FYI.

This story is over 5 years old.

Drogas

Cómo es ir a rehabilitación antes de cumplir la mayoría de edad

Hablamos con ocho personas que tuvieron que enfrentar la adicción y rehabilitación incluso antes de poder comprar trago legalmente.

El uso de sustancias se ha visto como una parte normal de la vida de los adolescentes y los adultos jóvenes. Pero a veces la cosa va más allá de una mera experimentación juvenil. De acuerdo a la SAMHSA (Substance Abuse and Mental Health Services Administration, por sus siglas en inglés), el 5% de todos los adolescentes estadounidenses —un estimado de 1.3 millones de jóvenes entre los 12 y los 17 años— tuvo problemas por abuso de sustancias en 2014, y la mayor tasa de uso de drogas ilegales fue entre los 18 y los 20 años. Adicionalmente, otro reporte encontró que las muertes por sobredosis entre jóvenes de 12 a 25 se han duplicado en 18 estados desde 2001.

Publicidad

A pesar de estas cifras, solo alrededor del 10% de los adolescentes reciben tratamiento para el abuso de sustancias. Así que, ¿cómo les va a los jóvenes gringos que van a rehabilitación antes de que hayan llegado a su mayoría de edad? Le preguntamos a varias personas.

Sammy, 31, Olympia (Washington)

¿Qué edad tenías cuando fuiste por primera vez a rehabilitación?
Tenía 20 años. Estuve un tiempo en esas. Duré sobrio de 18 a 20 meses y luego tuve una recaída horrible.

¿Por qué empezaste a consumir tan joven?
Mis papás me echaron de la casa a los 15 por ser queer/transgénero… Después de eso comencé a vivir en la calle y por ahí empecé. Todos los que me rodeaban estaban consumiendo de una manera u otra. [Un tipo al que le dicen] Bob Heroína me apadrinó, me enseñó a ser un niño de la calle pero nunca me ofreció droga. Nunca me trabé con él, pero después de eso empecé a viajar. Me fui a San Francisco y comencé a fumar metanfetamina en el barrio Castro y a experimentar con todo tipo de drogas —ácido, cocaína, éxtasis—. Volví a Washington y a los 16 años ya era usuario frecuente de drogas y adicto a la heroína.

¿Cuáles son algunos de los retos más difíciles de entrar a un tratamiento a una edad en la que no puedes ni tomar trago legalmente?
Fue difícil porque no perdí las mismas cosas que las demás personas habían perdido. Nunca tuve multas de tránsito porque no había sacado mi licencia, nunca perdí un trabajo —nunca había tenido trabajo— o una casa, o un matrimonio. De hecho tuve problemas durante mucho tiempo para aceptar que era alcohólico, ya que nunca tomaba en los bares y nunca me multaron. En general, fue difícil admitir muchas cosas y no solo considerarlo una experimentación juvenil natural.

Publicidad

¿Cómo te va haciendo amigos ahora que estás sobrio?
¿Te digo la verdad? No tan bien. Me involucré en una comunidad de rehabilitados pero la mayoría eran mucho más viejos que yo. Un grupo de lesbianas mayores me ayudó y trató de conectarme con otros jóvenes. Creo que fue súper difícil también porque yo era queer y trans y las otras personas queer de veinte años se emborrachaban hasta morir en los bares. Así que me aislé mucho. Antes de mi recaída comencé a salir con unos amigos que bebían mucho. Después de pasar un tiempo con ellos, me descontrolé muy rápido. Aprendí que los bares no son un espacio seguro para mí.

Justine, 26, Rockland (Massachusetts)

¿Qué edad tenías cuando fuiste por primera vez a rehabilitación?
Tenía 21.

¿Ibas a los tratamientos por voluntad propia o te obligaron tus papás/familia/guardianes?
Fui mitad porque quería, mitad obligada por mi familia. Tenía una restricción legal por mi arresto, quería ayuda y la pedí. Pero una vez lo hice, fui obligada a seguir por mi familia. Si hubiera sido por mí, no creo que lo hubiera hecho.

