Los problemas de ser mujer y trabajar en el sector cultural en España
ILUSTRACIÓN POR ORIOL ROCA

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Identidad

Los problemas de ser mujer y trabajar en el sector cultural en España

Russian Red, Leticia Dolera, Chenoa, Elvira Lindo y Aixa de la Cruz nos dan su opinión sobre cómo es trabajar en un sector dominado por hombres.

A principios de año, la revista musical Mondosonoro publicó en su web una entrevista al grupo madrileño Hinds. Después de que dos de las componentes se quejaran de que la entrevista publicada no reflejaba del todo bien lo que ellas habían dicho, la revista decidió publicar el audio para que sus lectores juzgaran por ellos mismos. Lo justificaron así: "Por parte de esta publicación, decir que efectivamente el texto fue mínimamente editado para hacerlo comprensible, las respuestas de Ana y Ade están repletas de interjecciones, redundancias, frases inconexas y sentencias inacabadas".

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Es curioso que una publicación con 22 años de trayectoria decidiera publicar por primera vez en su historia el audio de una entrevista para desmentir a las Hinds y encima las "descalificaba" atendiendo a su forma espontánea de hablar. ¿Hubieran hecho lo mismo si el grupo hubiera sido un "grupo de tíos"? Lo cierto es que el éxito relativo que ha tenido esta banda en España ejemplifica bastante bien la actitud de cierta parte de la crítica cultural que se muestra más reticente a la hora de consumir determinados productos hechos por mujeres.

"La industria musical está completamente dominada por hombres en los puestos de dirección y de tomar decisiones, aquí y en cualquier sitio del mundo. No hay otra manera de mirarlo", cuenta a Broadly Georgia Taglietti, responsable del departamento de comunicación de Sónar y especialista en RRPP digitales.

Preguntamos a Georgia si alguna vez ha vivido situaciones machistas trabajando. "Tengo algunas anécdotas divertidas y otras no tanto. Las divertidas son las relacionadas con mi marido acompañándome a conferencias o a bolos donde todos se refieren o se dirigen a él, como si él fuera el que trabajara y yo la acompañante. Las no tan divertidas son simplemente la actitud miserable de algunos que, por ser mujer, siempre creen que no tienes ningún poder de decisión y te encierran en la categoría de 'una mandada más'. Esto pasa mucho en los backstages y en los bolos… Esa mirada que dice '¿Donde está tu jefe?', hasta que alguien les dice, es que aquí la que manda es ella. Es triste, limitado, antiguo…".

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Preguntamos a dos solistas del pop español qué opinan de la industria de la que ellas forman parte. Laura Corradini (Chenoa) vive aquí, mientras que Lourdes Hernández (Russian Red) ahora vive en Los Ángeles. "Me he encontrado en situaciones machistas en el ámbito del trabajo, por ejemplo, algún idiota gritándome entre el público en un concierto o algún periodista queriendo ganar su propio momento de fama", explica Lourdes a Broadly.

Llevan cinco años preguntándome cuándo voy a tener un hijo, que ya tengo 40 años…

Chenoa apunta otro factor importante: el tema de la edad. "Existe una presión acentuada muchas veces en el aspecto o la edad. Se crea una exigencia en torno a esos cánones. Pero al final las críticas constructivas son las que me quedo y tengo un rádar para leer entre líneas críticas con cortes machistas. Al último que me hizo algo así, le mandé un ramo de flores para ver si así se daba cuenta de que el mundo ha cambiado", cuenta a Broadly.

Chenoa explicaba en una entrevista para Noiseyquellevan cinco años preguntándole que cuándo va a tener un hijo, "que ya tiene 40 años". "¡Pero vamos a ver! Como de Bisbal no me puedes preguntar porque ha llovido mucho y queda muy rancio, ahora te vamos a preguntar esta gilipollez", relataba.

El tema de la edad no es exclusivo de la música. Leticia Dolera, directora y actriz, lamenta que a partir de cierta edad "las mujeres no pueden protagonizar películas y quedan relegadas a ser la 'mujer de, la madre de' en vez de ocupar roles protagónicos". Dolera debutó el año pasado como directora con su ópera prima Requisitos para ser una persona normal y describe así el poso machista que también existe en el mundo del cine:

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"Me di cuenta de esto en los premios Goya: me preguntaban mi opinión sobre que Paula Ortiz o Isabel Coixet estuvieran nominadas y yo decía que me parecía normal porque habían hecho pelis estupendas. En cambio, a mis compañeros hombres les preguntaban por sus proyectos, por su carrera, por su forma de ver el cine, esas cosas", critica.

