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Música

Lo que se siente al crecer en Corea y odiar el K-Pop

Kristen Yoonsoo Kim creció en Corea y está frita del K-Pop.

Girls’ Generation, un grupo coreano de chicas muy famoso.

Puesto que nací y crecí en Corea, siempre he sentido el deseo de odiar la homogeneidad. Todo el mundo iba vestido como yo y se parecía a mí, así que pensé que mi única escapatoria era alejarme todo lo posible de esa homogeneidad cultural, lo cual, para mí, significaba evitar el K-pop tanto como fuese humanamente posible. Es difícil explicar la historia del K-pop, sobre todo cuando ni siquiera puedo explicar mi propia historia, pero el K-pop que conocemos hoy en día empezó en los 90, época en la que yo aún estaba creciendo. Inmediatamente empecé a odiar cualquier cosa que se cantase en coreano, y empecé a escuchar cualquier tipo de música que no fuese K-pop; es decir, lo que encontré en la colección de discos de mi padre: The Cranberries, Smokie, Tchaikovsky y Engelbert Humperdinck (no hace falta ni que me preguntéis sobre este último).

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Super Junior. (Parece que hay demasiados miembros en este grupo, ¿no?)

El por qué de querer distanciarme de la cultura coreana tiene también mucho que ver con el hecho de que mi familia se estuviese mudando constantemente entre Corea y Estados Unidos, y los problemas que eso me causó en cuanto a identidad racial y todo eso. A medida que me hacía mayor era cada vez más consciente de “mi otro lado americano”, y esa consciencia llegó a su apogeo durante mis últimos años de colegio e instituto, cuando vivía en Arizona. Nunca fui víctima de los prejuicios, pero estaba constantemente intentando compensar el hecho de que no era americana escuchando exclusivamente música pop occidental y estudiando inglés como una loca. Cuando iba a primaria mi familia se mudó otra vez a Corea, pero yo seguí compensando porque creo que, en cierto modo, había desarrollado un resentimiento bastante fuerte hacia la cultura coreana. Aunque mis padres me llevaron a un colegio internacional, todos los de mi clase eran coreanos. Creo que, cuando me gradué, en una clase de 77 alumnos solo había un extranjero, y eso realmente trastocó mi sentimiento de individualidad. Ya os podéis imaginar el histrionismo de una adolescente: “¿Cómo se supone que debo crear mi propia identidad si me estoy ahogando en un mar de homogeneidad?” De una forma muy similar, el K-pop se alimenta de esta homogeneidad. Es como si su plan fuese clonar a chicos y chicas guapos, con pelo brillante y unos profesionales guiñando el ojo. Todo esto me ponía enferma, y aún más me cabreaba el hecho de que todo el mundo los idolatrase. Durante mis años escolares siempre pensé que el K-pop era lo más triste del mundo, y sentía un profundo desprecio por el hecho de que la gente (no solo mis compañeros de clase, sino todo el mundo en Corea) estuviese tan metida y obsesionada con algo tan estúpido. Por supuesto, en aquella época a mí también me gustaban algunos grupos bastante cuestionables (aunque ahora no vamos a entrar en esto), pero creo que lo que más me molestaba del K-pop (y lo que todavía sigue molestándome) es que la música es lo de menos: el rollo va de crear un ejército de chicos y chicas guapísimos, normalmente con ayuda de la cirugía plástica (ehem), que no tienen ni gota de talento para la música y aún así cobran millones y millones de dólares. Echémosle un vistazo a Girls’ Generation, ese famoso grupo de chicas. Que salga la verdad a la luz: fui al colegio con una de sus componentes y era una hija de puta de campeonato. Pero, sea como fuere, el grupo consta de nueve miembros, lo cual me parece un poco ridículo. ¿En qué mundo se necesitan nueve chicas para formar un grupo cuando ninguna de ellas toca un instrumento? No tiene sentido. Creo que todo lo que hacen es bailar en plan amateur, sonreír y guiñar el ojo mientras se visten con vestiditos monos, y luego la peña se vuelve loca por ellas. No le veo la gracia, la verdad.

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Colega, ponme a dieta y a hacer ejercicio durante un año y dame unas cuantas clases de baile. Hasta yo misma podría hacerlo…

Una cosa peculiar del K-pop es que a todos estos chicos y chicas se los descubre por las agencias de modelos, y se les monta un programa de entrenamiento que incluye clases de baile, una dieta estricta y consejos sobre cómo hay que actuar delante de la prensa. Estos grupos no se han formado de forma orgánica por personas que piensan de la misma manera y quieren hacer música juntos y llegar a la gente con su música o lo que sea: es gente que ha sido seleccionada cuidadosamente por “cazatalentos” de grandes agencias, y el proceso de selección se basa en gran parte en su apariencia. Puesto que el atractivo de un grupo de K-pop es su belleza, se les pide que eviten cualquier cosa que pueda ser interpretado como sexual. No solo evitan los temas sexuales en su música sino que también los “entrenan” para que mantengan sus vidas amorosas alejadas de los medios. Aunque los padres puedan estar tranquilos sabiendo que sus hijos no están escuchando música inapropiada, pensemos, ¿son realmente estos ídolos una buena influencia para la juventud coreana? Si yo fuese una adolescente queriendo tener una talla 0 y una cara operada cual muñeca de plástico, no quiero ni pensar en cómo cojones tendría la autoestima.