¿Qué hiciste en tu cumpleaños número 21?
Me comí un ponqué de chips de chocolate. Fue bonito.

¿Cómo te va haciendo amigos ahora que estás sobria?
La mayoría de mis amigos también son sobrios, y me cuesta mucho entablar una amistad con gente que no lo esté. Nuestras vidas se ven muy diferentes y no tendemos a tener muchas cosas en común.

Publicidad

Morgan, 22, Los Ángeles (California)

¿Qué edad tenías cuando fuiste por primera vez a rehabilitación?
Tenía 20 cuando fui a tratamiento para estar sobria. Lo había intentado por mi cuenta desde que tenía 18 pero nunca funcionó.

¿Cuáles eran tus sustancias preferidas?
Xanax, alcohol, opiáceos.

¿Qué retos enfrentaste?
Tuve un momento difícil pensando en dejar todos los vicios, sobre todo antes de cumplir 21. Fue fácil para mí aceptar que era adicta a las drogas, pero me aferré a la idea de que en algún momento iba a poder tomar "casualmente". Me sentía como una niña, estaba bien beber de la manera que lo hacía porque solo estaba siendo una adolescente normal que se divertía. Me estudié a mí misma y vi que cada vez que tomaba me hacía daño a mí misma y a los demás, y alimentaba ese círculo vicioso de vergüenza, odio hacia mí misma y desesperanza. Aun con esas consecuencias, fue difícil aceptar que debía entrar a tratamiento.

¿Qué hiciste en tu cumpleaños número 21?
Salí de tratamiento un mes antes de mi cumpleaños 21 y en verdad no tenía muchos amigos. Una chica que conocí en el bachillerato, que había entrado a rehabilitación un mes antes de mí, me organizó una linda fiesta en su casa, con fogata y todo. Un montón de gente sobria apareció y la pasamos muy bien.

Michael, 26, Quincy (Massachusetts)

¿Qué edad tenías cuando fuiste por primera vez a rehabilitación?
La primera vez que fui lo hice en un centro de desintoxicación por hospitalización y luego una rehabilitación de 30 días. Tenía 18 años.

Publicidad

¿Y duró?
No tanto. Me sentí incómodo y ansioso en los 30 días que estuve físicamente sobrio, pero apenas salí volví a beber y a drogarme. Dejé todo, en realidad, a los 21. De hecho, pasé mi cumpleaños número 21 en rehabilitación.

¿Por qué empezaste a consumir tan temprano?
La primera vez que me emborraché me pasó algo…sentía que podía alcanzar todo mi potencial estando borracho y trabado —que sé que no es una idea que se asocie normalmente al abuso de alcohol y drogas en menores de edad—. Me salía de control cuando estaba borracho o trabado y hacía cosas estúpidas, pero cuando simplemente estaba "prendido", me sentía cómodo y seguro. Mis sustancias preferidas eran los opiáceos y el alcohol pero, cuando no los tenía a la mano, no tenía problema en conformarme con otras cosas.

¿Qué dijeron tus compañeros frente a la idea de asistir a rehabilitación?
Nadie se lo tomó en serio. Lo vieron como un respiro de treinta días del que regresaría para volver a consumir con ellos tal y como lo hacía antes de irme. Siendo franco, yo tampoco le tenía mucha fe a un resultado diferente.

Katie, 32, Chicago (Illinois)

¿Qué edad tenías cuando fuiste por primera vez a rehabilitación?
Tenía 17 años la primera vez que fui a rehabilitación. Fui a un programa ambulatorio y luego, meses después, fui a uno en el que me internaron; más tarde asistí a otro internado de "12 pasos" que ya no existe. Era como un encierro de jóvenes en riesgo, pero con clases y actividades extracurriculares. Lo dirigían miembros de Alcohólicos Anónimos, no terapeutas.

