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Cultură

Cómo hacer un Ferrari Falso

Sólo necesitas un Toyota, un taller, y una amplia interpretación de la ley de propiedad intelectual.

Un amigo solía llevar un llavero de Porsche con las llaves de su coche, que era un Ford. Cuando quería ligar las ponía sobre la barra del bar y dejaba el símbolo del llavero visible. Era su manera de sugestionar a ciertas mujeres que se le acercaban al divisar el símbolo del deportivo. El llavero daba a un chico de barrio la apariencia de un pijo acaudalado. Él sabía sacarle partido a la realidad de que muchas veces importa más lo que parece que lo que de verdad es.

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La misma máxima debía aplicarse en dos talleres valencianos, en Algemesi y Albalat dels Sorells, donde un Toyota salía convertido en un Ferrari o un Aston Martin. Ambos centros han sido desmantelados por la Policía Nacional, que ha requisado 19 réplicas listas para la venta de los modelos insignia de la casa italiana, el F-430,  F-430 Spider y el ultimísimo F-458 Italia. Los vendían a través de la página web de la casa, RDA Motor, hasta que el agente de la marca en España se enteró de que sus  problemas con las falsificaciones del Cavallino Rampante eran más que un montón de gorras y camisetas falsas a las afueras de Motmeló. Clones imperfectos de Ferrari que se vendían por 40.000 euros cuando el precio de mercado ronda los 200.000.

“Estos tíos son auténticos artistas, no son mindundis, están en primera línea. ”, comenta un responsable policial de la operación frente a los vehículos intervenidos. “Para el 458 Italia estaban trabajando sólo con una foto como modelo, que tenían pegada en el capó del coche mientras le daban forma”, asegura con cierto asombro. Jaume, un mecánico catalán que prefiere mantenerse en el anonimato, explica cómo se genera un Ferrari a partir de un Toyota MR2. “Este coche hace de base, de chasis para montar el diseño sobre él. Suelen dar el problema de la altura, los deportivos tienen un perfil más bajo”, comenta. La carrocería se trabaja en fibra de carbono y vidrio. Se sacan moldes de las líneas y el diseño utilizado por las casas oficiales y se van acoplando al vehículo, cuidando las uniones. “Estos moldes se pueden sacar a partir de los kits oficiales que vendían las casas”, explica Jaume, que desde hace algunos años ve parado el negocio de las réplicas, que tuvo su auge en España hacia el año 2003.

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Ferrari Enzo

Ferrari Enzo Falso

El trabajo de transformación puede durar hasta tres meses en función del modelo. Los talleres desmantelados cuidaban los detalles, pero para ser vistos desde lejos. “Las pinzas de los frenos de disco están moldeadas en plástico, el disco es falso, el verdadero va por detrás”, explica el mando policial. Los catadióptricos, las luces de posición traseras, tenían que pedirlas originales a la casa porque les era imposible copiarlas”. Los talleres tenían además una empresa que se dedicaba a imprimir las pegatinas y los logotipos del caballo encabritado. “A veces estas pegatinas no se colocan en el taller para evitar el delito, pero luego el comprador se las encuentra por casualidad en la guantera y las pegan ellos mismos en casa”, comenta la policía. A través de la luna del portón trasero se ve lo que debería ser el motor, pero también es un molde de plástico, como un juguete. “Nadie que sea un verdadero apasionado de los coches se compra una réplica por ese precio. Es gente de entre 25 y 35 años máximo, que por 20.000 euros tienen la ilusión de conducir algo parecido a un Ferrari”, comenta Jaume. “Luego incluso les pueden sacar dinero alquilándolos. No es raro además ver réplicas en anuncios o películas. El Lamborghini que aparece en el anuncio de las patatas Lays, el de ‘hola morenaaaso’, no es auténtico, es una réplica.” cuenta Jaume.