Wonder Girls Aún más asombroso que la obsesión nacional por el K-pop es que esté empezando a ponerse de moda en Estados Unidos. Y esto no lo digo en plan “yo conocía el K-pop mucho antes que tú”, porque, para ser sinceros, probablemente sé tan poco del tema como tú (o menos, si es que eres un aficionado al K-pop). Este artículo va sobre mis especulaciones sobre la popularidad creciente de algo tan inherente a mi cultura, contra la que me he pasado toda la vida luchando. El K-pop empezó a contagiarse en Estados Unidos hace un par de años, pero emigró con el bombazo que es, como debéis saber ya, el “Gangnam Style”, del rapero coreano PSY. Lo más gracioso es que mientras que la mayoría de la gente da crédito a este hit viral como si significase la introducción definitiva del K-pop en el mundo occidental, PSY realmente ni siquiera es K-pop. A diferencia de los grupos de chicos o chicas con montones de maquillaje, PSY es un hombre coreano corpulento que ya no tiene edad para hacer lo que hace. No representa exactamente el ideal de un adolescente, no tiene lo que hay que tener (literalmente) para ser un ídolo de los adolescentes. De hecho, la canción de PSY es incluso una sátira del estilo de vida Gangnam que tan de moda está. (Por si no lo sabéis, Gangnam es un distrito pijo de Seúl en el que viven muchos de estos ídolos y sus agencias).

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Ni siquiera tengo que explicaros el vídeo porque estoy segura de que ya lo habéis visto, y si aún no lo habéis visto es que vivís debajo de una piedra (y entonces no logro entender cómo cojones habéis aterrizado en esta web). La transmisión de este vídeo (el baile, la producción, sus rarezas, etc.) realmente habla por sí misma cuando tienes en cuenta que la mayoría de los americanos que lo miran no pueden cantar más que las palabras “Gangnam style” y “hey sexy lady”. De hecho, estoy segura de que muchas de estas personas no sabían lo que era Gangnam antes de la canción. De algún modo, el hit rompedor de PSY consiguió trascender la barrera del lenguaje. La canción me parece súper divertida porque yo solía salir por Gangnam todo el tiempo y nunca me pareció que fuese tan pijo como lo ponen. Quizás no salía con gente lo bastante glamurosa. He aquí una foto que hice de la estación de autobús de Gangnam hace dos años mientras intentaba llegar a casa a las 23.30h (el transporte público termina a las 24h, y la hora que va entre las 23h y las 24h es algo así como un reto de supervivencia):

Gangnam style en la realidad La verdad sea dicha, yo ni siquiera había oído hablar de PSY hasta que llegó al resto del mundo, pero una vez que ese vídeo llegó a mi radar, PSY y el “Gangnam style” parecían estar por todas partes: en conversaciones de bar aleatorias, en la tele americana (Saturday Night Live, the Today Show, etc.), en parodias en YouTube… Ver cómo un artista coreano tiene tanto éxito en Estados Unidos me parecía increíble. Pero debo admitir que sentí cómo una ola de patriotismo me alcanzaba y me descubrí sonriendo de oreja a oreja mientras veía el vídeo. “Gangnam style” no es en absoluto el tipo de música que suelo escuchar (y probablemente nunca me provocará nada más que unas risillas) pero aún así estaba contenta de que mi gente hubiese logrado salir al mundo, porque en alguna parte de mí dejé de sentir resentimiento hacia mi país y me di cuenta de que debía sentirme (y de hecho ya me sentía) orgullosa de mi patrimonio. Sin embargo, es aquí donde reside la tensión entre mi orgullo y mis gustos musicales: “Gangnam Style” obviamente es un vídeo divertido, pero, ¿eso es todo lo que el público no coreano entiende? ¿Cuántos comentarios decían algo así como “LOL mirad al tío asiático este, jajajajaja” y no se fijaban en el vídeo simplemente porque es bueno? Incluso me sabe mal que la primera vez que la música coreana llega a Estados Unidos no haya sido con algo un poco más artístico, del mismo modo en que las películas coreanas están empezando a ganarse el respeto del mundo del cine (con directores como Chan-wook Park y Joon-ho Bong). Pero esperad, ¿quién soy yo para decir que esto no es artístico? Sí, te partes de risa con el “Gangnam Style”, pero también es increíblemente consciente de la cultura coreana y de sí mismo. Y musicalmente, engancha al minuto. Joder, es mucho mejor que cualquiera de los otros 40 hits que he oído últimamente.

Es difícil saber si PSY ha abierto las puertas a otros grupos K-pop o si lo ha satirizado hasta tal punto que aún va a ser más difícil volver a llegar a Estados Unidos con algo con credibilidad. El tiempo lo dirá, supongo. PSY acaba de firmar un contrato con la productora del mánager de Justin Bieber, Scooter Braun, pero aún me pregunto si esto va a durar mucho o será el típico que se ha hecho famoso por una canción y luego es olvidado. Sea como fuere, podemos decir que “Gangnam style” ha sido el vídeo viral del 2012. Aunque sigo sintiendo repulsión por el K-pop, no me opondría a que la cultura coreana tuviese mayor presencia en Estados Unidos. E incluso puede que me sintiese orgullosa.

@kristenyoonsoo