¿Cuáles eran tus sustancias preferidas?
Yerba… Sí, solo yerba. Al día de hoy, no he probado ninguna droga dura.

Publicidad

¿Realmente creíste que podías vivir completamente sobria después de salir del tratamiento?
Después de salir del internado, estaba convencida de que iba a morirme o que me iban a meter a la cárcel si no me mantenía sobria. Entonces di lo mejor de mí, convencida realmente que iba a vivir sobria, y que no había otra camino. Fui a reuniones casi todos los días, fui a proyectos sociales y ayudé a aconsejar a otros jóvenes. Lo mantuve durante tres años y medio durante la universidad. Ya no estoy sobria, me he hecho mi propio camino hacia el bienestar.

¿Cómo sobreviviste a la universidad como una persona rehabilitada?
Después de terminar el bachillerato en un internado de "12 pasos", me alejé de la oportunidad de entrar a las grandes universidades estatales, y terminé en una Universidad Bautista Cristiana con una política de cero tolerancia y habitaciones separadas por género. Estar en un ambiente con un gran grupo de niños cristianos definitivamente hizo más fácil escapar a las reuniones [de Alcohólicos Anónimos]. Era cool decir que eras "straight edge" entre los estudiantes, así que nunca tuve que dar muchas explicaciones. Elegí contarle mi historia a la gente con la que me había vuelto más cercana. Era incómodo describir mi relación con mi padrino [así le dicen a los acompañantes en Alcohólicos Anónimos] con mi compañera de cuarto. Hablaba con mi padrino casi todos los días y mi compañera de cuarto no entendía al principio por qué era tan beneficioso para mí depender de alguien tan intensa y frecuentemente. Eventualmente aprendió a respetarlo.

Publicidad

Bob, 33, Tulsa (Oklahoma)

¿Qué edad tenías cuando fuiste por primera vez a rehabilitación?
Tenía 16. Me mantuve sobrio por 11 años. Tuve una recaída en 2011 pero ya estoy de nuevo en tratamiento.

¿Cuáles son algunos de los retos más difíciles de entrar a un tratamiento a una edad en la que no puedes ni tomar trago legalmente?
Definitivamente lo más aterrador e impactante fue haber sido alejado de un ambiente en el cual estaba generalmente rodeado de amigos, a un lugar en el que todos eran por lo menos 15 años mayores que yo y que habían vivido vidas más duras que yo, un niño de colegio.

¿Por qué empezaste a consumir tan joven?
Comencé a beber a los 12 años. Mi papá dijo que podía tomarme una copa de vino en el matrimonio de mi tío. Después del primer vaso logré escabullirme y tomarme muchas copas que estaban por ahí. Recuerdo que me encantaba cómo me hacía sentir. A los 12, era difícil conseguir alcohol, pero después de esa primera vez me propuse a emborracharme cada vez que pudiera.

¿Qué hiciste en tu cumpleaños número 21?
Dirigí una conferencia de jóvenes en rehabilitación el año que cumplí 21, y la conferencia coincidió el mismo día, así que estaba demasiado ocupado como para organizar algo. En mi cumpleaños fui a una licorera y compré una botella de 99 bananas para mi hermana, que es menor que yo, y sus amigos.

Jamie, 23, Glen Rock (Nueva Jersey)

¿Qué edad tenías cuando fuiste por primera vez a rehabilitación?
Tenía 15 años cuando fui al primer centro de rehabilitación. Había estado en cinco tratamientos ambulatorios antes.

¿Cuáles eran tus sustancias preferidas?
Crystal meth, heroína y crack.

Publicidad

¿Qué retos enfrentaste?
La marihuana y el alcohol eran "la norma", pero pronto me di cuenta de que quería/necesitaba más y me convertí en una consumidora compulsiva en poco tiempo. Mis amigos y mis hermanas no entendían. Tomábamos trago juntos y todos pensaban que yo iba a estar bien, incluso yo misma pensaba que iba a estar bien. Pero después desaparecía por fines de semana enteros. De un momento a otro estaba desconectada de mis compañeros y de mis hermanas. Ya no era "normal". La gente seguía pensando que iba a salir de eso, que era solo una fase. Todos desesperadamente queríamos creer eso. En el bachillerato me sentía más cómoda durante los almuerzos hablando con mi consejero que sentada con mis propios compañeros.

