Testimonio de un ex-empleado de cobranzas por teléfono
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Testimonio de un ex-empleado de cobranzas por teléfono

Un ex empleado de cobranzas nos cuenta confidencialmente en qué consistía su trabajo, qué aprendió y la vez que lo amenazaron con el FBI.

Este artículo fue co-creado con Bancolombia

Así como están los que piden plata prestada y están los bancos que la prestan, están también los que tienen el difícil trabajo de cobrar la plata en nombre de los bancos. Uno de ellos, que hasta hace poco trabajaba en el mundo de las cobranzas, nos contó más de cómo funciona este mundo.

Para empezar, su trabajo consistía en llamar a deudores morosos de 30 a 140 días. Las deudas podían incluir créditos personales, préstamos de libre inversión, hipotecas y cobros de tarjetas de crédito. Estaba encargado de llamar a deudores colombianos y también de Jamaica y Trinidad y Tobago.

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En el contacto cotidiano con las deudas y deudores, él aprendió distintas enseñanzas, sobre nuestra cultura económica e incluso sobre la vida. “Me di cuenta de que nosotros los colombianos somos particularmente conchudos con las excusas y creemos que son válidas. Es normal para nosotros. Y cuando me tocaban clientes latinos en inglés eran distintos a los colombianos, que dicen que el niño se les cayó y se rompió la cabeza y luego tuvieron que pagar taxi y hospital y exámenes… y todo eso son excusas y a uno como agente bancario no le sirve”, exclama, recordando su trabajo.

Más allá de las enseñanzas, el trabajo en cobranzas también le dejó momentos extraños y divertidos. Cuando llamaba a los isleños, cuenta, estos eran relajados, sin preocupaciones. Simplemente decía que no tenían plata, que se podían llevar la hamaca porque no tenían más. Por otro lado, “lo más gracioso es cuando la gente piensa que uno es un estafador y empiezan a hacer preguntas. Hay información que uno no puede dar y uno se niega, pero hay información que sí se puede comprobar: entonces es chistoso ver cómo retroceden cuando se dan cuenta de que sí están hablando con el banco de verdad y antes estaban siendo groseros”, rememora.

Al tratar temas económicos y financieros personales, trabajos como este cuentan con regulaciones estrictas. Él también trabajó haciendo cobros por teléfono a ciudadanos de Estados Unidos, y allá “tienen leyes muy fuertes respecto al tratamiento de datos, como los puede llamar, qué decirles. Una vez una señora empezó a gritar como la del audio de Claro como una loca que iba a llamar al FBI y usted no sabe quién soy yo. Y sí resultó que era una vieja importante y no debía nada y la llamábamos todo el día todo el tiempo al trabajo, a la casa, a todos lados”, explica.

A través de su experiencia, reflexiona que nos falta organización con la plata. “Pensamos que las tarjetas nos están haciendo un favor prestándonos plata y podemos gastar sin preocupación, cuando en verdad, si no se maneja bien, puede terminar siendo un problema a plazos. Por eso su consejo es siempre pagar más del mínimo sugerido en las cuotas de las tarjetas de crédito. “En otros países se divide todo a 36 cuotas, es fijo. Pero en Colombia uno puede elegir, y entre más cuotas más intereses y más tiempo pagando la deuda. Eso es contraproducente si uno no tiene una buena cultura económica. Si uno tiene buena cultura financiera pide las cosas a dos o una cuota, lo paga y evita pagar muchos intereses”, explica. Añade que las tarjetas no son un mal negocio si se saben usar, pero se vuelven peligrosas si ellas lo usan a uno.

Según nuestro informante, entonces, varios de los problemas financieros y de endeudamiento se pueden rastrear a dos factores: uno, estar bien informado para tomar mejores decisiones financieras. Si no sabemos qué diferencias hay entre un pago a 2 o a 36 cuotas o si no entendemos cómo funcionan los préstamos, es posible que caigamos en deudas que se nos salgan de control. Entonces lo principal es poder aprender y profundizar en estos temas. Esto lleva a un segundo factor y es pensar que las tarjetas de crédito nos hacen un favor y podemos gastar y gastar sin hacer cuentas, en vez de entenderlo como un intercambio en el que tarde o temprano tendremos que pagar lo que compramos, más el costo por financiarlo a cuotas. Y, claro, como también explica, una vez hay deudas, no hay excusas que valgan.

¿Quién mejor que alguien que trabajó de cerca cobrando deudas para explicar cómo funciona ese sistema y qué aprendió de él? Por eso en este proyecto de VICE y Bancolombia buscamos voces que nos puedan explicar más sobre temas de finanzas personales: desde expertos que explican la teoría hasta los que han vivido el tema práctico. Todo para generar contenido que les dé herramientas a nuestros lectores para tomar mejores decisiones.