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Apocalipsis Porno

Vermont Chatman, de la estupenda—pero condenada al fracaso—comedia televisiva Wonder Showzen, tiene algo nuevo y listo para salir al mercado en DVD este mismo mes. Se llama Final Flesh y su historia es la siguiente: Vermont...

APOCALIPSIS PORNO

Aquí está Final Flesh

Vermont Chatman, de la estupenda—pero condenada al fracaso—comedia televisiva

Wonder Showzen

, tiene algo nuevo y listo para salir al mercado en DVD este mismo mes. Se llama

Final Flesh

y su historia es la siguiente: Vermont localizó una productora porno que convierte cualquier guión que se les envíe en una peli guarra; su equipo de folladores profesionales dirán en voz alta cualquier línea que hayas escrito en el guión. Eso fue ni más ni menos lo que hizo Vermont: enviarles unos cuantos guiones. Puesto que nuestro hombre es lo que un poli neoyorquino que estuviera persiguiendo a un asesino en serie en un film barato llamaría “un sucio chiflado”, las películas han resultado exactamente así: sucias, chifladas, hilarantes. E inquietantes.

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La serie de cortometrajes

Final Flesh

(cuatro en total) tienen lugar en un mundo post-apocalíptico en el que asalvajados artistas para adultos hablan entre ellos con crípticos acertijos. No tengo ni idea de lo que pensará la gente. Imagino una proyección de

Final Flesh

en una gran sala dividida en dos zonas: una para la gente que está a favor y otra para la que está en contra.

La facción contraria podría aducir que esta película explota a sus protagonistas más que si les estuvieran sodomizando en grupo, ya que a todos los efectos tienen que interpretar un papel. Actuar. Y no son buenos actores. Para ellos, hacer algo así tal vez les resulte más psicológicamente revelador que el tener todos sus orificios iluminados con focos de gran potencia. Tal acusación, sin embargo, sería una chorrada, pues es evidente que todos los actores y actrices se lo están pasando en grande y están encantados de tomarse un día libre de tanto metesaca. En

Final Flesh

hay desnudos, sí, pero no sexo. Se ve una erección. Se ve una vagina masturbada con un lápiz. Una mujer le da el pecho a un bistec. Otra mujer excreta una madalena. Y se derrama ketchup en una concha marina. Pero sexo, sexo, no hay.

Otra protesta podría ser del tipo, “Vale, buena parte de la pornografía que se produce hoy se basa en la humillación, pero siempre es fingida. Esta humillación es verdadera porque los protagonistas no pueden esconderse detrás de sus penes y sus vaginas. Recitando estas frases, se representan a ellos mismos más de lo que lo hacen cuando un desconocido les folla delante de la cámara”. Y a esto yo respondería: “valiente mierda”.

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Final Flesh

desafía toda descripción. Es una de las cosas más raras que haya visto jamás. Mirad las imágenes y decidme, con honestidad, si no os pica la curiosidad. El sello Drag City va a poner

Final Flesh

en circulación en DVD estas Navidades.

JOHN BLOUGH