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relatos libertadores

De La Boca, Villa Coapa y San Nicolás al dominio argentino

Un relato real o fantasioso donde el dominio argentino eslo único palpable en nuestra historia reciente en finales dentro torneos sudamericanos. Tigres lo puede romper.
Foto: Andrés Corona

Retumba el tango en el pintoresco barrio de la Boca. El 'matahambre' a la pizza huele delicioso en la pequeña canchita donde pronto, se pintará la imagen de hombres como Oscar Córdoba, 'Chicho' Serna, el 'Patrón' Bermúdez o el 'Chelo' Delgado. A tan solo unos metros de aquellas vías del tren que delimitan lo permitido de lo riesgoso, se alcanza a ver una gigantesca manta, o trapo, para no salirnos del argot: "La mitad más uno".

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El 'Chavo del 8' no se escucha en la casa de Doña Agustina, 'Agus' para la banda. La bufanda 'xeneize' se asoma por la ventana donde se alcanza a percibir una 'remera' con la 10 de Román y un pequeño que viste la '7' del 'Mellizo'. Hay silencio, hay tensión, hay ganas de gritarlo, de cantarlo. Están tan, pero tan cerca.

De pronto, una explosión de confeti, humo y gritos sale desde la casa de Boca Juniors. Julio César Pinheiro acaba de fallar el último penal de la final entre los 'xeneizes' y Cruz Azul. La Máquina, desconocida, acaba de dejar la vida en aquel lejano 2001. Respiren calma, que en unos segundos, la Boca se llenará de fiesta…

A casi 10,000 kilómetros de distancia, la imagen era diametralmente distinta. Lo que en años posteriores se le conocerá como el 'godinato', ya se logró quitar el traje y la corbata para sentarse en un bar de Sanborns en Villa Coapa, a menos de cinco minutos de un apagado Estadio Azteca que días antes se colmó con 110, 000 personas para ver al Cruz Azul.

Video: Youtube/PSN

En México, ver la Copa Libertadores no es sencillo si no cuentas con el nuevo sistema de pago 'Sky', el cual cuenta con un canal llamado 'PSN' que transmite todos los partidos del torneo. Tienes de dos: o le llegas a un amigo que lo tenga, o bien, te dejas caer a un bar que haya contratado el juego.

Un joven con la '15' de Palencia azotaba una cerveza en la barra. "Vale para pura pinche madre, no mames". Lo que él había dicho, de una u otra manera, lo pensaron los millones que estaban ansiosos por ver a Cruz Azul con el título. No habría fiesta, no habría festejo, no habría campeonato. Julio César Pinheiro acababa de fallar el penal definitivo, mientras que en la TV solo se veía confeti, se veía humo y se escuchaban gritos de los aficionados argentinos. "Qué chingón poder salir a la calle a festejar", pensó aquel chavo…

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Aquella historia, real o ficticia, nos recuerda una historia triste que hoy Tigres puede comenzar a cambiar. Hoy el equipo del 'Tuca' puede ser el primero en levantar un título de Copa Libertadores.

El tiempo ha cambiado y la vida también. Hoy la Copa Libertadores quedó relegada y en segundo plano. Tuvimos que llegar nuevamente a una final del máximo torneo sudamericano para valorar lo importante que es, y lo necesario que es tenerla en México.

La batalla México-Argentina no es nueva. Ha estado marcada por cinco instantes previos, en los que directa o indirectamente las dos naciones han estado relacionadas.

Tras aquel vibrante 2001, llegaron oportunidades para Pumas y América en 2005 y 2007 respectivamente. Imágenes similares se vivieron en La Boca y en Sarandí cuando 'xeneizes' y Arsenal se impusieron en finales de Copa Libertadores y Sudamericana.

Y en las otras dos finales, de Pachuca y Chivas frente a Colo Colo e Internacional respectivamente, la bandera argentina también se ondeó, no con un futbolista, sino con un representante arbitral, encarnado por Héctor Baldassi.

Los Tigres pueden comenzar a reescribir una nueva historia o una nueva anécdota. Arrancar a quitarse un yugo argentino que ha comido al futbol de México, tanto en finales de Copa América, como en otras de Copa Libertadores, Copa Sudamericana y etapas decisivas en Copas del Mundo.

Nadie te lo cuenta, basta imaginarse que tras 14 años, la historia se modifique y que el Barrio de Núñez se quede en completo silencio, mientras que San Nicolás de los Garza se inunde de cervezas, que se cocine cabrito o carne asada y una pinche fiestota monumental que deje a los felinos como los monarcas de la Copa… Doña Agus, la de La Boca, se los agradecerá infinitamente.