de compromiso personal soy un poco mejor que el día anterior. Hoy no me comuniqué digitalmente con nadie, porque reemplazar cada mensaje con un electroshock sería cómo estar continuamente electrocutada. En cambio pasé el día dando vueltas en Twitter, Facebook y Google+, pero sólo leí los titulares, no hice click en ningún link. Mi nivel de información sólo llegó hasta ahí, lo que indirectamente tuvo un efecto positivo en mis conversaciones casuales.

No tomé nada de café, lo que fue una catástrofe en la noche cuando me di cuenta que no había escrito ningún párrafo para mi disertación. El archivo que imprimí antes ahora esta acompañado de unos cuantos dibujos hechos a mano. Me saqué el brazalete antes de ir a dormir. No podía pasar por eso de nuevo.

Shocks: 25

Reacción física: mi muñeca aun pica, me duelen los ojos, tengo dolor de cabeza y fatiga.

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Fallos: Pavlok no me ayudó para nada a levantarme a tiempo. Molesté a otras personas con la pulsera.

Éxitos: pasé menos tempo enviándole emoticones a los amigos.

Fuerza de voluntad: mi voluntad tiene la tarea de ayudarme a no dormir sobre el teclado.

Día 3 - Muy shockeada para pensar

Me dirijo a mi oficina en la Universidad de Twente para finalmente saber si Pavlok me ayudará a terminar mi disertación rápido y completamente concentrada. La pulsera ha hecho maravillas contra mis chats en línea. He dejado de hacerlo y mi grupo de amigos digitales, con los que siempre procastrino, esta vez están preocupados por mi. Eso si tuve que hacer más llamadas por teléfono que lo usual (no se si esto es mejor que chatear) y escribí más emails personales. Estoy engañando al sistema de castigo: sólo me doy un shock por cada vez que llamo y envío un mail.

El truco es que procastinar no necesariamente tiene que ver con tu comportamiento. En estos momentos estoy sentada acá, mirando la lluvia. Estoy navegando por mis pensamientos y en vez de chatear tengo un dialogo interno y no estoy llegando a ningún lugar con el capítulo que supuestamente debería estar escribiendo sobre la relación que todos tenemos con el internet de las cosas.

Hace poco probé ​Write or Die por primera vez, un software que prometía transformarme en una máquina de escribir al castigarme o no, dependiendo del número de palabras que escriba. Sólo me castigó con sonidos (cacofonía, alarma, u "horrible") o fotos de arañas, gatos enojones y "horror de oficina". No logró nada en mi.

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Pavlok puede ser fácilmente cargado en un laptop, entonces es ideal para el trabajador moderno de escritorio. "Incluso puedes cargar Pavlok mientas lo usas en tu muñeca y escribes en tu computador" dice el folleto.

Suena prometedor para alguien que pensó que podría lograr un primer borrador de su disertación en un año. Luego de tres días mi cabeza piensa cuánto extraña el café y cuán cansada estoy. Sólo miro fijo la pantalla de mi computador para que pase el tiempo.

Shocks: 15

Reacción física: mi muñeca está más roja. Se están formando pequeños granos.

Fallos: sólo escribí 5 párrafos, estoy muy lejos de un buen día.

Éxitos: ninguno.

Fuerza de voluntad: algunas personas podrían decir que me comuniqué mejor porque use el teléfono.

Día 4 - Que los amigos decidan

"Hace años contraté a una mujer que supuestamente tenía que pegarme en el rostro cada vez que abriera Facebook" me dijo Maneesh Sethi, co-fundador de Pavlok. Dice que cuadruplicó su productividad al desarrollar el brazalete Pavlok.

Mi experimento y la forma en que me estoy comportando es un poco extraña. Estoy en un café y también estoy de mal humor porque no se qué pedir además de café. Las mesas están muy cerca; hay una pareja en la otra mesa que toma café muy feliz. Pavlok aun tiene que cambiar ese comportamiento en mi.

Continúo sacudiendome cómo un hámster electrocutado. Por alguna razón no siento la necesidad de contarle a las personas sobre mis shocks, así que voy al baño, me electrocuto y vuelvo satisfecha a pedir un café.

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De alguna forma estoy más irritable que lo usual, pero no he cambiado en nada mi comportamiento, excepto por chatear: todavía me doy shocks luego de enviar un mensaje. Lo que es un cambio es que continuo cambiando con quien estoy enojada, a veces con Pavlok y otras veces conmigo por hacer este experimento. Debo delegarle la terapia de electroshock a alguien más, es muy confuso para mi.

La versión de Pavlok que sale en mayo puede desarrollar sofisticados sistemas de castigo en el que incluso tus amigos pueden enviar una señal de castigo si es que le activas esta función a ellos. Pero pese a que mi prototipo no tiene la función de conectarse a internet, aun puedo externalizar la responsabilidad de accionar los shocks hacia mi circulo de amigos. La amiga a quien le pedí accionar el rayo está irritada: "¿Qué estas haciendo? ¿Esta es una especie de moda a lo '50 Sombras de Grey'?"

