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Una mirada a la vida y las casas de las mujeres saudíes.

El 45 por ciento de la población de Arabia Saudí son mujeres. Irónicamente, estas mujeres controlan un total estimado de 9.3 mil millones de euros de la riqueza de la nación, pero se les niegan derechos que la mayoría de las mujeres en otras partes del mundo dan por sentados: se les prohíbe el voto (hasta 2015), no pueden conducir, y necesitan permiso escrito de su “guardián” masculino (normalmente el padre o marido) si quieren viajar al extranjero o abrir un negocio. No es extraño que mucha gente las perciba con el estereotipo de sombras sin cara, ni voz, ni control de su propio destino.

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Tuve la oportunidad única de que me invitaran a ver un mundo que rara vez visitan los forasteros, uno que normalmente está considerado más allá de tu alcance, impenetrable: pude retirar el abaya y el nicab y conocer a las mujeres que hay detrás.

Ziyah conoce a estas mujeres saudís en el nuevo episodio de Picture Perfect, próximamente en VICE.com.

La doctora Fawzi Akhdar, ex miembro del ministerio de educación: “La mujer saudí es ministra, juez, líder y madre. Puede agitar el mundo con su mano izquierda y acariciar a su niño con la derecha, como dijo Napoleón. El resto del mundo tiene una percepción diferente de la mujer saudí: está cubierta y lleva un hiyab, así que debe estar oprimida. Pero no es así. La mujer saudí es igual que cualquier otra mujer del mundo, o incluso más fuerte, porque ha tenido que luchar para llegar a donde está”.

Najat Bager, antigua directora de escuela, ahora escribe para varios periódicos y publicaciones de internet: “Los occidentales tienen que cambiar la manera de relacionarse con nosotras en la prensa. Tienen que escribir la verdad sobre las mujeres saudíes y no centrarse sólo en las mujeres malas. Tenemos mujeres que dirigen televisoras o son editoras en periódicos. No es como antes”.

Salwa Shaker, presentadora: “Cuando empecé a trabajar como presentadora nos podías contar con una mano –quizá éramos tres o cuatro– pero ahora tenemos más de 20 ó 25 mujeres presentando noticias. Lo que es importante es que el reino y el gobierno dieron prioridad al desarrollo de las habilidades humanas, ya fueran de un hombre o de una mujer”.

Faima Almotawa, estudiante de odontología en su año de becaria: “El mundo debe saber que no vivimos en un desierto y que no montamos en camellos. Las mujeres no son esclavas en casa. Vamos a trabajar, a estudiar, decidimos nuestro propio camino. Nuestros desafíos nunca han tenido que ver con el gobierno saudí, sino con la cultura. La gente no puede aceptar que las mujeres pueden estar al mismo nivel que los hombres. O al menos no lo podían aceptar, hasta ahora”.

Deema Barghouthi, patóloga de lenguaje para niños: “Las mujeres saudíes son iguales que las otras mujeres del resto del mundo. Son buenas esposas, son cariñosas con sus hijos y son ambiciosas. Queremos aprender y obtener altos niveles de educación para servir nuestro país”.