¿Cómo lograste mantenerte sobria en la universidad?
Era y sigue siendo una lucha constante. La mayoría de mis compañeros consumen Adderall en temporada de parciales y exámenes finales. Me da envidia a veces y comienzo a revisarme a mí misma. Pero después pienso: ¡qué increíble poder hacer todo sobria! ¡Lo logré!

Lars*, 23, Portland (Oregon)

¿Qué edad tenías cuando fuiste por primera vez a rehabilitación?
Tenía 16. Fui a un centro de rehabilitación en Gladstone, Oregon, por 28 días. Salí y recaí muy rápido (en una semana, creo). Tres meses después, regresé. Esa vez fue una expedición terapéutica en el campo que consistía en mochilear por el campo durante tres semanas en silencio, cuatro semanas de "expediciones extendidas" ( canyoning, surfeo, montar a caballo, construcción de senderos) y seis meses en un campus escolar a la intemperie. Todo esto fue en Oregon… Me obligaron a salir de mi cuarto con escoltas, contratados por mis padres.

También entré a un programa ambulatorio a los 19 porque era adicto a la heroína. El programa era un TMA (terapia médica asistida) en el cual me administraban suboxona y tenía terapia uno a uno y terapia grupal a diario.

¿Por qué empezaste tan joven?
Probé mi primer trago a los 13 años. Fumé marihuana por primera vez a los 12. Siempre estaba con los chicos más grandes y cool del colegio, desesperado por encajar. Sucumbí a la presión social. También creo que ser gay tuvo algo que ver con eso. Salí del clóset a los 14 y, aunque era aceptado por casi todo el mundo a mi alrededor, tenía muchos conflictos internos porque no me sentía cómodo conmigo mismo. Supongo que usar drogas y alcohol era una salida a esa incomodidad interna. El niño que me inició en la heroína era mayor que yo y terminó siendo mi novio. Estaba muy resentido con mis papás por decidir mandarme a rehabilitación a tan temprana edad y me sentía listo para hacer desastres con mi vida. Quería probar nuevas drogas, y él me las ofreció. Así fue.

¿Cuáles son algunos de los retos más difíciles de entrar a un tratamiento a una edad en la que no puedes ni tomar trago legalmente?
Mi relación con el alcohol y las drogas antes de la mayoría de edad fue interesante. Cada vez que veía alcohol, tomaba tanto como pudiera, tan rápido como pudiera, porque no sabía cuándo iba a poder conseguirlo de nuevo. No tenía la edad para comprarlo por mi cuenta, y el hecho de que me fuera prohibido lo volvía más tentador para mí… Fue muy fácil justificar mi comportamiento adictivo diciendo que era "señal de mi juventud" y algo de lo que iba a madurar. Me decía cosas como "No es posible que tenga un problema, ¡ni siquiera tengo edad suficiente para beber legalmente!" o "De esto se trata ser joven, en algún momento saldré de esto y no tendré problemas cuando crezca".

¿En verdad pensaste que ibas a mantenerte sobrio por siempre después de salir de tratamiento?
Aunque estoy sobrio actualmente, no lo estuve todo el tiempo durante el tratamiento. Cuando pienso en estar sobrio POR SIEMPRE, me da ansiedad y eso no me ayuda a mantenerme limpio. El programa en el que trabajo actualmente me enseña a enfocarme en el presente: "solo por hoy". Todo lo que debo hacer es mantenerme sobrio hoy. Quién sabe, de pronto me tomo algo mañana. Pero, por lo menos hoy voy a estar sobrio.

Este artículo fue publicado originalmente en Tonic, nuestra plataforma especializada en temas de salud