FYI.

This story is over 5 years old.

Música

Punk rock, desnudez y Lemmy (y otras razones por la que a todos nos debería flipar Hawkwind)

Con ayuda de Dave Brock, fundador, guitarrista y piloto de la nave nodriza de Hawkwind, te exponemos algunas de las razones por las que a todos nosotros debería fliparnos esta banda.

Foto cortesía de Hawkwind

Desde Ladbroke Grove hasta los confines del universo, Hawkwind son responsables del rock and roll más glorioso y descoyuntado que se haya grabado jamás. Con un elenco siempre cambiante de personajes a bordo de la nave nodriza, ellos fueron los primeros en forjar su propia marca de space rock destartalado, han demostrado ser una influencia esencia para el punk y la música electrónica y han defendido a ultranza la contracultura underground de la que surgieron tocando en innumerables festivales comunitarios, mugrientas casas ocupadas y festivales benéficos, a menudo sin cobrar un céntimo. Con su increíble combinación de garage, ritmos hipnóticos, letras singulares y música electrónica estentórea, su sonido era distinto a todo lo que se hubiera escuchado durante la década de los setenta y aun hoy mantiene su fuerza vital. Música para el viaje.

Publicidad

Surgidos de la misma contracultura underground del West London fértil y radical de finales de los sesenta que dio lugar a publicaciones como Freindz y The International Times, Hawkwind se formó en 1969 por obra de Dave Brock. Pese a que su primer LP, que lleva su mismo nombre, se publicó en 1970, no fue hasta el periodo entre 1971 y 1976 que Hawkwind consolidaron su sonido idiosincrásico, una música repetitiva y extravagante, un muro de glorioso ruido.

Entre lo alucinatorio y lo caótico, In Search of Space (1971), Doremi Fasol Latido (1972), Hall of the Mountain Grill y (su verdadera obra maestra) Warrior at the Edge of Time (1975) forjaron el sello identitario de la banda: el protopunk discordante de la guitarra rítmica de Brock, los penetrantes graves cortesía de Lemmy, la explosión de saxo de Nic Turner, a menudo ataviado a la moda del Antiguo Egipto, y la electrónica rudimentaria de Del Detmar y Dik Mik.

Desde el punto de vista del sonido, la banda tiene más en común con formaciones komische alemanas como Can, Amon Duul y Neu! y los estadounidenses MC5 y Stooges que con cualquier banda del Reino Unido de la época; temáticamente, el único paralelismo lógico podría establecerse con Sun Ra o Funkadelic, lo que demuestra la eterna obsesión espiritual del grupo por la vasta inmensidad del espacio y el misterio que lo rodea. Desde su época dorada, la banda ha visto pasar un interminable desfile de integrantes, siendo Dave Brock la única constante. De hecho, quizá sea más oportuno concebir a Hawkwind como una entidad en sí misma, un espíritu alucinatorio cargado de encanto y extravagancia.

Publicidad

Aunque la banda contaba con un nutrido grupo de seguidores que los adoraban con devoción casi rayana en lo sectario, nunca obtuvieron el reconocimiento que merecían por parte de la crítica, a diferencia de sus coetáneos, como Can. Al fin y al cabo, ellos ya estaban experimentando con increíbles sonidos electrónicos antes que Kraftwerk y estaban contribuyendo a dar impulso a una palpitante contracultura cuando podrían haberse despreocupado de todo. En otras palabras, si te gustan Can, Sun Ra, Sonic Youth, Funkadelic, Motörhead, The Ramones o Neu!, no hay razón por la que no puedan gustarte Hawkwind.

Dicho esto, permítenos que, con ayuda de Dave Brock, fundador, guitarrista y piloto de la nave nodriza de Hawkwind, te expongamos algunas de las razones por las que a todos nosotros debería fliparnos esta banda.

Son pioneros de la electrónica

Este mérito se suele atribuir a grupos como Kraftwerk, Tangerine Dream y Neu!, y Hawkwind nunca se mencionan en la lista, pese a que deberían. El pulso electrónico a lo "Mondo Bizarro" de Del Dettmar y Dik Mik es una fusión de white noise pasmoso, efectos desafinados y locura con tintes de ácido elaborados con generadores de audio y sintetizadores rudimentarios muy adelantados a su época. Su sonido flipó a más de uno:

"No había mucha gente que lo entendiera o escribiera sobre ello; Del y Dick fueron pioneros y nunca recibieron el reconocimiento que merecían", afirma Brock. "Su música supuso toda una revolución. Dik solía pasearse por Portobello Road para conseguir sus rudimentarios aparatos. Montaba unidades de reverberación y generadores de audio sobre una mesa y había cables por todas partes. Creo que al final Del consiguió un sintetizador EMS con el que podía hacer muchas más cosas. Era una pareja muy innovadora para la época, con sus instrumentos y la música que hacían. Nosotros poníamos el ritmo y ellos superponían la electrónica, y no había muchas bandas en los setenta que hicieran eso. Esa combinación era la esencia de Hawkwind: el rollo psicodélico raro mezclado con la reverberación y la electrónica", explica Brock.