Dolera se fija en cineastas como Julie Delphy o Miranda July que escriben personajes femeninos con capas y aristas y "que no se basan en el estereotipo de mujer delicada, sensible y femenina". Según el último informe de la Asociación de Mujeres Cineastas (CIMA), en España hay cada vez más mujeres en equipos de dirección, pero sus películas cuentan con menos presupuesto. La brecha de género se agrava en puestos técnicos, por ejemplo, sonidistas y efectos especiales en los que el 92 % son hombres. En cambio, las mujeres son mayoría en vestuario, maquillaje y peluquería.

Fotograma de Requisitos para ser una persona normal de Leticia Dolera

Pero vayamos a otro ámbito: la literatura. Solo hace falta echar un vistazo a los premios más importantes de literatura —nacionales e internacionales— para comprobar que la diferencia de género es considerable. El Premio de Literatura Cervantes solo lo han ganado 4 mujeres desde 1976. Y el Premio Nobel de Literatura, 14 mujeres desde su creación en 1901. Tomamos como referentes a dos escritoras españolas de generaciones distintas, a ver si en 20 años podemos decir que algo ha cambiado. Elvira Lindo (1962) y Aixa de la Cruz (1988). La primera, periodista y responsable de incorporar para siempre en nuestro vocabulario los términos "gafotas" y "bragas-sucias" con su icónico personaje Manolito Gafotas. La segunda, Aixa de la Cruz, una de las escritoras jóvenes más prometedoras.

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A mis compañeros hombres les preguntan por sus proyectos, por su carrera, por su forma de ver el cine

"En mi caso, se me ha tratado de manera distinta por estar casada con un escritor importante. Me ha costado mucho más trabajo que a otras mujeres porque se considera que la esposa de un escritor tiene que estar al servicio del genio. Todo esto suena muy simple, pero en el fondo funciona así. En muchas ocasiones he tenido que recordarle a gente de la cultura que yo no soy la secretaria ni la intermediaria de nadie", explica Elvira Lindo a Broadly.

Además de escritora, Elvira Lindo también trabaja como columnista en el diario El País. En sus columnas muchas veces mezcla ironía y humor y eso ha hecho que se la juzgue "con más dureza y condescendencia". "No hubiera sucedido si hubiera sido un hombre escribiendo humor".

"Una académica que hizo un estudio sobre los condicionantes contra los que teníamos que luchar las mujeres para encontrar nuestro sitio profesional me dijo que yo era el ejemplo de alguien que lo ha tenido todo en contra. Mujer escribiendo humor, para niños, casada con un escritor reconocido… En fin, un desastre", apunta.

La prensa tradicional está inundada por páginas en las que los hombres opinadores y columnistas siguen siendo mayoría. "Por supuesto que existe machismo en eso. Y en la manera de juzgarlo y en cómo se paga. Y suele ocurrir que si le preguntas a un columnista joven quién le ha influido sólo te nombrará a otros hombres, nunca a mujeres, aunque a ti te hayan escrito en privado que eres una referencia para ellos", dice Lindo.

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Según el último informe de la Asociación de Prensa de Madrid, hay más mujeres en las redacciones ejecutando mismo trabajo por menos sueldo y solo un 10 % llega a cargos de dirección (directora, directora adjunta o redactora jefa). Si los despachos siguen estando llenos de corbatas, no es de extrañar que las columnas las sigan firmando hombres. "Claro que faltan mujeres columnistas. Las hay, pero no hacen el esfuerzo de localizarlas y contratarlas", concluye.

Aixa de la Cruz también muestra su rechazo a una parte de la crítica que incide en su vida personal o que evalúa sus libros en base a su físico: "Ya sabes, el troll que dice que además de escribir mal, eres fea; o el adulador que opina que además de escribir como los ángeles, estás buenísima".

Además, critica las llamadas "cuotas": "Cuando un antólogo me contacta para participar en una antología y me aclara que su objetivo es que haya un número idéntico de autores y autoras, no puedo evitar sentirme de relleno. ¿Me invita porque le faltan mujeres o porque le interesa mi trabajo?".

Elvira se suma a esta denuncia y remata: "Yo quiero que me llamen porque llevo muchos años escribiendo, no para responder a una cuota. A estas alturas ya tengo una opinión formada. ¿Suena arrogante? No lo es. No soy peor que los hombres que mayoritariamente firman en España".