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Cultură

Historias de reuniones familiares arruinadas por imbéciles

El próximo 11 de agosto se estrena "Mike y Dave. Los busca novias", una historia de gente desastrosa especializada en tirarse los eventos familiares. A propósito de la película hablamos con cinco personas que nos contaron sus desastres familiares...

Casarse y organizar un matrimonio implica planear un montón de detalles de todo tipo: de los grandes y ridículos a los mínimos y estúpidos. Y también los que son una mezcla de todas esas categorías. Para la gente más rara y extrema, la situación es la misma con los cumpleaños, las primeras comuniones o los aniversarios. Y aunque el objetivo es que todo en el evento salga perfecto, y que cualquier imprevisto esté controlado, nunca hay forma de evitar el desastre del caspa de la familia, del tío borracho o de la prima dramática.

La cosa empeora cuando el desastroso es el novio, la esposa o la pareja del familiar invitado.

El próximo 11 de agosto se estrena en Colombia la película Mike y Dave. Los busca novias, la historia de dos hermanos —Adam Devine y Zac Efron, respectivamente— que a lo largo de los años se han encargado de tirarse sistemáticamente todos los eventos de la familia: llegan solos, se emborrachan, se ponen a levantar, se portan como idiotas y terminan arruinando todo. Su familia decide hacerles una intervención a propósito del matrimonio de su hermana ––quien se casará en Hawai–– y les piden que por una vez se porten como gente decente y lleven acompañantes decentes. La solución de ellos es poner un anuncio en Craigslist, una página para comprar y vender cosas. El anuncio se vuelve viral y al final encuentran a Tatiana y Alice —Aubrey Plaza y Anna Kendrick— un par de mujeres que parecen perfectas para lo que su familia les ha pedido. Esta historia es hoy una película, pero todo sucedió: Mike y Dave son reales y su anuncio en Craigslist los volvió a ellos y a su historia populares en muy poco tiempo. Como preámbulo a la película, recogimos varios testimonios de eventos familiares que han resultado desastrosos por culpa de alguna novia, un esposo o un ex. Aquí les dejamos las mejores historias que cinco personas nos contaron de las joyitas invitadas a las fiestas que, de paso, se las tiraron. Los nombres, por supuesto, han sido modificados.

Andrés: Los que volvieron sangrienta la navidad Era una novena en la que había varias familias reunidas. La cosa estaba organizada por un parche de amigos, pero también estaban las familias de varios de ellos: papás, mamás y eso. En un momento llegó el hijo de la dueña de la casa junto con otro amigo de los del parche, muy borrachos. Pero lo peor de todo es que llegaron con las manos llenas de sangre y cortadas de vidrio. Luego supimos que la razón fue que se pusieron a romper el vidrio de un anuncio de paradero para sacarle el Eucol. Llevaron el Eucol hasta la casa donde era la novena y lo escondieron debajo de un carro. Cuando ya estuvieron reunidos los del parche y sus familias arrancó la novena. Ya te imaginarás cómo les fue a los borrachos leyendo los gozos y cantando villancicos.

Nicolás:

El que se fugó mientras jugaba escondidas

Yo no viví la historia, pero me la repiten cada vez que pueden. Era el cumpleaños de un primo de la familia de mi mamá. Mi hermana era chiquita y quería salir a jugar. Mi papá terminó saliendo a jugar con ella, pero él realmente no quería. Mi mamá fue la que le dijo que saliera y jugara con mi hermana. Él finalmente salió, jugaron un rato y de repente mi papá le propuso a mi hermana que jugaran escondidas. Jugaron un par de veces, se encontraron, en fin. A la tercera vez, mi hermana se escondió y el man no volvió a aparecer. Mi hermana estuvo un tiempo largo buscándolo. Volvió a la casa, le preguntó a todo el mundo y mis tíos y tías salieron a buscarlo. Dos horas después de hacer la mímica ya todos intuían qué había pasado. Le preguntaron al celador y efectivamente lo habían visto salir. Eventualmente le tuvieron que decir a mi hermana que su papá no iba a aparecer. Después de eso, obviamente se arruinó la fiesta, todo el mundo terminó puteando a mi papá y él no pudo volver a arrimar a la familia por un buen tiempo. El man era un personaje, tenía un frenesí de rumba. Pero ni siquiera era toma trago ni desordenado, sólo le gustaba bailar. En el fondo, incluso en la superficie, el man es buena gente. Pero ese día seguramente tenía un evento y simplemente se abrió, se escapó y dejó a mi hermana buscándolo.