Publicidad

Lemmy se dio a conocer en esta banda

Aunque en los sesenta Ian "Lemmy" Kilmister había tocado en otra banda muy poco conocida llamada The Rockin' Vickers, su verdadero hogar espiritual lo encontró en Hawkwind. Como decía en el documental de BBC4, Hawkwind: Do Not Panic: 'Era como en Star Trek, pero con melenas y drogas. No éramos los putos Pink Floyd pero, joder, éramos una puta pesadilla negra; solíamos cerrar las puertas para que nadie pudiera salir'.

Lemmy estuvo en la banda entre 1971 y 1976, hasta que lo echaron por "consumo excesivo de las drogas equivocadas". En Hawkwind Lemmy forjó su frenético estilo con el bajo. "La cosa es que Lemmy tocaba la guitarra antes que el bajo", recuerda Dave Brock. "Era su forma de tocar. Un bajista académico tocaría una línea de bajo, pero él tocaba bloques de acordes como un loco. Pero esa es la razón por la que Lemmy toca así, porque viene de la guitarra y fue desarrollando un estilo propio con los años."

Sirvieron de inspiración para novelas y cómics de lo más extraño

A lo largo del tiempo, Hawkwind han servido de inspiración para las publicaciones de ficción más singulares. El periódico underground Friends publicó la célebre tira cómica Codename Hawkwind – The Sonic Assassins, cuya trama era algo así: en las profundidades de la Tierra se encuentra el "generador de la muerte", un dispositivo emisor de rayos que inducen a los humanos al letargo y la desesperación. ¿El antídoto? La dulce música de Hawkwind, por supuesto. El aventurero de ficción contracultural Michael Moorcock fue su colaborador habitual y escribió letras para el grupo e incluso adaptó el cómic al formato de novela, Time of the Hawklords, en 1976, escrita en colaboración con Michael Butterworth.

Publicidad

"Muchas de nuestras letras giran en torno a la ciencia ficción, a lugares ficticios, viajes en el tiempo, sexo con androides y cosas así. Aquella novela fue muy rara, la verdad", recuerda Brock entre risas. "Éramos la última banda en la Tierra, si no recuerdo mal, y teníamos que protegerla de las malas vibraciones que emitía el 'generador de la muerte'. Teníamos que neutralizarlas con nuestras 'buenas vibraciones'. Era absurdo, pero a los fans les encantaba."

Incluso hubo una secuela, Queens of Deliria, en la que Hawkwind debían salvar al mundo de la música de Elton John (os juro que este era el argumento de la novela). Moorcock también escribió el infame anuncio de servicio público "Sonic Attack" que se oye en "Space Ritual" y tiene la culpa de enviar a miles de cerebros al espacio exterior: "No pierdas el tiempo tapándote los oídos, no pierdas el tiempo buscando refugio antisonido; trata de alejarte todo lo que puedas del origen del sonido. ¡QUE NO CUNDA EL PÁNICO!"

Dave Brock: maestro músico callejero

"Antes tocaba en ese paso subterráneo tan largo entre Kensington y el Royal Albert Hall con un tipo llamado John Harrison, otro de los fundadores de Hawkwind. Lo conocí mientras tocaba en Tottenham Court Road. Solía venir donde vivo e improvisábamos alguna sesión de música psicodélica extraña. Recuerdo que grababa unos loops en cinta reproducidos al revés. En cierto modo aquellos fueron los comienzos de Hawkwind. Canté "Hurry on Sundown", del primer álbum, en aquel paso subterráneo cerca del Royal Albert Hall. Me encantaba tocar ahí porque había un eco fantástico. "

Publicidad

Robert Calvert era un genio

Calvert fue el guía espiritual de Hawkwind durante años. Nacido en Sudáfrica, este poeta y colaborador habitual de la banda escribió muchas de sus letras, actuó como vocalista en muchos de sus conciertos y es autor del célebre 'cuaderno de bitácora espacial' que acompañaba al LP In Search of Space. El libreto era un collage de texto, fotografías y poemas que hacía las veces de diario de viaje de una nave espacial en el que su tripulación había plasmado sus pensamientos y memorias en su viaje final. A medida que avanzaban los setenta, el poeta acabó colaborando de forma casi permanente con los Hawkwind, aunque su actitud errática a veces era motivo de tensiones en la banda. Puedes escuchar sus fantásticas contribuciones líricas y vocales en el LP Quark Strangeness and Charm.

En una ocasión, Calvert le clavó una espada a Lemmy en el escenario del Wembley Arena; como recuerda Kerrang, líder de Motörhead: '… se subió al escenario hasta el culo de ácido, con un sombrero de bruja en la cabeza y una trompeta y una espada en las manos. Después de la segunda canción, me atacó con la espada, así que le di en la cabeza con el bajo y al final se fue a molestar a otro".