Continúo sacudiendome cómo un hámster electrocutado.

Ella supuestamente debe manejar la pulsera esta tarde. Ella será quien accione los shocks, pero no está satisfecha. Ella cree que el shock debería ser inmediatamente después de algo malo, por ejemplo cuando me rasco la cara, "de otra forma nunca vas a cambiar".

A medida que conversamos sobre Pavlok me doy cuenta que las dos nos entretenemos pensando en jugar con el aparato, pero sin las limitantes éticas. Para que funcione, la pulsera debe estar permanentemente en mi y sólo se podrá sacar una vez que me haya condicionado de verdad. Al menos eso es lo que mi querida amiga piensa. Me da un escalofrío sólo pensar en una futura versión de Pavlok que se implante bajo la piel.

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Luego de unos cuantos tragos su tono es más amable e incluso puedo detectar un poco de preocupación en sus palabras. "Es violento, no deberías hacerlo. De alguna forma no es para ti. Deberías cambiar tus hábitos por ti misma, de lo contrario te transformas en una persona muy reflexiva". Durante la noche Pavlok ya es una broma. Cada cierto tiempo hay un shock y luego todos se ríen.

Shocks: 25

Reacción física: comezón en la muñeca.

Fallos: me electrocuto y hago lo que no debería de cualquier modo.

Éxitos: delegar mi condición a una amiga.

Fuerza de voluntad: es bueno tener amigas de las que pueden depender.

Día 5 - Castigo a la procastrinación

Hoy es el último día y procastriné completamente. Incluso procastriné el experimento con Pavlok. Esta mañana deseché la idea de ponerme la pulsera y electrocutarme. Mi muñeca ha tenido comezón por días y ya es demasiado

En cambio fui al supermercado y compré una pierna de pollo. Amarré el brazalete al animal y di unos cuantos shocks para ver cómo afecta la piel del pollo. No es suficiente para una barbacoa. No es un uso productivo de tu tiempo, pero al menos pude sacarme el aparato por una hora. ¿Es un entrenamiento el poder distraerme con actividades absurdas que no sean Twitter y tomar café?

Me gusta que la vida sea una ecuación.​

En la tarde tuve mala espina. Sentía que rechacé a Pavlok y también mi poder de voluntad. Hice una lista de todas las ofensas y errores del día. Junté 24, pero debido a lo débil que soy ese probablemente sea un número conservador. Me gusta que la vida sea una ecuación. Me senté y trabajé el resto del día en paz. Me electrocuté cada vez que borraba las ofensas y errores de la lista. Agruparlas me hace darme cuenta que un cierto efecto de adaptación está sucediendo. Me recuerda al hipo. Todavía me sacudo, pero ya no estoy sorprendida. Cuando me saco la pulsera hay una linea azul justo donde la batería tocaba mi piel.

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Probé Pavlok en una pata de pollo.

Se acabó. Mi muñeca se siente horrible. Mi piel arde, pica y mi brazo tiene una coloración azul y verde donde iba el aparato. Aparentemente la versión que saldrá al mercado será completamente diferente porque ya no habrá contacto directo entre el metal y la piel. Chris Schelzi me explicó sobre los 340 voltios que causaron mis problemas durante 5 días, "debes encontrar lo mejor para ti" dice. Yo tuve que usar la máxima carga; en el futuro la fuerza del shock podrá ser regulada individualmente.

Shocks: 24

Reacción física: mano descolorada y con comenzón.

Fallos: vi los vídeos del campeonato de patines en vez de escribir.

Éxitos: nada de café ni redes sociales.

Fuerza de voluntad: procastiné mientras lo utilizaba.

¿Quién quiere ser su propio bibliotecario?

Lo primero que hice al terminar el experimento fue hacerme un café. Luego me senté a escribir. El Pavlok está junto a mi en el escritorio. ¿Los últimos 5 días fueron tortura voluntaria? Cuando intentas mejorarte de esta forma no estás evocando a tu héroe interior, más bien te transformas en tu propio bibliotecario. Todo lo que necesitas es un computador y ​cierta inmunidad al aburrimiento, como dice la periodista norteamericana Virginia Heffernan.

También tengo que decir que no puedo creer realmente que una persona pueda ser reducida a un centro del dolor técnicamente regulado. Incluso los profesores se han dado cuenta que no se puede utilizar violencia para criar a los niños y algunos adultos todavía creen que deberían ser forzados a ser más relajados, productivos, atléticos y sanos.

Pavlok no revolucionó mi vida durante los últimos 5 días, pero al mismo tiempo ahora aprecio las cosas que por alguna tonta razón quise abandonar. Mi vida y mi trabajo son más relajados cuando entro a chatear de vez en cuando y estructuro mi día parando a tomar café cada cierto tiempo. Y que me cueste salir de cama en las mañanas no es el fin del mundo.

A diferencia de Pavlok, una pulsera que me anime en vez de darme shocks cada vez que visito Twitter puede transformarse en mi mejor amigo mecánico.

Está historia fue traducida desde Motherboard Alemania.