Lina:

El que invitó a una fufurufa

Era el grado de una prima, entonces teníamos una reunión familiar como en un salón comunal. Estábamos ahí con mi familia y un primo llegó después con una vieja que, pues, se veía un poco gata. La vieja llegó, se quitó el saco, y, debajo, tenía un chaleco con capota que tenía un escote que le llegaba hasta el ombligo. Claramente se le alcanzaba a ver el brasier, que era bien gala. Era una vieja muy loba, era mona peliteñida y tenía un jean de esos sin bolsillos y lleno de rotos. La vieja iba mostrando más piel que si estuviera en bola. Obviamente toda la familia empezó a secretearse y a hacer comentarios. Con mis hermanas y mis primas no lo podíamos creer, además la vieja bailaba de una forma… No era una vieja cualquiera. En ese momento mi primo nos dijo que la vieja trabajaba como en el Restrepo, vendiendo celulares. Obviamente no le creímos. Después, por años, mis primas y yo lo acosamos y le preguntábamos como "Felipe, usted llevó a una puta a la fiesta de la familia, ¿verdad?" hasta que finalmente confesó. La historia fue que había estado con la vieja todo el fin de semana y luego simplemente decidió llevársela a la fiesta de la familia. Lo chistoso es que mi primo ahora es cristiano, ya está casado y va a tener un bebé. Pero no se la hemos dejado de montar, todo el tiempo le decimos como "bueno, al menos no se casó con la puta".

Ana:

El que bañó al abuelo en whisky

Era la celebración de los 90 años de mi abuelo. Estábamos en su casa, éramos como 10 personas de mi familia, incluyendo a mi prima y a su esposo. Él estaba sentado a mi lado, tomando whisky, y estaba medio prendido. Eventualmente, el tipo empezó a molestarme. Trataba de cogerme, de abrazarme, como de pegarme. Estaba jodiendo pero estaba súper loco. En un momento, por tratar de agarrarme, tumbó una lámpara como de 100 años. Ahí todo el mundo se dio cuenta y fue como '¿Qué putas?'. Mi papá se puso bravo, se paró y me preguntó si el man me estaba molestando. Yo le dije que sí y que no me lo aguantaba más. El tipo enloqueció y empezó a gritar como un demente en la mitad de la sala. Empezó a decir a gritos: "Si les parece que yo no soy parte de esta familia pues me largo. Todos ustedes son unos hijueputas". El man tenía la botella de whisky en la mano y empezó a tirarla por toda la sala. ¡Fue un desastre! Regó whisky sobre todos los muebles de mi abuela, que además es súper fifi y tiene un montón de muebles super antiguos. Mi abuelo hace mucho tiempo tiene alzheimer, entonces no habla, no se mueve, nada. Cuando volteamos a mirarlo, mi abuelo estaba lavado en whiskey, sentado en una esquina del sofá. Ahí se acabó la supuesta reunión familiar.

Natalia:

El que terminó contratando un detective privado

Una amiga mía de toda la vida se casó y me invitó a mí y a varios amigos al matrimonio. Uno de nuestros amigos en común llegó con su novia, nos la presentó y nos contó que estaban comprometidos. Nos mostraron el anillo de compromiso y todo el rollo. Alguien a mí me había dicho que ella era un poquito celosa, o tal vez no, no estoy tan segura la verdad. El caso es que la fiesta estuvo súper chévere, todo el mundo estaba muy enrrumbado y había un montón de trago. La gente estaba muy tomada. Por ahí a la madrugada empecé a ver un poquito de rebulu, y luego me fui enterando de que mi amigo estaba peleando con su novia. Al parecer lo que pasó es que había una amiga de la novia, que estaba muy borracha, y que cogió a mi amigo. Él como que la abrazó o la cogió de alguna forma y su prometida enfureció. Le empezó a hacer reclamos, pelearon y ella comenzó a gritar. Hizo todo un escándalo. Mi amigo como que la cogió un poquito fuerte y le dijo que se calmara. La vieja enloqueció, se quitó el anillo, lo lanzó y se fue de la fiesta. Lo siguiente que vi fue a mi amigo sentado, llorando y con el anillo en la mano. Al otro día me enteré de que la cosa se había puesto seria. La vieja le terminó, le dijo que no iba a volver con él, que él le había pegado en la fiesta y que lo iba a demandar. Efectivamente lo demandó y me enteré de que él tuvo que buscar un abogado. Lo último que supe fue que el abogado contrató a un detective privado para que contactara a gente de la fiesta que testificara que la vieja era una loca y que él no había hecho nada.