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Gracias por su preferencia sexual

Discriminación gay a la María Félix

Una actitud recurrente del ser humano es la de fingirse La Diva, con lengua de mujer mala, diciendo que se inventaron a sí mismos, que ni de chiste salen con alguien que viaje en metro al antro.

Una actitud recurrente del ser humano es la de fingirse La Diva. Van por ahí haciéndose las María Félix, con lengua de mujer mala, diciendo que se inventaron a sí mismos, que ni de chiste salen con alguien que viaje en metro al antro o que no pueda darle regalos de marca. Pueden ser bugas, bisexuales, gays, travestis o transexuales. Pueden ser con la fachada masculina o femenina. Incluso los hay asexuales porque en su vida no les interesa la sexualidad, sino la escalera clasista: estar arriba de otros gracias al menor esfuerzo mientras ejercen la discriminación total, que puede ser racial, generacional o económica.

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Como personaje, los gays a la María Félix me encantan. Son rápidos para atacar o defenderse, tienen la virtud de ser alcancías de datos sin importancia vital como los colores de la temporada primavera-verano del Y2K. Sin embargo, de vez en cuando me topo con algo que en realidad me confunde: en verdad ellos terminan creyendo sus propias mentiras en donde su mundo está lleno de coches de colección y casas de descanso en zonas turísticas. Siempre tienen un médico millonario o un afamado heredero detrás de sus huesitos. Aunque, mientras tanto, no traen nada en el bolsillo más que una incontable ambición.

Un fenómeno LGBT que ocurre con bastante frecuencia y en las redes sociales es la discriminación: insultar como heterosexuales que creen que su preferencia sexual es la única que debería reinar. Se trata de homosexuales homofóbicos. En la psicología lo llaman homofobia internalizada, en la cual estos gays en personaje de María Félix hacen sujeto de mofa, grilla o violencia a los mismos gays, bisexuales, lesbianas o trans. Comienzan con pequeños comentarios que terminan por afectar a los demás. Mediante el acto de devaluar a otros homosexuales, este gay adopta una supuesta posición superior en cuanto a lo físico, lo mental o las cuestiones materiales y económicas.

La homofobia internalizada refleja un complejo de inferioridad, sentimientos de vergüenza y culpa, baja autoestima y conductas autodestructivas. De esta forma, una notable cantidad de gays (no estoy generalizando) tiene una lista de deseos que los hace aparentar condiciones socioeconómicas que no poseen, volviéndolos personas falsas, incluso olvidándose de que son personas antes que una sexualidad. No son personas que estudian, trabajan o tienen una familia, sino gays que representan un personaje para dejar a todos boquiabiertos.

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Ciertamente vivimos en un mundo clasista, a pesar de todas las carencias y desigualdades en que se vive de una zona a otra en México. Estas Marías Félix no son culpables de proyectarse mediante ese personaje. Puedo decir que éste es el resultado de ciertas situaciones inherentes a la biografía de cada uno, pero que son compartidas por las creencias de una burbuja mental en donde la familia, la religión, los medios de comunicación y la intolerancia social han desgarrado la capacidad individual de ser nosotros mismos. ¿Qué hacer cuando uno se enfrenta a estos personajes? Tomarlos como memes vivientes. Porque al final son sólo eso: personajes copiados de otra ficción.

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@OscarDavidLopez