Esta chef en Bogotá nos enseñó a hacer una torta vegana para Navidad

Ahora que estamos en épocas navideñas, la natilla y el buñuelo están en todo su esplendor. Cenas con pernil de pavo, ternera, o simplemente un bistec al horno con mermeladas de frutos rojos, son los manjares preferidos para comer el día de hoy. Pero, ¿qué pasa con las personas que siguen la ideología de no comer ningún tipo de carne? ¿Qué pasa con las personas que, aparte de no comer carne, no comen huevos, ni leche ni nada que tenga origen animal?

Esta ideología se llama veganismo. Su pensamiento, regido por temas nutricionales y saludables, ha llevado a sus fieles a evitar comer muchos de los alimentos que normalmente consumimos. En países donde ya se ha establecido una cultura vegetariana, como Europa, los menús vegetarianos y veganos se han consolidado como una alternativa al salir a comer. Por ejemplo, según una organización vegana y vegetariana que ya está presente en más de 6 países en el mundo, llamada Anima Naturalis, el veganismo en Alemania aumentó el 800% en los últimos años.

Los veganos consideran que esta ideología es, más bien, un estilo de vida. Aparte de no comer nada que provenga de los animales, tampoco tienen objetos que se relacionen con los animales.

Sin embargo, en Bogotá, esta es una cultura que apenas está cogiendo forma: "creo que se está expandiendo bastante porque en cada vez más lugares existe una demanda de productos saludables, que antes no eran visibles", afirma Juan Pablo González, joven de 27 años, empleado del restaurante Lú Cocina Vegana, vegano él desde hace año y medio. Sin embargo, me dice, todavía no hay mucha oferta por parte de los restaurantes locales.

Para Carolina Ávila, la decisión de seguir estos principios fue por cuestiones de salud: "llevo un año siendo vegana por un problema de articulaciones que me prohibía muchas cosas de comer… pero ha sido difícil, porque todos a mi alrededor se alimentan de mucha carne", afirma. Por eso, cuando le proponían salir a algún restaurante o a una comida familiar, le tocaba preparar cosas en su casa (casi siempre lo mismo), comérselo antes, o llevarlo en un tapper. A pesar de los obstáculos que tendría un vegano bogotano, Carolina me dice que la comida le ha mejorado su situación de salud completamente, aunque le gustaría tener más opciones de comida en la ciudad.

Esto es precisamente lo que Zarah Kravitz vio cuando se instaló en Bogotá hace 5 años. Esta nutricionista norteamericana de 33 años llegó a Colombia por primera vez a hacer un curso de Yoga en Santa Marta y, al enamorarse de un colombiano, decidió quedarse. "Cuando vi lo poco que había en cuanto a alimentos veganos en la ciudad, me tocó aprender a preparar todas mis comidas en casa", me dijo Zarah cuando la visité en su cocina. En el espacio de al lado, se ilumina la sala en piso de madera rodeada por plantas y símbolos hindúes donde ella y su pareja, Diego Bernalse, se dedican a dar clases de yoga y meditación mientras el olor proveniente del horno se abre espacio en todo el apartamento.

Ella decidió, entonces, dedicarse a cocinar lo que no encontraba por fuera y se dio cuenta de que, dentro de las posibilidades, lo que menos había en la oferta de productos veganos eran los postres. "Empecé a hacer galletas con recetas que encontraba en Internet y en las clases de yoga las repartía a todos los estudiantes, les encantaron", afirma. Así, empezó su negocio.

Leela Bakes, como nombró su negocio, es una repostería vegana donde se producen tortas de chocolate, galletas, cupcakes y barras energéticas para veganos. El nombre hace referencia a "juego divino" porque, según ella, en la cocina se puede jugar siempre y, además, hay ofrenda y agradecimiento.

Cuando le comenté a Zarah que quería darle una alternativa navideña a la comunidad vegana que no sabe dónde puede conseguir comida para este 24, no dudó en mostrarme el procedimiento de una torta vegana en su cocina.

"Para una torta vegana de Navidad necesitas harina integral, panela orgánica, bicarbonato, sal, canela, cardamomo, aceite de coco, cucharada de vainilla, cerezas, chocolate negro y nueces de brazil para la parte de arriba".

¡Manos a la obra!

Cantidades:

3 tazas de harina integral

2 tazas de panela orgánica

1/2 cucharita de bicarbonato

1/2 cucharita de sal

1 cucharada de canela

1 cucharada de cardamomo

1/2 taza de aceite de coco

1 cucharada de vainilla

1/2 taza de cerezas

1/2 taza de chips de chocolate negro

1/2 taza de nueces de Brazil

Agua

Instrucciones:

Precalienta el horno a 190 grados centígrados. Luego, incorpora los ingredientes secos y mezcla bien, con ganas.

Añade después los ingredientes, mojados, y continúa revolviendo hasta tener una masa. Asegúrate que todo esté bien mezclado y de agregar suficiente agua para que la masa esté consistente.

Posteriormente, vierte la masa en una refractaria para horno. Coge las nueces, pícalas, y ponlas en la mezcla.

"Cocinar acá es más difícil que en Estados Unidos por la altura", me dijo Zarah mostrándome el horno. Según ella, acá es necesario tener en cuenta que las medidas deben ser exactas para tener una torta elevada y consistente.

Deja la masa en el horno por lo menos una hora hasta que la torta se haya inflado adecuadamente.

Sácala luego y deja que se enfríe. Unos minutos bastan.

Luego sírvela, disfrútala, dale a los demás: es deliciosa. Feliz Navidad.