Alan Rickman interpretaba cada uno de sus papeles con gracia y estilo, ya fuera como un terrorista de Alemania del Este, un alguacil corrupto en Nottingham o un escurridizo maestro de Slytherin. Murió este jueves a los 69 años de edad tras una larga lucha contra el cáncer.Rickman era famoso por su voz grave y particular pero también era capaz de transmitir cosas muy profundas con sólo una mirada. Sin embargo, a pesar de su trayectoria de casi 40 años como actor y haber ganado Emmys, Globos de Oro y BAFTA, el amado actor británico apareció en muy pocos cortometrajes. Hace poco utilizó su rareza y sutileza tan distintivas para interpretar a un acosador en el drama de Ben Ockrent y Jake Russell llamado Dust.
En el cortometraje, que casi no tiene diálogos, Rickman persigue en forma discreta a una niña y a su madre durante el camino de regreso de la escuela a su casa. El personaje que interpreta es un depredador y, cada que la cámara se enfoca en los gestos faciales y corporales, Rickman transmite un a sensación profunda de anhelo y necesidad que produce un efecto inquietante. Este cortometraje, igual que los mejores personajes de Rickman, dice mucho más que lo que aparenta a primera vista.Lo vamos a extrañar.Jeffrey Bowers vive en Brooklyn y trabaja como curador de cine.
Al inscribirte en la newsletter de VICE, aceptas recibir comunicaciones electrónicas de VICE que en ocasiones pueden contener publicidad o contenido patrocinado.