Siempre tocaban gratis

A principios de los setenta, los festivales gratuitos se habían convertido en un modo de vida para muchas bandas británicas, y Hawkwind no era excepción. Pese a estar en una discográfica importante y hacer numerosas giras, quizá tocaron más enfestivales gratuitos y en conciertos benéficos que en eventos remunerados. Festivales como Stonehenge ofrecían espacios temporales, pero aquel panorama pronto empezó a desgastarse, tal como recuerda Dave Brock:

Publicidad

"Para los grupos que empezaban era una buena forma de darse a conocer y nosotros aportamos mucho a ese movimiento. Uno de los primeros escenarios que montamos fue en Stonehenge en 1974. Alquilamos un camión articulado y estuvimos allí un par de días montándolo todo. Pasados unos días teníamos que llevarlo todo a Londres porque teníamos un concierto y la gente se quejaba porque nos llevábamos el generador. No se dan cuenta del dinero que se gastaba en estos festivales gratuitos, pero claro, 'es todo gratis, tío' (dice con voz de hippie). La gente no es consciente del coste organizativo; invertimos mucho tiempo, dinero y esfuerzo porque creíamos en ello."

Se trataba sobre todo de una comunidad y mucha gente se sentía motivada, pero al final el sistema se corrompió, empezó a haber camellos que vendían drogas duras y muy malas… Yo lo veo como una rosa que floreció y luego se marchitó. Otros lo veían como una forma de ganar dinero. Al principio, a los festivales gratuitos solían ir unas 100 personas, pero luego empezaron a crecer hasta que, en los ochenta, asistían hasta 60.000 personas a Stonehenge. Tocamos en miles de festivales, pero a finales de los ochenta llegó la cultura rave y las fiestas en los almacenes. Era muy similar, porque con las raves también podáis ser tu mismo y hacer el loco, y al fin y al cabo, esa es la idea, ¿no? [gritando] SER TÚ MISMO. [Risas] Pero al final, a no ser que lo tengas muy controlado, todo se corrompe."

Publicidad

Vienen de Ladbroke Grove, que solía ser el epicentro de lo raro en Londres

A principios de los setenta había algo extraño en el agua de West London que hacía que el hábitat idóneo para los Hawkwind fuera un vivero de casas ocupas medio derruidas, artistas y bohemios errantes, como afirma Brock:

"Era una locura. Michael Moorcock vivía cerca de Portobello Road; había periódicos underground fantásticos circulando por ahí. Era un sitio muy inspirador y palpitante. Había mucha gente rara y todos contribuíamos a mantener las publicaciones clandestinas, fumábamos mucha hierba todos juntos y nos juntábamos con otras bandas bajo el nombre de 'Greasy Truckers' para hacer conciertos; éramos como una familia."

Esta sección del documental muestra The Grove en imágenes…

Han demostrado ser una influencia vital para el punk

Son muchos los que erróneamente califican a los Hawkwind de banda de rock progresivo. Nada más lejos de la realidad. Los primeros discos, como Doremi Fasol Latido contienen temas vertiginosos como "Brainstorm" y "Brainbox Pollution", equiparables en fiereza a los compuestos por Ramones o Stooges. John Lydon (alias Johnny Rotten) solía asistir a los conciertos de Hawkwind con asiduidad y, en una entrevista, afirmaba que 'si no hubiera sido por 'Brainstorm' no habría Sex Pistols".

"En Hawkwind nos gustaban mucho los riffs repetitivos y acelerados, por eso creo que a los punks no les desagradaba lo que hacíamos. De algún modo podría considerarse los principios de la música dance. Siempre hemos trabajado con una base sólida de ritmos repetitivos y luego añadido ruido."

Tenían una bailarina llamada Stacia, que aparecía desnuda y cubierta de pintura fluorescente

Stacia era una fuerza de la naturaleza en estado puro. Con sus más de 182 cm de altura, cubierta de pintura brillante y realizando un baile interpretativo tremendamente hipnótico, al parecer esta bailarina se unió a la banda por accidente:

"Íbamos de camino a un concierto en Redruth y tuvimos que parar en medio de la nada para poner gasolina. En aquella época había empleados que te ponían la gasolina, y ahí estaba Stacia. Fue todo muy de road movie. '¿Quiénes sois?', nos preguntó. '¿Adónde vais?' 'Somos los Hawkwind y esta noche tenemos un concierto.' Nos preguntó si podía ir con nosotros. Aquella noche se subió al escenario y bailó mientras tocábamos. Al final se unió al grupo. Solía bailar desnuda, pero bueno, nuestro batería también tocaba desnudo porque sudaba mucho. Iba desnudo o en calzoncillos, ¡aunque la gente no le prestaba tanta atención como a Stacia!"

Harry Sword está en Twitter: @HarrySword

Traducción por Mario Abad.