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Velvet Gloves: El primer gimnasio de Box en Nueva York para hombres Gay | ES | Translation

Vance Garrett y Francisco Liuzzi de Velvet Gloves Gentleman's Boxing están peleando por unir los deportes de combate y la comunidad LGBT.
Fotos por Bjorn Bolinder

Es una cálida tarde de sábado en mayo y casi tres docenas de hombres están apretados dentro de un pequeño estudio en el Clay Health Club y Spa, un lujoso centro de ejercicio en la frontera de Chelsea y Greenwich Village en Manhattan. Al pasar por el lobby, todo parece ser extremadamente blanco e inmaculado. Hay dos recepcionistas sonrientes ubicadas detrás de un escritorio largo. Hay una chimenea, una tabla de ajedrez, una mesa de masajes y una pequeña cafetería. Las palabras "Nuestro Templo es Tuyo" están empotradas en la pared junto a la entrada. Pero dentro del estudio, la atmósfera está llena de sudor y adrenalina. El fuerte choque de los guantes en las manoplas es ahogado únicamente por el pulso incesante de la música dance y los coros esporádicos de gruñidos.

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Fundado hace poco tiempo, Velvet Gloves Geltleman's Boxing es el primer y único club de boxeo en la ciudad de Nueva York que es dirigido especialmente a hombres gay. Miembros de todas las edades, pasados y habilidades técnicas se reúnen en Clay dos veces a la semana para practicar sus jabs, ganchos y uppercuts sin ser juzgados. Mientras que a lo largo de los años han aparecido una plétora de ligas deportivas aptas para LGBT en el área (futbol, basquetbol, softball, rugby, escalada, lo que se te ocurra), antes de 2013 no existía un refugio seguro para aquellos interesados en aprender el arte del pugilismo. Para muchos, el mundo del boxeo ha mantenido durante mucho tiempo una reputación de ser intimidante, excesivamente violento y obstinadamente exclusivo, percepción que Velvet Gloves espera cambiar.

"La manera en que ha sido comercializado el boxeo, parece que será muy brutal desde el inicio, que te van a golpear o que está empapado de machismo", dice Vance Garrett, productor de eventos, quien construyó Velvet Gloves junto a su entrenador personal, Francisco Liuzzi. "Cuando Francisco comenzó a enseñarme box simplemente se sintió bien. Se sintió como que era lo que mi cuerpo quería estar haciendo. Pensé, 'esto es algo que les encantará hacer a mis amigos'. No lo vi en ninguna parte en Nueva York".

"[Me pregunté], '¿Por qué no hay hombres haciendo esto?", continúa. "¿Se sienten intimidados al hacerlo? ¿Será que simplemente no quieren ir a esos gimnasios? ¿Será que nunca los han invitado a uno?"

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Aunque en 2013 Orlando Cruz se convirtió en el primer peleador profesional en declararse gay mientras seguía activo en el deporte —y atletas gay como Michael Sam y Jason Collins habían comenzado a tumbar barreras en el futbol y basquetbol, respectivamente— el boxeo de hecho ha tenido varias batallas contra la homofobia a lo largo de los años. Floyd Mayweather, que en 2015 derrotó a Manny Pacquiao en la "pelea del siglo", ha usado insultos homofóbicos en el pasado. Pacquiao, por su parte, ha hablado en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo, refiriéndose al respecto como un atentado "contra la ley de Dios".

"Aún se siente como si existiera un tabú en el mundo del boxeo contra los hombres gay", dice Garrett.

Para algunos, parte del atractivo de Velvet Gloves es trabajar activamente contra esos tabús, eliminando estereotipos que conciernen a las actividades en las que los hombres gay pueden o no sobresalir.

Nick Deutsch, un músico que vive en Harlem, visitó Velvet Gloves por primera vez en una cita. Dice que la clase lo hizo sentir más confiado al caminar por la calle —el simple hecho de saber cómo lanzar un golpe, incluso si nunca lo había hecho— y lo ayudó a demostrar algo tanto para él mismo como para otros.

"Es una de esas cosas que son como, 'déjenme hacer algo que es lo opuesto a lo que la gente piensa que puedo hacer', explica. "La mayoría de mis pasatiempos son artísticos, así que es divertido tener algo, de alguna manera, que puede ser considerado tradicionalmente más masculino, tan sólo para demostrártelo a ti mismo, incluso si es nada más te sientes como, 'Órale, puedo hacer esto'".

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Deutsch está sentado en la azotea del lugar usando lentes de sol, rodeado de sombrillas y sillas reclinables. De vez en cuando el grupo sube aquí después de clase a platicar, relajarse y tomarse una cerveza. En otras ocasiones el punto de encuentro es un bar o restaurante a la vuelta de la esquina. Velvet Gloves no es sólo un tutorial de peleas, según Garrett, sino un club social para aquellos que han sido "privados de sus derechos o desalentados por la escena social actual que existe", un lugar para conocer personas con ideas afines y para tratar nuevas cosas.

Liuzzi, que hace un rato estaba enseñando a más de 30 estudiantes cómo girar su pie y lanzar combinaciones uno-dos, se acerca y jala una silla. Es un aliado heterosexual que ha trabajado como entrenador personal en Chelsea durante más de una década y se comporta con la confianza de un atleta experimentado. Ha boxeado durante años, entrenando en el infame gimnasio Gleason en Brooklin.

"Podrías preguntarle a cualquier tipo que haya tomado esta clase en varias ocasiones, y eso será lo que responda", explica. "Probablemente nunca lo usarán, pero la idea de poder lanzar una combinación uno-dos probablemente mejor que el 95 por ciento de las personas que van por la calle es definitivamente algo que ayuda al auto-estima".

"Hay disciplina", agrega, "pero también es sexy saber cómo lanzar un golpe".

Aunque no se ha incluido el sparring al currículum del gimnasio todavía, (Garrett se asegura que los nuevos miembros sepan que nunca serán golpeados en el rostro), Velvet Gloves está lejos de ser una clase de ejercicio aeróbico. Las sesiones comienzan y terminan con una fuerte dosis de acondicionamiento —una cantidad estricta de saltos de tijera (también conocidos como jumping jacks) burpees y lagartijas— pero la base del programa es aprender a golpear y a golpear de manera correcta.

El año pasado Velvet Gloves comenzó a ofrecer clases gratuitas en espacios al aire libre cómo el High Line, el parque aéreo construido sobre una vía férrea abandonada en el poniente de Manhattan. Con espacio para más estudiantes y más clases llevadas a cabo en espacios públicos, el grupo no podrá mantenerse tan aislado.

"Lo sorprendente es que no creo que eso le preocupe a nadie en la clase. Creo que cada gay ha experimentado eso", dijo Garrett antes de comenzar el programa al aire libre. "Creo que nos vamos a ver fantásticos. En realidad sabemos lo que estamos haciendo y como grupo tenemos un año y medio de experiencia ahora. Estoy emocionado por mostrarle al resto del mundo lo que hemos estado haciendo. Es hora de sacarlo del estudio y llevarlo a espacios públicos. Estamos listos".

La expansión y exposición en realidad parece estar en sintonía con la misión de Velvet Gloves de hacer que el box sea más abierto para todos. Al final, Garrett considera que el mensaje detrás del grupo es simple: "si este es el deporte para ti, si se siente bien para tu cuerpo, si es la manera en que quieres expresarte físicamente, si es algo que te cautiva, hay un grupo de tipos en la ciudad de Nueva York que están aprendiendo el arte y eres bienvenido a unirte cuando sea el momento".